Mons. Chaiyara: “Cuaresma, tiempo de cambio y acogida”

de Mons. Philip Banchong Chaiyara

“El Papa nos impulsa a un compromiso resuelto para volver mejor nuestra vida, abriendo nuestros corazones a la acogida de los demás, sin importar quiénes sean, un vecino nuestro o un desconocido, puesto que todos ellos son ‘un don’ de Dios”.

Bangkok (AsiaNews) – En ocasión del inicio de la Cuaresma, Mons. Philip Banchong Chaiyara, presidente de la Comisión episcopal para las obras sociales, ha publicado una carta pastoral dirigida a los fieles tailandeses. Reflexionando sobre las palabras del Papa, el obispo invita a los fieles al amor, al respeto y a la acogida del prójimo. (Traducción de AsiaNews)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Según las tradiciones católicas, la Cuaresma es una ocasión para que los cristianos profundicen en su espiritualidad, con la práctica de preceptos morales, del ayuno, de la oración y de la caridad. Al seguir las prácticas anteriormente mencionadas, para dar mayor valor y significado a nuestra vida, este año el Papa Francisco nos ha invitado a nosotros, los cristianos, a meditar sobre las palabras: “la Palabra es un don, pero las personas también son dones”, así como a extraer una enseñanza de la meditación sobre los personajes de la parábola del hombre rico y Lázaro (cf. Lc 16:19-31).

Con la parábola, el Papa nos impulsa a un compromiso resuelto para volver mejor nuestra vida, abriendo nuestros corazones a la acogida de los demás, sin importar quiénes sean, nuestro vecino o un desconocido, puesto que todos ellos son “un don” de Dios. El Papa Francisco nos enseña que “el período cuaresmal es para nosotros una buena ocasión para abrir la puerta a todos aquellos que necesitan ser asistidos en algo. Y, al mismo tiempo, es importante para nosotros ver ‘el rostro de Jesús’ en sus rostros.

Expresando su preocupación, el Papa Francisco nos recuerda que debemos ser muy conscientes del poder del pecado y del dinero, porque “el pecado nos vuelve ciegos” y “el amor al dinero es la raíz de todos los males” (1 Tm 6,10). Éste puede gobernarnos y convertirse en nuestro Dios, en lugar de ser un instrumento para hacer el bien y demostrar nuestra piedad por los demás. El Papa ha dicho que “estar apegados al dinero es una especie de ceguera”. Al rico de la parábola le impide ver al pobre que sufre el hambre, y está tirado delante de su puerta.

Esta parábola nos da una idea acerca de la vida después de la muerte. El rico le pide a Abraham que envíe a Lázaro, para que ponga en aviso a sus parientes, que aún están con vida. Pero Abraham le responde que ellos “ya tienen a Moisés y a los profetas para decirles esto. Deja que los escuchen”. En conclusión, la raíz de los males del rico es que “él no escucha las palabras de Dios, y la consecuencia es que no ama a Dios. Al mismo tiempo, él mira desde arriba a cualquier otro ser humano". El Papa Francisco ha dicho que “las palabras de Dios son palabras de vida tan potentes, que son capaces de cambiar los corazones humanos y de llevarlos nuevamente a Dios”.

Durante la Cuaresma de este año, quisiera invitarlos a todos ustedes a dedicar cada día algo de tiempo a ustedes mismos, para reflexionar sobre el amor de Dios en Jesucristo y por medio de Jesucristo, que enseña y vive él mismo una pobreza, codo a codo con el pecador y el último. Los gestos que Jesús tiene hacia ellos demuestran que cada ser humano tiene dignidad y es digno de respeto, amor y asistencia. No hay nadie ni nada que disminuya la dignidad de la persona humana, y mucho menos la preciosa pobreza o las heridas del cuerpo enfermo, como en el caso del pobre Lázaro.

Por último, ruego a la Santísima Trinidad que nos guíe a los cristianos, para que seamos capaces de pasar la Cuaresma de este año de tal manera que la cuestión personal de uno se vuelva una cuestión pertinente para todos los miembros de la familia, y por ende, una cuestión común a todos dentro de la comunidad. Así, una práctica particular durante la Cuaresma, cada año, pasará a ser una ocasión de participación para cada uno de nosotros, que forma parte del plan de salvación de Dios, que Jesucristo nos ha ordenado llevar adelante en cada momento.