Myanmar, los periódicos "de luto" por la detención de un periodista

Zaw Pe, de la Voz Democrática de Birmania, fue condenado a 1 año de cárcel por cargos falsos. En realidad investigaba los fondos (japoneses) para la educación. Y las primeras páginas de la prensa independiente aparecen en negro para los lectores. La cuestión de la libertad de la prensa está cada vez más presente en la opinión pública de Birmania.

Yangon (AsiaNews / Agencias) - En un caso raro de una protesta pública, una buena parte de la prensa impresa birmana no gubernamental apareció ayer con la primera página de en negro para exigir la liberación de los periodistas encarcelados en los últimos días y condenados a varios meses de cárcel "sobre la base de la política". El último en orden de tiempo es Zaw Pe, que fue condenado el pasado abril 7 a 1 año de prisión por varios cargos, entre ellos "perturbar un funcionario público". Sus colegas y varios grupos de derechos humanos ahora están exigiendo su liberación inmediata.

El periodista labora en el Democratic Voice of Burma: La detención se produjo después de una visita al Departamento de Educación del distrito de Magwe para investigar un nuevo proyecto educativo financiado por Japón. La investigación ha provocado la ira de los funcionarios locales - que según algunas fuentes han utilizado incorrectamente los fondos para los estudiantes - y condujo al arresto de Zaw. En la primera página de su periódico se ha impreso: "El periodismo no es un crimen".

El caso ha reabierto el debate sobre la libertad de prensa en Myanmar, que ha comenzado recientemente un proceso de democratización después de la eliminación de la última junta. El nuevo gobierno ha optado por "suavizar" la posición de sus predecesores y, al hacerlo, él producto obtenido ha sido la reanudación de la ayuda humanitaria y el levantamiento de las sanciones comerciales. Pero esta distensión se conecta directamente a la actitud del ejecutivo en relación con los derechos humanos de los diversos grupos étnicos de Birmania. Varios grupos separatistas han acusado en repetidas ocasiones al Gobierno de utilizar "gas tóxico" en contra de ellos, pero no ha podido presentar pruebas.

Los periodistas son vistos como una amenaza por el gobierno actual, que intenta por todos los medios presentar una sola cara al mundo exterior tratando de ocultar la represión étnica y la corrupción de la dirigencia. A pesar de que el año pasado Yangon ha concedido a la prensa libre reanudar sus actividades después de décadas de censura estatal, las ráfagas de arrestos y condenas en los últimos días han aumentado los temores de una nueva ola de represión.