Moscú advierte a los medios: nada de caricaturas de carácter religioso

de Nina Achmatova

Según las autoridades, ofenden los sentimientos de los fieles y pueden violar la ley contra el extremismo. Mientras tanto en Chechenia, Kadyrov convoca a una gran manifestación popular contra las caricaturas y advierte: "Nuestra paciencia no es infinita".

Moscú (AsiaNews)- Ninguna prohibición, pero sí fuertes recomendaciones a "no publicar caricaturas sobre temas religiosos" llegaron, el 16 de enero, de parte de la agencia federal para control de los medios, la Roskomnadzor. Después que por varios días se hablaba de "prohibiciones" emitidos por algunos funcionarios regionales de la agencia, Moscú precisó "que si bien expresando solidaridad a todos los adversarios de todo tipo de extremismo y terrorismo", se pide a los medios de la Federación rusa que "no publiquen caricaturas que puedan violar la ley". La referencia, como se lee en la nota publicada por Roskomnsdzor, es la "ley sobre los medios" y aquella "contra las actividades extremistas". Las autoridades explican que desde siempre- y no sólo después del estrago a la redacción del semanario francés satírico Charlie Hebdo- caricaturas sobre temas religiosos pueden resultar "ofensivas y humillantes" para los fieles y ser calificadas como "instigación al odio étnico y religioso". Así, la "Agencia de las noticias negocios" de san Petersburgo tuvo que cancelar de una de sus páginas la foto de la última tapa del último número de Charlie Hebdo, que presenta justamente una viñeta sobre Mahoma.

Después de los atentados de París, en Rusia pocos se manifestaron a favor de la "libertad" de publicar viñetas con sujetos relacionados con la religión. En la Federación, un crisol de religiones y etnias, los musulmanes representan entre el 7 y 1l 10% de la población; la segunda comunidad, después de los ortodoxos. Algunas regiones, como Tatarstán o el Cáucaso del Norte, son además de mayoría musulmana.

Por otro lado, una parte de rusos medios son fuertemente xenófobos y nacionalistas, y por la otra parte está un número creciente de electores fieles al islam, el Kremlin sabe muy bien que el país está sentado sobre una bomba de tiempo. En los últimos 15 años, Rusia sufrió diversos atentados terroristas de matriz islámica, ligados a grupos extremistas del Cáucaso; la integración, en las grandes ciudades como en la provincia, representa una de las temáticas más delicadas, y más de una vez por peleas entre las diversas etnias se desencadenaron verdaderas y propias batallas campales de guerrilla urbana.

Las autoridades centrales permanecen cautas, tanto más que el concepto de "libertad de expresión"- que llenó las páginas de los medios occidentales- en Rusia es más bien un argumento resbaladizo. En los medios oficiales, se prefirió leer el ataque a Francia como el "normal" complot americano para dañar a Moscú, pero que esta vez tomó como blanco al presidente Hollande, reo de haber propuesto una disminución al régimen de sanciones contra Rusia por los acontecimientos de Ucrania.

Y es así que de Moscú ninguno, hasta ahora comentó la iniciativa del líder checheno, raman Kadyrov de realizar- con los líderes musulmanes locales- una gran manifestación de protesta el 19 de enero, contra las caricaturas del profeta Mahoma. Acusado por los defensores de los derechos humanos de haber instaurado en Chechenia la sharía- con el tácito consentimiento de Moscú- Kadyrov también advirtió: "No permitiremos a nadie que ofenda al Profeta, aún a costo de la vida. Los musulmanes rusos no tienen una paciencia infinita".