Monseñor Rodrigues: “Una iglesia de la alegría como en Caná para nuestra Mumbai”
La homilía del nuevo arzobispo de la metrópoli india en la Misa de acción de gracias con la que esta tarde inició su ministerio. «¡Cuántas veces aprendemos a tener esperanza junto al lecho de un enfermo! “Traemos al Señor todas nuestras actividades, nuestros proyectos, a nosotros mismos, nuestras familias, nuestras parroquias, nuestras instituciones”
Mumbai (AsiaNews) – En la fiesta de la Virgen de Lourdes, que para la Iglesia es la Jornada Mundial del Enfermo, la archidiócesis de Mumbai recibió esta tarde con una misa de acción de gracias a su pastor, Mons. John Rodrigues, que el pasado 28 de enero, por voluntad del Papa Francisco, tomó el relevo del Card. Oswald Gracias. Publicamos la homilía de Mons. Rodrigues, quien a partir de los textos de la liturgia traza el rostro de la misión de la Iglesia en la India de hoy.
Las lecturas de hoy, en esta memoria de Nuestra Señora de Lourdes y mientras celebro esta Eucaristía en la que ustedes me reciben como Arzobispo, nos presentan una bellísima imagen de la Iglesia.
En primer lugar, Isaías habla de Jerusalén como una Madre que cuida tiernamente a su hijo, que lo alimenta y se preocupa por su crecimiento. La Iglesia, la nueva Jerusalén, es nuestra Madre. Ella nos alimenta con las Escrituras, con las enseñanzas de la Iglesia y, como una madre, nos mantiene unidos. Nos muestra el camino que debemos recorrer. El amor de una madre nos sostiene cuando estamos cansados, el amor de una madre cura nuestras heridas y dolores, el amor de una madre mantiene a todos sus hijos juntos en la unidad. Que la Iglesia, nuestra Madre, nos mantenga siempre unidos.
Como Iglesia, estamos llamados a reflejar la novedad y la alegría que trae Cristo. Éste es el segundo aspecto de la Iglesia que consideramos. Jesús dice que su hora todavía no ha llegado, pero él actúa, y lo que hace anticipa lo que hará a través de muchos otros signos, y este de Caná, que es el primero, es lo mismo que hará cuando llegue su hora. La hora de su gloria, cuando será levantado en la cruz y salvará a toda la humanidad. Por lo tanto, este signo indica la novedad que Cristo realizará para todos nosotros y para toda la humanidad.
Jesús sustituye todas las leyes antiguas y da una nueva, la del Amor. Les asegura que aquellos que acojan este mensaje experimentarán esa novedad y esa renovación interior, y se llenarán de alegría. Encontramos al Señor en la Iglesia de una manera muy especial a través de los sacramentos. Los ministros ordenados tienen un papel especial en esto; al hacer que cada uno de los sacramentos sea una celebración gozosa - incluso del sacramento de la Penitencia - nos alegramos porque el Señor renueva nuestra vida y, aunque caigamos, Él nos levanta con su Gracia y su amor y nos llena de alegría. La novedad y la alegría no son sólo para nosotros como miembros de la Iglesia, sino para toda la humanidad. Y por eso la Iglesia debe salir al mundo y llevar a la gente esta alegría, la alegría del Señor.
El Año Jubilar que estamos celebrando es un recordatorio de todo esto: celebramos nuestra fe y nos alegramos en el Señor. El logo del Jubileo tiene colores muy alegres: cuando lo miro, me siento feliz, de alguna manera trae alegría a mi corazón. Cuando vemos todas esas figuras que caminan hacia Cristo, experimentamos una vez más esa alegría que trae Cristo. Levantado en la cruz, atrae hacia sí a todos los pueblos, para experimentar la Salvación, la renovación y la alegría. El Señor está con nosotros, la Iglesia se alegra en su presencia.
