Nínive, el patriarca Sako en los pueblos que han sido liberados del ISIS: “Estas tierras son cristianas” (FOTOS)
Una visita de 12 horas a seis localidades y cubriendo más de 200 km, es fuente de “tristeza y sufrimiento”, pero también de “gran esperanza”. El objetivo es lograr la “reconstrucción” de los pueblos y el regreso de los refugiados. Pero primero es esencial que el lugar se vuelva seguro. El agradecimiento a los generales y soldados que condujeron la ofensiva. Un nuevo llamado a la paz y a la unidad.
Erbil (AsiaNews) - Una visita cargada de “tristeza y sufrimiento” por la destrucción que ha provocado el Estado islámico (EI), pero también de “gran esperanza” y de un sentimiento de “espera”, aguardando el retorno inminente y el inicio de una “nueva reconstrucción”. Es lo que cuenta a AsiaNews el patriarca caldeo, mar Louis Raphael Sako, tras haber visitado las localidades de la Llanura de Nínive que rodean Mosul, y que días atrás fueron liberadas por el ejército iraquí y las milicias Peshmerga kurdas. En algunos de estos pueblos, las campanas de las iglesias han vuelto a sonar por primera vez después de más de dos años.
Para el primado caldeo, la visita es también una “señal importante” de cara a los fieles, al país y a la comunidad internacional: “Estas son nuestras tierras –afirma- las tierras y aldeas cristianas. Nuestra presencia está ligada a estos lugares, y volveremos aquí apenas las condiciones lo permitan”. Y es también por esto que “es importante no emigrar, sino quedarse aquí, en nuestra tierra”.
El patriarca caldeo, junto al obispo auxiliar de Bagdad, Mons. Basilio Yaldo, y a un grupo de sacerdotes y fieles, visitó ayer algunas pequeñas ciudades cristianas de la Llanura de Nínive, que días atrás fueron liberadas, en el marco de la ofensiva emprendida para reconquistar Mosul, bastión yihadista en Irak. La delegación hizo escalas en Bartella, Karmles, Qaraqosh, Teskof, Baqofa y Btnaya.
Los habitantes tuvieron que abandonar estas tierras a toda prisa en el verano del 2014, llevando sólo lo puesto, ante el avance y las amenazas de los yihadistas, que tuvieron al área jaqueada durante más de dos años. La mayoría de los refugiados vive en centros de acogida y en viviendas que son alquiladas por la diócesis de Erbil, en el Kurdistán iraquí; sin embargo, la esperanza que todos comparten es poder regresar a sus pueblos en breve.
Un viaje que “ha durado más de 12 horas y en el cual hemos parado en seis pueblos” cuenta mar Sako a AsiaNews, y en el que se llegó a estar “a dos kilómetros de Telkief”, donde todavía están en curso los combates para la liberación del área. “Hemos rezado en cada iglesia por la paz y la estabilidad de la región” y nos hemos “encontrado con los generales” que están conduciendo la campaña militar contra el Estado islámico”. “Les hemos dicho que han sido muy valientes”- agrega.
Han sido precisamente los altos mandos del ejército iraquí y de las milicias Peshmerga quienes “han vuelto a colocar las cruces en las iglesias” -que en los últimos dos años fueron devastadas por los yihadistas de Daesh [acrónimo árabe para EI]- y “lo han hecho con orgullo”. Se trata de militantes sunitas, chiíes, árabes y kurdos que “definieron mi visita a la zona como un honor”, algo que también es “fuente de esperanza”. Por mi parte, agrega, “quiero agradecerles por el trabajo que están haciendo” y “les auguro muchas victorias y la liberación final de Mosul”.
Los militares, prosigue el primado caldeo, “nos han acompañado a lo largo de un trayecto de más de 200 km” en los cuales “hemos recorrido calles destruidas” y afrontado “grandes riesgos”. “Soy conciente del hecho de que hemos dado un paso muy peligroso –subraya- pero ser pastor también requiere de coraje. El mensaje que he querido dar es… Estas son ‘nuestras tierras’ y estamos dispuestos a regresar. Quisimos recordar a todos nuestra presencia y espero que, en un futuro próximo, haya también otros obispos que vayan a visitar la zona”.
Mar Sako afirma que, durante la visita, no tuvo miedo, sino una “tristeza y sufrimiento” por los bombardeos, por la devastación, por la destrucción de centros y de viviendas y por “la profanación de las iglesias por parte del Estado islámico”. Los yihadistas “han quemado todo, han demolido las cruces y han dejado escritas leyendas injuriosas y amenazas contra los cristianos”. Los daños provocados por las bombas son de larga data, agrega el patriarca caldeo, pero los daños a los lugares de culto “son mucho más recientes, probablemente fueron realizados antes de huir”. Sin embargo, sigue estando “la esperanza y la voluntad –confirma el prelado- de reconstruir una vida y una comunidad” que vive en el área desde hace milenios.
Un elemento que ha “impactado” a mar Sako es “la cantidad de túneles excavados bajo tierra”, algunos de los cuales “atraviesan incluso iglesias”. “Se trata de kilómetros de túneles –refiere sorprendido- y me pregunto cuánto dinero y cuánto trabajo se requirió para hacer todo esto- y cuál es el sentido que tuvo”.
Como conclusión de la visita, el patriarca caldeo renueva el llamado que ya fuera lanzado por él anteriormente, al referirse al desminado del territorio, de los campos y de las viviendas, para limpiar el área de todos los artefactos que fueron diseminados por los yihadistas antes de abandonar el área. “No hemos podido visitar algunos sectores –explica- porque aún hay artefactos explosivos diseminados. Por eso, es muy importante limpiar el territorio, es un elemento básico para que se pueda retomar la vida” en el lugar.
Los sucesos militares, agrega mar Sako, son “muy importantes” y han sido recibidos “con alegría y tremor” por la comunidad cristiana iraquí, y en particular por los desplazados que se encuentran en Erbil y en el Kurdistán iraquí, con quienes “me he reunido en estos días”. Las victorias “son un signo de unidad entre los iraquíes, y esperamos que esta unidad de intentos siga estando luego de que Mosul y toda la Llanura de Nínive sean liberadas por completo. La unidad es esencial para nuestro futuro”.
Por último, en la noche anterior a la visita a los pueblos de la Llanura, el primado caldeo celebró la primera oración ecuménica en Erbil, “por la paz y la liberación” de la Llanura de Nínive”. En la celebración, que se llevó a cabo en la iglesia de María Madre del Perpetuo Socorro en Ankawa, estuvieron presentes el patriarca de la Iglesia asiria de oriente, mar Gewargis III, junto a sacerdotes, hermanas, religiosos y muchísimas personas “entre las cuales también hubo musulmanes”. El primado caldeo al final lanzó la propuesta de declarar al 2017 como “Año de la paz” en Irak, para favorecer la reconciliación nacional y prevenir el peligro de ulteriores guerras y divisiones (DS)
17/12/2016 13:14
01/09/2021 15:28