Murió el Prof. Anatolij Krasikov, el relator del renacimiento religioso de Rusia
Fue una de las personalidades más influyentes en el pasaje de la Unión Soviética a la Rusia Federal. Trabajó 37 años en la agencia Tass; fue el primer corresponsal soviético acreditado en la Oficina de Prensa vaticana. Defendió la libertad religiosa en la Rusia de Yeltsin, sin privilegios para ninguna confesión.
Roma (AsiaNews) - En la noche del 21 de mayo, en Moscú, a la edad de 88 años desapareció de este mundo el Prof. Anatolij Krasikov, uno de los testigos más ilustres del pasaje del la Unión Soviética a la Rusia y gran relator del renacimiento religioso del país.
Por años, fue director de la Oficina de prensa de la presidencia de Boris Yeltsin y desde 1996 hasta 2016 guió el Centro de estudios de problemas de religión y sociedad en el Instituto de Europa de la Academia de Ciencias de la URSS. También se desempeñó a cargo de la sección rusa de la Asociación Internacional para la Libertad religiosa.
Anatolij Krasikov nace en Moscú el 3 de agosto de 1931. En 1954 se gradúa en Historia en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, (MGIMO) la mítica “fábrica de espías” y colaboradores de la KGB en tiempos de la URSS. Su especialización: “historiador experto en cuestiones internacionales”. Al año siguiente asiste a cursos de especialización para el conocimiento de lenguas extranjeras, y se convierte en intérprete de la lengua italiana, que llega a conocer a la perfección.
Durante 37 años trabaja en la agencia de noticias Tass, la más oficial del régimen soviético en lo que atañe a cuestiones internacionales, pero no solo en ese campo. Entre 1959 y 1964 es corresponsal oficial de Italia y del Vaticano, y es en este rol que da a conocer los hechos del Concilio Vaticano II a todo el mundo soviético, con los límites impuestos por las circunstancias. Fue el primer corresponsal soviético acreditado por la Oficina de Prensa vaticana, y condujo la sede de Tass en Roma. A partir de 1966 comienza a conducir la sede de París y en los años ‘70 se convierte en uno de los principales directivos de la agencia en Moscú.
En 1990 figura entre los primeros que buscan orientarse sobre los cambios del régimen, y el fin de la era soviética. En aquél año defiende una disertación doctoral en la Academia Soviética de Ciencias Sociales, sobre el tema “España en las relaciones internacionales desde 1945 hasta 1989: evolución del enfoque en política exterior”. Entre 1992 y 1996, los años de los grandes virajes políticos, sociales y culturales, Krasikov trabaja en la administración del gobierno de Yeltsin, como director de comunicaciones y secretario responsable de las relaciones con las asociaciones religiosas, por parte del presidente de la Federación Rusa.
En aquellos años se reconstruyen las iglesias y se registran las parroquias según las nuevas leyes, la más liberales de toda la historia rusa. Anatolij Krasikov es reconocido como uno de los asesores más confiables para todos los círculos: ortodoxos, católicos, protestantes, musulmanes, sin hacer ninguna discriminación hacia pequeñas comunidades que varían en su enfoque religioso. No se limitó a ser funcionario: presente en las conferencias y en las ceremonias religiosas, disponible al vínculo personal y a la participación en numerosas manifestaciones y publicaciones comunes, capaz de observaciones críticas, pero también de un aliento sincero. Un gran amigo, un hombre carente de prejuicios, uno de los pocos capaces de quitar cualquier barrera.
Tras su retiro en 1996, continúa guiando con pasión y alto nivel académico el Centro de Estudios de Religión, interviniendo en toda ocasión para defender la libertad religiosa, en una Rusia que vuelca nuevamente a una selección entre las religiones buenas y malas. Fue uno de los periodistas más autorizados de Rusia, miembro del colegio de redacción de la revista de información analítica “La religión y el derecho” y uno de los directivos del Instituto Teológico de San Filareto, que figura entre los más prestigiosos de Moscú.
Krasikov también dejó muchos recuerdos en libros y en tantísimos artículos escritos por él, tanto en ruso como en otros idiomas. Al leerlos, se entiende lo que es vivir con sincero entusiasmo el fin de una era que parecía invencible, y el inicio de otra que, todavía hoy, sigue en manos de las personas y de su libertad.
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