En tercer lugar, el tema que ha elegido el Papa Francisco para esta Jornada Mundial del Enfermo es “La esperanza no defrauda” (Rm 5,5) y continúa diciendo: "La esperanza nos hace fuertes en la tribulación". En los momentos de enfermedad percibimos nuestra fragilidad humana, pero también experimentamos la cercanía y la compasión de Dios. Cuando Jesús compartió nuestro sufrimiento humano, Dios no nos abandona y muchas veces nos sorprende concediéndonos una fuerza que nunca hubiéramos imaginado y que nunca hubiéramos encontrado por nosotros mismos. El Papa Francisco añade que los lugares de sufrimiento son muy a menudo lugares de compartir y de enriquecimiento mutuo.
Cuántas veces aprendemos a tener esperanza junto al lecho de un enfermo. Cuántas veces, estando cerca de los que sufren, aprendemos a tener fe. Cuántas veces, cuando ayudamos al que lo necesita, descubrimos el amor. He experimentado esto muchas veces. A veces iba a visitar a una persona que estaba en casa o enferma, rezaba por esa persona, esa persona se sentía bendecida. Pero cuando salía de esa casa me daba cuenta de que mi corazón estaba lleno de gratitud. La paciencia que había visto en esa persona para soportar el sufrimiento, uniendo su sufrimiento al sufrimiento de Cristo. Los cuidados que le brindaba la familia de esa persona han sido un signo de servicio desinteresado. Así como la Iglesia ayuda a los enfermos, de la misma manera los enfermos nos ayudan a nosotros.
Cuarto: uno de los primeros signos que Jesús realiza en el Evangelio de Juan es en un banquete de bodas en Caná. Nuestros pensamientos van a los matrimonios y a las familias. Ustedes están llamados a ser el sacramento del amor de Cristo en el mundo. El amor entre ustedes, su compromiso, su dedicación, son un signo del amor de Cristo por todos nosotros y, de muchos modos ustedes, queridos matrimonios y familias, sigan haciendo brillar la luz de Cristo. Afronten los desafíos y dificultades a pesar de los problemas económicos, a pesar de las presiones de la sociedad que los invitan a tomar el camino más fácil; si ustedes permanecen firmes en la fe, la luz de Cristo brilla a través de ustedes. Ustedes son testigos de la Iglesia allí donde el Señor los envíe. Que puedan continuar irradiando el amor de Cristo. Rezamos también por los matrimonios y las familias que están luchando y atravesando una crisis. Que el amor de Cristo que se sacrifica y la guía del Espíritu Santo los ayude y los sane.
Quinto: reconocemos nuestra imperfección y nuestra necesidad del Señor. El Evangelio dice que las tinajas eran de piedra, un material sólido, fuerte, y que eran de gran capacidad: 20 o 30 galones. Pero estos cántaros de piedra, aunque tienen gran capacidad, son imperfectos. Seis es uno menos que siete, el número de la perfección en la Biblia. Debemos hacer lo mejor que podamos, esforzarnos con todas nuestras fuerzas, con excelencia en nuestro ministerio, en nuestro lugar de trabajo, en nuestras responsabilidades, en nuestros trabajos, en nuestro servicio a la sociedad. Estamos llamados a crecer, a profundizar nuestro amor, a profundizar nuestras relaciones, a ser más solidarios con los demás y lo hacemos lo mejor que podemos. Pero lo mejor que podemos aún necesita la bendición del Señor; sin ella estará incompleto.
Traemos al Señor todas nuestras actividades, nuestros proyectos, a nosotros mismos, nuestras familias, nuestras parroquias, nuestras instituciones y la arquidiócesis. Pidamos al Señor que los bendiga y los haga completos.
María es la imagen de la Iglesia y todo lo que hemos dicho sobre la Iglesia, estos cinco puntos, se aplican también a María. Todo lo que he dicho sobre la Iglesia también es verdad para María.
* Arzobispo de Mumbai
(con la colaboración de Nirmala Carvalho)