Monseñor Sabbah cumplió 90 años: 'Quien gobierna, ¿sabe lo que es amar?'
El Patriarcado Latino celebró en Nazaret al pastor emérito, a quien Juan Pablo II eligió como primer líder árabe de esta comunidad. Su mensaje: "Pido a Dios miradas nuevas que vean a Dios y al hombre, vean la paz perdida y sepan que la seguridad sólo existe en el corazón de las personas". Pizzaballa: "Una voz de verdad y esperanza. Su visión sigue siendo una guía para Jerusalén".
Jerusalén (AsiaNews) - El Patriarca emérito de Jerusalén, Mons. Michel Sabbah, cumplió ayer 90 años. Un aniversario que la comunidad de rito latino de Tierra Santa quiso aprovechar para expresarle su gratitud con una solemne celebración que tuvo lugar el sábado en la Basílica de la Anunciación de Nazaret, ciudad en la que Mons. Sabbah nació el 19 de marzo de 1933. Junto al prelado de 90 años, presidió el rito el actual patriarca, monseñor Pierbattista Pizzaballa, en presencia de numerosos vicarios y sacerdotes que lo tuvieron como pastor en su ministerio.
Elegido por Juan Pablo II el 6 de enero de 1988, Sabbah fue el primer sacerdote árabe que ejerció como Patriarca Latino de Jerusalén. Dirigió la Iglesia local hasta 2008: un episcopado durante años difíciles, marcados por las esperanzas frustradas del proceso de paz y la posterior violencia de la segunda intifada. De 1999 a 2007, fue también presidente de Pax Christi Internacional. En la homilía de la celebración, Mons. Pizzaballa recordó que en sus homilías de Nochebuena en Belén, fue el propio patriarca Sabbah quien aprovechó para recordarle al mundo las heridas de Tierra Santa.
"Podemos decir -añadió el patriarca Pizzaballa- que usted ha sido un buen pastor de este pueblo. Los problemas políticos no se resolvieron, y esto, por supuesto, no es tarea de la Iglesia. Pero la Iglesia tuvo en usted una voz que expresó la verdad y difundió esperanza y unidad en los corazones. Gracias, Patriarca Sabbah, por su guía y cuidado de la Iglesia de Jerusalén, que seguirá siendo una referencia para la Iglesia y para muchas personas aquí en Tierra Santa. En nombre del Patriarcado Latino y de las Iglesias católicas, le ofrecemos nuestras oraciones. Y aunque su vista ya no sea fuerte, o le sea más difícil moverse, su visión permanece, guiando y orientando a toda la Iglesia de Jerusalén".
Al final de la celebración, fue el propio monseñor Sabbah quien dirigió este breve pero intenso mensaje a los fieles que se difundió en el sitio web Abouna.org:
Mi oración y mis palabras para ustedes son: sean cristianos. ¿Qué significa esto? Significa conocer a Jesucristo, leer y meditar su santo Evangelio y, en segundo lugar, amar como Él ha amado. En la parroquia, sean una parroquia amorosa, una sola familia, un solo corazón, una sola alma. Que ninguno de ustedes esté necesitado, ni en el espíritu ni en la carne. Una parroquia y una familia, la familia de Dios.
En la ciudad, sean cristianos. Es decir, amen como ama Jesucristo. El amor cristiano es amor a todos los hombres. Es la voluntad del bien para todos los hombres, y también la prevención del mal para todos los hombres, incluso en determinadas circunstancias delicadas o políticas. El amor de un cristiano es tan universal como el amor de Dios a toda su creación, es el amor de todo cristiano perteneciente a cualquier Iglesia, es el amor del musulmán, del judío, del druso y de todos aquellos que Dios ha puesto en nuestras vidas. Los cristianos de nuestras diferentes Iglesias necesitamos más amor entre nosotros. Nazaret necesita más amor para liberarse de las tentaciones y males que rondan en su atmósfera.
El país entero necesita amor. ¿Saben los gobernantes de este país lo que es el amor? Amor, les digo a los cristianos, a los musulmanes, a los judíos y a los drusos, a los gobernantes de este país. Pido a Dios que envíe a este país, especialmente a sus gobernantes, corazones nuevos, mentes nuevas y miradas nuevas que vean a Dios y al hombre, vean la paz perdida y sepan que la seguridad sólo existe en el corazón de las personas, no en combatirlas.
Recemos para ser cristianos al cien por ciento, aprendamos a amarnos a nosotros mismos y a todas las personas. Recemos por la paz. Pido a Dios que nos lo conceda por intercesión de San José, que los bendiga a todos y los confirme en su amor. Amén.
* Patriarca emérito de Jerusalén
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