Mons. You: para la paz y la reconciliación en la península coreana se necesita ‘la apertura del corazón’

La Iglesia católica debe “rezar continuamente, vivir el perdón recíproco, la reconciliación, la fraternidad”. La conmoción y la emoción de los surcoreanos al escuchar a los dos líderes coreanos hablando sobre la desnuclearización. Tras haber visto el encuentro histórico de los dos líderes de la península coreana a través de la TV y en directo, el pueblo surcoreano ve a Kim Jong-un como a “una persona normal”.

Daejeon (AsiaNews) – “La Iglesia católica, nosotros los cristianos, debemos rezar continuamente, vivir el perdón recíproco, la reconciliación, la fraternidad y, por lo tanto, estar listos para ayudar incluso económicamente a los hermanos de Corea del Norte, ante todo, con una apertura del corazón. Abriendo el corazón, escuchemos la voz del Espíritu Santo que nos indica el camino”. Así comenta Mons. Lázaro You Heung-sik, obispo de Daejeon, la “nueva era” iniciada el 27 de abril con la Declaración de Panmunjom. Y, hablando ayer a más de 100 sacerdotes, les dijo: “Ahora nos toca a nosotros”.

Para el prelado, la cumbre fue motivo de gran emoción: “Lloraba y estaba conmovido”. Fue realmente un milagro, una nueva era. Tenía confianza en este encuentro, veía en éste la esperanza para el futuro de Corea y de la humanidad, pero no me esperaba tanto.

Aunque “simbólico”, el encuentro entre los dos líderes, que se realizó en la frontera entre las dos Coreas, asume un significado importante para la historia que precedió a la cumbre: “Esa frontera es una realidad que se viene prolongando desde hace 65 años, ha sido testigo de tantas historias, ¡ y sin embargo fue tan simple para ambos cruzarla!”.

“Hay heridas que han estado abiertas por 65 años: las familias separadas, las armas, los misiles y los fusiles. También yo -continúa Mons. You- hice el servicio militar, en esa época era obligatorio para todos los jóvenes y me tocó hacerlo por 3 años en los años 70 en una base militar que se encontraba cerca de la frontera. Muchos aguardaban esta cumbre, pero no se esperaban lo que han visto: los dos gobernantes que hablaban en coreano, de la misma forma, de una península coreana sin armas nucleares. Todo esto es obra del diálogo y de la colaboración. Es la verdadera política: dialogar continuamente y encontrar las soluciones en la negociación, además valerse de la comprensión mutua”. Y agrega: “El pueblo coreano, al observar a Kim Jong-un en directo a través de la TV, Corea del Sur, descubrió que el líder del Norte también es una persona normal. Ir al encuentro con Moon, saludarlo, hablando en coreano, de una manera sincera y clara”.

“La paz en la península coreana no depende sólo de los coreanos, sino también de los americanos, chinos, japoneses y rusos”, afirma el obispo. Y concluye. “Si pensamos en las armas, en cuántas nuevas se construyen y luego, en cambio, en la península coreana que se desmilitariza, ¡Qué cambio podría significar esto para el mundo entero! Producir menos armas ya sería una gran cosa. La zona desmilitarizada (DMZ), que irónicamente es la zona más intensamente militarizada del mundo, quizás de toda la historia de la humanidad, se convertirá en el lugar simbólico de la paz y la reconciliación. ¿Quién lo hubiera dicho un año atrás, es más, tan sólo unos meses atrás? Veo, con un sentimiento de profunda gratitud la milagrosa realización de la Palabra de Dios en nuestra tierra: (El Señor) será el árbitro entre muchos pueblos y pronunciará la sentencia entre numerosas naciones; de sus espadas hará arados, de sus lanzas, podadoras. Ninguna nación levantará la espada contra otra nación y no aprenderán más el arte de la guerra. Se sentarán, cada uno tranquilo bajo de la vid y bajo la higuera y nadie jamás habrá de asustarlos (Miqueas 4, 3-4). Quisiera agradecer a todos aquellos que han rezado por la paz en la península coreana. También nosotros, los fieles coreanos, rezamos por la paz en otras partes del mundo, sobre todo por aquellos que se encuentran en una situación bélica. Vayamos juntos, tomándonos las manos . Sea alabado el nombre del Rey de la paz entre todos los pueblos”.