Misionero de Madre Teresa: Navidad, alegría de la presencia de Dios también en el martirio
Poner en práctica la invitación del Papa Francisco: “No amemos a palabras sino con hechos”. El ejemplo de las cuatro misioneras asesinadas en Aden (Yemen) por los extremistas. “La fe y la confianza en el amor de Dios es más grande de todas las fuerzas agresivas del mundo las han transformado de víctimas de la oscuridad a hijas de la luz”.
Poner en práctica la invitación del Papa Francisco: “No amemos a palabras sino con hechos”. El ejemplo de las cuatro misioneras asesinadas en Aden (Yemen) por los extremistas. “La fe y la confianza en el amor de Dios es más grande de todas las fuerzas agresivas del mundo las han transformado de víctimas de la oscuridad a hijas de la luz”.
Calcuta (AsiaNews)- La Navidad sea “alegría de la presencia de Dios”, hasta en el momento del martirio. Es cuanto augura a todos los amigos el hermano Yesudas, misionero de la Caridad, la congregación fundada por Madre Teresa de Calcuta. En su carta de Navidad-que presentamos en su integridad- él nos narra el profundo ejemplo de fe en el Señor de las cuatro misioneras asesinadas en 2016 en Aden (Yemen), por manos de presuntos qaedistas. Cita una carta escrita, apenas dos meses antes de morir por una de las religiosas asesinadas, en la cual ella confía a sí misma a Jesús y le pide sólo un pedido: ¡Oh, Señor, si Tú has querido que nosotros viniésemos a estas tierras, te ruego, no hagas que yo me vaya sin Ti!. A continuación el texto (traducción a cargo de (AsiaNews).
Queridos amigos:
El 19 de noviembre pasado, en la Jornada mundial por los pobres, estaba sentado en el aeropuerto Queen Alia de Amman esperando mi vuelo de regreso a Calcuta. Estaba exhausto, después de un frenético programa en Jordania. Pero el mensaje del Papa Francisco- “No amemos con palabras sino con los hechos”- se me cruzaba por la mente ya desde la mañana. Tuve un pedacito de las semillas de amor, alegría y compasión de Dios. Es el secreto de las semillas de Dios, su presencia entre nosotros. Yo creo que la Navidad no sea solamente una celebración de palabras, sino de la semilla de Dios en nosotros y con nosotros. Una maravillosa presencia de Dios que se hizo presente y para siempre. La alegría de esta presencia es lo que quiero augurar a todos vosotros para esta Navidad y el Nuevo Año.
Mientras estaba sentado sin ser molestado en el aeropuerto, hice profundas respiraciones y saqué de mi mente pensamientos y tensiones. Luego contemplé el rostro de las Misioneras de la caridad, que habían participado en el programa en Jordania provenientes de países donde hay guerra, de Medio Oriente- Gaza, Irak, Damasco y Alepo en Siria, Líbano y Yemen. Aquellos rostros no eran víctimas pasivas de circunstancias externas, estaban llenos de alegría y sonrientes. Estaba conmovido por la palpable alegría en los rostros de cada religiosa.
Me pregunté cuál fuese el secreto de tal alegría en esas circunstancias y espantosas en las que vivían. Estaba también sorprendido en el ver la presencia ardiente, calma y recordativa de sor Sally mc, la única sobreviviente de la masacre de Aden en Yemen realizada por los militantes islámicos (durante la cual fue raptado el p. Tom Uzhunnalil, y luego liberado en setiembre de este año- Ndr). Sor Sally fue testigo de la sangre derramada por las cuatro hermanas de su comunidad y por otras 12 personas en la casa de los pobres y vio los cuerpos sin vida de todos ellos. De ella pude sentir que se aferraba a ese dolor con una gran fe, se rendía y confesaba: “Dios está con nosotros” y “Nuestra Virgen me cubrió y de este modo ellos no pudieron verme, no obstante vinieron tres veces a la habitación donde yo me escondía detrás de la puerta. Yo los podía ver a ellos, pero ellos no me podían ver a mí”.
