Moscú, la Iglesia ortodoxa y el domingo de la Adoración de la Cruz

de Vladimir Rozanskij

En Oriente, el término "adoración" se utiliza exclusivamente para referirse a la cruz de Cristo. La homilía del starets Ioann Krestjankin, quien durante muchos años fue el higúmeno del único monasterio masculino permitido por el gobierno ateo soviético. Las manifestaciones y el Apocalipsis.

Moscú (AsiaNews) - Mientras los católicos celebran el Triduo Pascual, la Iglesia ortodoxa concluye la segunda semana del Gran Ayuno cuaresmal, que culmina con el tercer domingo de Krestopoklonnaja (en ruso) o de la "Adoración de la Cruz". En Oriente, al no existir el culto eucarístico, el término "adoración" se refiere únicamente a la cruz de Cristo. El uso de la palabra "veneración" se reserva para los iconos sagrados.

En la página web del Calendario Litúrgico ortodoxo, el Patriarcado de Moscú propone meditar una homilía del santo starets Ioann (Krestjankin, foto 2), quien fue higúmeno del monasterio de las Cuevas de Pskov durante los largos años de la opresión atea soviética. A pesar de todo, él logró transmitir la verdadera espiritualidad ortodoxa en el único monasterio masculino permitido por el régimen de aquel entonces. Ioann murió en 2006, y pudo bendecir el renacimiento religioso en Rusia.

En una de sus homilías de Cuaresma, el starets recordó las palabras de la liturgia: "¡Venid, fieles, adoremos el Árbol de la Vida!” A través de los siglos, el Gólgota se ha acercado a nosotros, invadiendo nuestra conciencia con el recuerdo de su camino de salvación. Porque allí se levantó la Cruz, que es la escalera al cielo, y en la Cruz adoramos a quien dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). El madero vivificante de la Cruz -la Cruz de Cristo- es plantado en el corazón de la tierra por el amor de Dios a los hombres. De esta manera, la cruz de la condenación -el árbol del conocimiento del bien y del mal, que el hombre tomó para sí al desobedecer el mandato divino- deviene un instrumento de salvación, con el que abrir de par en par las puertas del Paraíso".

Recordando los sufrimientos de Cristo y los de toda la humanidad, el padre Ioann recordó que "todo hombre hereda, desde su nacimiento, la cruz de sus antepasados, la lleva indefectiblemente hasta el final de sus días terrenales. De hecho, la tierra es un lugar de exilio y llanto, lleno de sufrimiento y dolor". Aceptar la cruz significa tomar conciencia de uno mismo, ya que "cada hombre, en su experiencia de vida, debe llevar su propia cruz". Hay muchas cruces, pero sólo la mía puede ayudarme a curar mis heridas, si la llevo con la ayuda de Dios, que me la ha impuesto. No construyamos cruces artificiales, vayamos por el camino marcado, no busquemos el sufrimiento inútil, aunque sea con la mejor intención. Sólo así podrás unirte a la Cruz de Cristo, no creas en el gran engañador".

Los sacerdotes rusos tratan de transmitir el gran mensaje del starets Ioann exhortando a los fieles -especialmente a los más jóvenes- a tomar el camino de la ascesis. Intentan así preservar a Rusia de los malentendidos provenientes de las protestas y las pretensiones -en una clara alusión a las manifestaciones contra las autoridades, que se han sucedido en los últimos meses. Un joven seguidor de Krestjankin, el padre Konstantin Belyj de Pskov (foto 3), concedió una entrevista a un canal local. En ella habló de cómo prepararse para el Domingo de la Cruz, y sus palabras tuvieron una gran repercusión: anunció "el inminente Apocalipsis".

Según el padre Konstantin, "el verdadero cristiano es un soldado, que tiene la capacidad de movilizarse espiritualmente. Empieza la guerra, cierran las tiendas, empiezan las luchas por la comida, entonces llega el hambre para todos... pero el cristiano está acostumbrado al ayuno, para él es normal renunciar a la comida y a las comodidades".

El sacerdote comparó los cataclismos modernos, como la pandemia, con los 900 días del asedio nazi a Leningrado, durante la Segunda Guerra Mundial: "en aquel entonces, entre los verdaderos creyentes, la tasa de mortalidad era mucho menor, porque las raciones de comida del asedio eran más ricas que las del ayuno cuaresmal". El Metropolitano de Krasnoyarsk, Panteleimon (Kutovoj, foto 4) también insistió en la analogía bélica del ayuno: "Es mejor buscar la muerte, que ser dominado por el enemigo y por el miedo... no cedamos a las fascinaciones de las protestas, defendamos la Patria que nuestros padres nos dejaron como herencia".

Los sufrimientos del pasado junto con las contradicciones del presente, fuerzan a los rusos a buscar la Verdadera Cruz que revela el rostro de Cristo, pero sobre todo, como repitió Ioann Krestjankin, el verdadero rostro del hombre.