Moulvibazar, Jubileo de Oro de los Oblatos de María, al servicio de las tribus y los migrantes

de Sumon Corraya

Una solemne eucaristía dio inicio a las celebraciones por el 50º aniversario de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en el país. Al servicio asistieron dos obispos, sacerdotes y unos 500 fieles. Hoy la comunidad cuenta con 31 sacerdotes, presentes en tres diócesis y siete parroquias. Cómo colaboran en la enseñanza.

Moulvibazar (AsiaNews) - Hace 50 años que dan testimonio del Evangelio en una nación cuya población mayoritaria es musulmana. Prestan especial atención a las poblaciones tribales y a los migrantes, y ayudan a los jóvenes aspirantes a sacerdotes para que puedan estudiar en el seminario nacional. Esta es la labor de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI) en Bangladés, que inauguraron su Jubileo de Oro con una solemne celebración eucarística. La cita fue el 29 de julio en la parroquia de Lokhipur, en Moulvibazar, en el noreste del país. A la misa asistieron unos 500 fieles, numerosos sacerdotes y dos obispos, lo que confirma la importancia del acontecimiento.

La misión de OMI dio sus primeros pasos en Bangladés el 29 de julio de 1973 tras un "acuerdo" entre el ex arzobispo de Daca, Mons. Theotonius Amal Ganguly, el provincial de la época, P. Lucian Schmitt, y el P. Dalston Forbes, responsable de Asia. Como explica a AsiaNews el padre Ajit Victor Costa, actual superior de OMI en el país, una de las tareas iniciales fue la enseñanza en el seminario mayor de Bonani y la formación del clero local, además del trabajo pastoral en las parroquias, entre los fieles de habla inglesa.

Si antes había muchos sacerdotes extranjeros, hoy la mayoría son locales. Hay 31 sacerdotes activos en Bangladés: dos son de origen indio, mientras que otros seis cumplen su misión en el extranjero. Hoy, la orden también puede presumir de su primer obispo: se trata de mons. Bejoy N. D'Cruze, actual arzobispo de la capital y presidente de la Conferencia Episcopal de Bangladés. En el pasado, el principal reto para los primeros misioneros de OMI era poder adaptarse a las condiciones del país, mientras que hoy el mayor problema es "conseguir los fondos para continuar la labor pastoral", explica el padre Costa.

Han pasado cincuenta años desde que se instaló la primera misión: hoy, los sacerdotes se desempeñan en siete parroquias de tres diócesis diferentes, dirigen dos institutos, unas 40 escuelas primarias y dos seminarios. "La mayoría de las parroquias", recuerda el padre Costa, "están en zonas remotas, donde vive la población tribal" y donde las necesidades son aún mayores. "A través de la oración y la enseñanza, transformamos sus vidas. Somos testigos y anunciamos con nuestra vida el Evangelio", contribuyendo "a la formación del clero local". También luchamos para garantizar que se respete la "dignidad" de la población mediante una remuneración justa por el trabajo realizado y el respeto de sus derechos. El Jubileo de Oro, concluye, es también una oportunidad para "repensar la misión y las actividades" al servicio de la Iglesia local.