Néguev: el gobierno israelí está demoliendo aldeas y vende tierras beduinas a los colonos

El último caso ocurrió en Umm al-Hiran, que fue completamente demolida para construir la ciudad judía ortodoxa de Dror, recién fundada. Una parte de los lotes se concedió a precios irrisorios a los miembros del grupo religioso sionista de Garin Torani. Advertencia de Peace Now: con el gobierno de Netanyahu-Smotrich-Ben Gvir, cada semana se aprobarán nuevas viviendas en los asentamientos.

Jerusalén (AsiaNews) – El gobierno israelí está "vendiendo" a precios irrisorios parte de las tierras que históricamente pertenecían a los beduinos del desierto del Néguev - después de haber arrasado algunos pueblos hasta los cimientos - y entregándolas a colonos provenientes de Cisjordania. Según el diario israelí Haaretz, entre los principales beneficiarios se encuentran miembros de Garin Torani, un grupo religioso sionista del asentamiento (academia) de Eli, al norte de Ramallah, a quienes las autoridades adjudican codiciados lotes a precios comparables a los de un coche usado. Algunos cientos de metros cuadrados se pueden adquirir por una suma en shekels equivalente a una cifra entre 3.500 y 19.000 dólares, y sin necesidad de licitación, mientras que a precio de mercado se pagaría al menos 83.000 dólares por un lote similar. Sin embargo, esta oportunidad de compra se les niega a los beduinos desplazados, a quienes no se reconoce el estatus de "residentes locales" y, por el contrario, se les traslada por la fuerza a una localidad beduina de la zona. Sólo en casos excepcionales se les permite adquirir parcelas pequeñas, mucho más pequeñas que las propiedades originales, pero a valor de mercado.

Antes de la creación de Israel en 1948, en el desierto del Néguev vivían aproximadamente 92.000 beduinos, pero sólo 11.000 quedaron dentro de las fronteras de Israel después de la guerra árabe-israelí de 1948. Muchos viven en aldeas no reconocidas, carentes de planificación y de servicios básicos como agua corriente, alcantarillado y electricidad. Muy pocos de ellos tienen acceso a refugios antiaéreos o antimisiles (la única víctima del ataque iraní de principios de abril del año pasado fue una niña beduina) y la mayoría se niega a ser reasentada y, por esa razón, enfrenta grandes dificultades en la sociedad israelí. En este momento son cerca de 300.000, la mitad de los cuales viven en ciudades y la otra mitad en aldeas no reconocidas por Israel.

Israel reanudó recientemente la construcción de nuevos edificios en la recién fundada ciudad judía ortodoxa de Dror, que se levanta sobre las cenizas de la aldea beduina de Umm al-Hiran, que nunca había sido reconocida en la planificación urbana y fue demolida en noviembre. Un mes después, el 29 de diciembre, se cerraron dos licitaciones que llevó a cabo la ILA (Israel Land Authority) para la construcción de la futura aldea, cerca de Meitar y Hura.

A varios empresarios se les han adjudicado concesiones para la construcción de 620 unidades de vivienda, por un precio total de 40 millones de shekels (poco menos de 11 millones de dólares), y costos de desarrollo de 108 millones de shekels (29,5 millones de dólares). Posteriormente se cerró la licitación para 36 viviendas unifamiliares, con un precio por cada parcela de terreno de 303.000 shekels (unos 82.000 dólares) para una vivienda unifamiliar. A esto se suman los costos de construcción y los beneficios del empresario, en base a precios que se consideran razonables.

Sin embargo, en 2023 y 2024 hubo tres adjudicaciones sin licitación por parte de la Autoridad de Tierras de Israel para comprar lotes para construcción privada en esa misma futura comunidad, a precios completamente diferentes. Se dio prioridad a los compradores “locales”, definidos de la siguiente manera: miembros de la Academia Rabínica de Eli en Cisjordania, que fundaron un garin torani, o residentes del Consejo Regional de Tamar. De esta manera, sin licitación, los miembros de la Academia Eli recibieron 115 de los 345 lotes de hasta 740 m2 a un precio irrisorio (o simbólico), de entre 13.000 y 70.000 shekels, expulsando a los beduinos que se habían asentado en la zona en los años '50 del siglo pasado, y que, en 2015, también habían obtenido mediante sentencia judicial el derecho a vivir en la zona y ser evacuados sólo a cambio de una parcela de tierra de sustitución acordada.

Todo esto ocurre mientras el Higher Planning Council (HPC) se reunió hoy por sexta semana consecutiva para dar luz verde a la construcción de nuevas unidades habitacionales en asentamientos judíos en Cisjordania: 448 solo en la sesión de hoy. Bajo el actual gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu (y el dúo de aliados de extrema derecha Smotrich-Ben Gvir), la construcción de asentamientos ha alcanzado niveles sin precedentes. En 2023, el Consejo aprobó 12.349 unidades de vivienda, un máximo histórico. A esto le siguieron 9.884 unidades aprobadas en 2024. Según los activistas de Peace Now, el cambio a reuniones de planificación semanales implica tanto una "normalización del proceso” como una “intensificación de la construcción de asentamientos”.

Si se aprueban los de hoy, en seis semanas se alcanzarán las 2.377 unidades de vivienda. A este ritmo, 2025 podría establecer nuevos récords, con proyecciones que superan las 1.500 unidades mensuales. “Las reuniones semanales - explica la ONG en una nota - indican un intento de normalizar la planificación de los asentamientos con el objetivo de maximizar las aprobaciones de las unidades habitacionales, minimizando las críticas públicas e internacionales” según una lógica de anexión que constituye una “crisis política y de seguridad”