Milgrom: La guerra política en Israel al precio de los rehenes y sus familias
El rabino pacifista considera que la cuestión “humanitaria” ha dado paso al enfrentamiento sobre el gobierno. Para el propio Netanyahu, es un pretexto "para continuar la guerra" y frustrar la investigación independiente de lo que ocurrió el 7 de octubre. Los familiares expulsados por la fuerza de la Knesset son hoy la cara más reconocible de la oposición en Israel.
Milán (AsiaNews) – “Desgraciadamente, el sufrimiento de los rehenes y sus familias ha dejado de ser una cuestión humanitaria y ahora predomina el componente político”, señala a AsiaNews Jeremy Milgrom, rabino israelí y miembro de la ONG Rabbis for Human Rights, con respecto los últimos acontecimientos del conflicto en Gaza y en el frente interno israelí: desde la frágil tregua entre el Estado judío y Hamas que se tambalea en varios frentes, hasta el nudo no resuelto de los rehenes o de los cuerpos de los que murieron en estos 15 meses, pasando por las imágenes de los enfrentamientos de hace pocos días entre la policía y los familiares que querían entrar en la Knesset (el Parlamento israelí).
“Algunos dicen - continúa el pacifista israelí - que esta solidaridad con los rehenes y sus familias es una posición en contra del gobierno; otros invitan a confiar en el Ejecutivo y afirman que estas protestas son negativas. Es una posición que no comparto. En realidad, el gobierno se olvidó de los rehenes, después los utilizó o los consideró un pretexto, una excusa para continuar la guerra, para continuar con la campaña militar, y no una razón más para terminar [la campaña militar], haciendo un intercambio y trayéndolos de vuelta a casa”.
La noche del 3 de marzo la policía intervino utilizando la fuerza para rechazar el intento de los familiares de los rehenes de entrar en la Knesset, donde se estaba llevando a cabo un debate sobre lo ocurrido el 7 de octubre y la apertura de una investigación independiente, a la que se oponía el primer ministro Benjamin Netanyahu. Al final los familiares fueron arrastrados fuera por los agentes, tres personas resultaron heridas y sólo después de un largo tiempo se autorizó a una parte de la delegación a ingresar a la galería de visitantes. Fueron 40 miembros del “Consejo de Octubre”, que representa a unas 1.500 personas, entre ellas supervivientes del ataque de Hamás, antiguos rehenes actualmente liberados y familiares de las víctimas. Los familiares reiteraron su pedido de que el Estado lleve a cabo una investigación independiente, cosa que el primer ministro no acepta porque considera que es un intento de defenestrarlo utilizando la Magistratura y los hechos del 7 de octubre.
La opinión pública israelí, explica Jeremy Milgrom, “no está ciertamente satisfecha con lo que se ha hecho hasta ahora en relación con la cuestión de los rehenes”, y la mayoría del país mantiene una posición “crítica” con respecto al gobierno. Por otra parte, aunque se considera difícil una reanudación del conflicto porque "muchos reservistas se negarían a seguir luchando" y hay "cansancio" en relación con la guerra, al mismo tiempo prevalece el "shock de ver que de alguna manera Hamás ha sobrevivido a 15 meses de ataques y conflicto". “En Israel no estoy seguro de que la mayoría esté en contra de la guerra, pero sin duda todavía hay una gran parte - observa el activista - que quiere la eliminación del grupo, o por lo menos que pierda el control de la Franja”.
En cuanto al movimiento que nació en torno a los rehenes, que ha hecho enormes esfuerzos en el último año para pedir que sean liberados, sin duda sigue siendo hoy una de las pocas voces críticas en la sociedad civil israelí, y probablemente la verdadera voz crítica y fuerza de oposición al gobierno. No sólo sobre el conflicto y el regreso de los secuestrados, sino más en general contra la política de presión - y de ocupación - hacia los palestinos, desde la Franja hasta Cisjordania, donde se está teniendo lugar una segunda guerra a la sombra de Gaza. “Creo que es realmente chocante - subraya Milgrom - la falta de solidaridad, de atención, hacia los palestinos, que de alguna manera es una falta de atención hacia los rehenes, hacia nuestros soldados. Para los israelíes, estos son realmente tiempos muy oscuros y difíciles”.
El objetivo sigue siendo que vuelvan a casa los que todavía están en manos de Hamás y, en esta perspectiva, hace una reflexión sobre el papel que ha desempeñado el presidente estadounidense Donald Trump, quien en las próximas horas debería recibir a una delegación de ex rehenes y familiares, entre ellos Eli Sharabi. Todavía están por confirmar los detalles de este encuentro, facilitado gracias a la mediación de Miriam Adelson, judía estadounidense y viuda del multimillonario y magnate de los casinos Sheldon Adelson, uno de los principales financiadores de la campaña electoral que llevó al magnate estadounidense a la Casa Blanca. “La figura de Trump es irónica e impredecible. En cierto modo - observa Milgrom - sus esfuerzos han contribuido a la liberación de algunos rehenes, pero nadie puede decir realmente que sabe lo que quiere hacer”. Y en cuanto al “plan” de Trump de expulsar a los palestinos de la Franja y construir una serie de resorts de lujo, “lo peor es que una buena parte de los israelíes estarían felices”.
Finalmente, hay un último punto de reflexión, relativo a la controvertida comisión de investigación sobre el 7 de octubre, que también es un elemento del enfrentamiento político. Hasta ahora la investigación estuvo en manos del ejército y Shin Bet, explica el rabino pacifista, que "ciertamente no son elementos de cambio, no señalan las disfunciones, creen en el uso de la fuerza y no en el de la reconciliación". Muchos piden "una mayor agresividad y nuevas acciones contra Hamás", sin tener nunca en cuenta las "necesidades de los palestinos". No se ha hecho nada "para mejorar su vida", y este es uno de los factores que crearon "el clima que está en la base del ataque". En este sentido, concluye, es importante el Oscar que obtuvo el documental No Other Land de los directores israelí-palestinos Basel Adra y Yuval Abraham. "En Israel - concluye - pocos lo han visto o lo verán, porque el gobierno está tratando de prohibirlo, de impedir que la gente lo vea, y es una vergüenza. Pero para nosotros es un gran reconocimiento, un gran logro".
(Foto tomada de la página de Facebook Bring Them Home Now)