Sor Sally tiene un alma generosa. Está libre de cualquier tipo de odio o rencor contra los militantes que han devastado su comunidad y asesinado a sus co-hermanas y a los ayudantes. Me dijo: “Estaba de pie detrás de la puerta y rezaba por ellos. Son personas como nosotros, necesitan de nuestra oración y merecen nuestro perdón y compasión”.
¿Qué es que las hace estar alegres a estas hermanas que viven en lleno de hostilidades, a pesar de los graves bombardeos y balaceras, de los vidrios rotos en sus casas y en otras destrucciones? Es un misterio. La alegría de ellas no proviene de un optimismo sobre el hecho que la guerra antes o después terminará, las heridas que serán curadas, el miedo desaparecerá y el sufrimiento tendrá fin. Su alegría viene de previsiones ´positivas de la situación en que viven en el presente con la profunda confianza que Dios jamás las abandonará, sino que cumplirá los deseos más profundos de sus corazones. La alegría y la esperanza jamás están separadas. Ellas están radicadas en la íntima relación con Jesús. Su alegría en la presencia de Dios permanece, aunque la voluntad de ellas no se realice.
Sucedió que leí una carta escrita por una de las monjas, dos meses antes de ser asesinada en Adén por extremistas islámicos. Élla escribe: "Puse mi vida en las manos de Dios y desde ese momento estoy lista para morir en cualquier momento. Los miedos me han abandonado; sentí que mi fe en él creció y se fortaleció. Le hablé sin miedo: 'Jesús, sé que nada sucede en la vida sin tu sabiduría. Le das vida y fortaleza tanto al que hace la guerra como al que hace el bien y cree en ti. Ahora estamos en medio de esta guerra perversa y en una nación que no cree en ti como el Hijo de Dios, sino como un profeta. Creo que no hay maldad por encima de tu poder. Reclamó tu sangre preciosa de esta nación y de los que no le reconocen como el Hijo de Dios. Imploro las bendiciones poderosas de su sangre caiga sobre esta nación y sobre todos los pobres que están aquí, y la protección maternal de tu santísima Madre y nuestra madre. Oh, Señor, si tu deseo es que vayamos a ti en esta guerra, por favor no hagas que yo (o nosotros) vengamos a ti sin ti. No quiero separarme de ti. Elimina todos los miedos de cada una de mis hermanas, protégenos con tu poder y llénanos de tu paz y del Espíritu Santo".
Su fe y confianza en el amor de Dios que es mayor que todas las fuerzas agresivas del mundo la han transformado de una víctima de la oscuridad a una hija de la luz. Entonces se quedó con los más pobres entre los pobres y los atendió hasta el final. Amor no en palabras sino con hechos.
Nuestra vida en Karuna Bhavan es una lucha, pero también hay alegría en la lucha. Los hermanos viven con personas que requieren atención creando dramas, jugando a ser víctimas y reclamando amor y simpatía constantemente. Algunos se vuelven muy agresivos, otros viven con miedo y no pronuncian una palabra y emanan las sombras oscuras de sus vidas sobre nosotros. Lo que realmente nos hace permanecer en medio de ellos es nuestra fe. Creemos que estamos llamados a tomar conciencia de la angustia y a sentir nuestra propia inadecuación de que solo Dios puede vencer [como] el sufrimiento de nuestro pueblo. Sólo podemos ofrecer la presencia de Jesucristo por medio de la cual estamos con estas personas que sufren y ellos con nosotros.
Sabemos que debemos permitir que Dios se mueva dentro de nosotros y a través de nosotros. En Navidad Dios viene a nosotros con las manos vacías pero lleno de amor para hacer su diseño en nosotros. Deja que las celebraciones de la Navidad lo llenen con la belleza del plan divino, para que el Año Nuevo pueda permitirle llevar a los demás el plan de Dios y llenar su vida y la nuestra con alegría.
* misionero de la Caridad, vive en Karuna Bhavan (santuario de la paz) de Calcuta
23/12/2015
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