Moscú invita al Líbano a participar en los coloquios sobre Siria, en Astaná

El próximo encuentro tripartito (Moscú, Teherán y Ankara) está previsto en el mes de julio y se centrará en el tema de los refugiados. Analistas y expertos hablan del éxito diplomático para el país de los Cedros, uno de los más expuestos a la emergencia. La presencia de Beirut es “prioritaria” para la gestión de la cuestión de los refugiados.

Beirut (AsiaNews/Agencias) - Rusia le ha solicitado al Líbano que participe en los próximos coloquios de Astaná, previstos para el mes de julio y centrados sobre la cuestión de la guerra en Siria. Durante el encuentro, se afrontará, en particular, el problema de los prófugos y refugiados. La invitación oficial se realizó hace pocas horas, en el marco de una visita a Beirut de Alexander Lavrentiev, el enviado especial a Siria del presidente Vladimir Putin, y del viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Verchinine.

Los analistas y expertos comentan la gran victoria diplomática para el país de los Cedros, que estará presente en los coloquios que están siendo organizados (desde hace tiempo) por Rusia, Irán y Turquía -ubicados en frentes opuestos del conflicto- en la capital de Kazajistán, para hallar una solución duradera a la guerra. La invitación a asistir al encuentro, agrega la fuente, es al mismo tiempo un “reconocimiento” del rol “prioritario” que el Líbano desempeña en las decisiones inherentes a la cuestión de los refugiados.

La delegación rusa ha prometido a la cúpula de gobierno libanés que hará todo lo que esté a su alcance para resolver el problema, partiendo de la premisa de que los coloquios de Astaná apuntan a favorecer el diálogo entre Damasco (sostenida por rusos e iraníes) y la oposición (cercana a Turquía). Se trata de un proceso paralelo a los coloquios de paz que lleva adelante la ONU en Ginebra y que no goza del aporte de los Estados Unidos. De hecho, para la Casa Blanca, Astaná supone una duplicación inútil, que arriesga obstaculizar la labor de las Naciones Unidas.

Sin embargo, Beirut aceptó de buena manera la invitación rusa, considerando que la emergencia desatada por los refugiados (casi dos millones en plena crisis, frente a una población de 4,4 millones) es uno de los desafíos más importantes que afrontar para la supervivencia del país. El enorme flujo proveniente de Siria arriesga hacer colapsar el sistema social y económico, impactando en las infraestructuras de manera insostenible.

Por otro lado, los analistas y expertos advierten el riesgo de un aumento de la radicalización entre aquellos que son alojados en los centros de acogida, en condiciones de absoluta precariedad. Fuentes del Banco Mundial afirman que la crisis siria habría empujado a cuando menos 200.000 libaneses por debajo de la línea de pobreza, sumándose al millón existente.

En el ambiente institucional de Beirut se recuerda que el 80% del territorio sirio ya no está en guerra y que es esencial hallar una solución a la crisis. Aún así, hasta ahora, la comunidad internacional se ha mostrado poco interesada en la emergencia libanesa, insistiendo en la necesidad de una solución política antes de proceder a la repatriación de estas personas, y manteniendo el “retorno voluntario” como criterio de aplicación para todos los casos.