Migrantes asiáticos: el rostro olvidado de los rehenes de Hamás

Más de la mitad de los 220 rehenes retenidos en Gaza tienen pasaportes extranjeros de 25 países diferentes. Y al menos una cuarta parte del total son inmigrantes, entre ellos 54 tailandeses, cinco nepaleses, un chino, uno de Sri Lanka y dos de Filipinas. Bangkok envió un equipo de negociadores para intentar la liberación. El miedo de los inmigrantes, que huyen de Israel.

Bangkok (AsiaNews)- Uno de los temas candentes que podrían condicionar las próximas evoluciones del conflicto entre Israel y Hamás es la cuestión de los rehenes que los milicianos de la Franja tomaron durante el ataque del 7 de octubre. Las negociaciones para liberarlos, que comenzaron en Qatar, han congelado hasta ahora la operación terrestre del ejército para no poner en peligro sus vidas. Sin embargo, la cuestión no concierne sólo al gobierno israelí porque, según las últimas informaciones, más de la mitad de los 220 prisioneros que están en manos del movimiento extremista islámico son ciudadanos de 25 países distintos de Israel. Y junto con aquellos que tienen doble pasaporte, una cuarta parte del total serían trabajadores migrantes sin ciudadanía israelí, simplemente empleados como trabajadores agrícolas o cuidadores en los kibutz atacados por los terroristas.

En este momento el Ministro de Relaciones Exteriores de Bangkok está haciendo lo posible para verificar la identidad de los 54 tailandeses que se encuentran en poder de Hamás, según los últimos datos sobre los rehenes que publicó el Gobierno israelí el 25 de octubre. Tailandia es uno de los principales proveedores de mano de obra migrante en Israel, y tiene al menos 30.000 trabajadores empleados en el sector agrícola. El ministro Parnpree Bahiddha-Nukara envió un equipo de negociadores para mediar en su liberación.

Los rehenes tailandeses no tienen doble pasaporte: son trabajadores migrantes que acabaron en manos de los milicianos que controlan la Franja. Son víctimas "colaterales" de este conflicto aunque -al menos hasta ahora- no han encontrado mucho espacio en la prensa o en la agenda de las cancillerías internacionales. Hay otros inmigrantes de países asiáticos que se encuentran en la misma situación: cinco rehenes nepaleses, un ciudadano chino, uno de Sri Lanka y dos de Filipinas, así como una pareja de Tanzania.

Los tailandeses son también la comunidad que ha pagado el mayor tributo de sangre en la guerra entre Israel y Hamás. Oficialmente han muerto al menos 24 personas, y otras 21 han desaparecido y hasta el momento se desconoce su suerte. Fuentes del gobierno de Bangkok dicen que, hasta la fecha, cerca de 8.160 ciudadanos de ese país han pedido abandonar Israel y regresar a su patria.

Algunos trabajadores tailandeses estaban empleados en granjas cerca de la frontera con Gaza cuando ocurrió el ataque a principios de este mes. Entre ellos se encontraba un jornalero identificado únicamente con el nombre de Kamlue, que se disponía a cosechar calabacines en un campo cercano a la granja cuando el camión en el que viajaba fue atacado. “Me dispararon en la pierna derecha y todavía no me he recuperado de la herida”, dice este hombre de 41 años, que regresó a su país en un vuelo humanitario organizado por el gobierno de Bangkok. Lo cierto es que el asesinato, el secuestro o cualquier otro tipo de participación de los inmigrantes ha hecho saltar más de una alarma entre los aproximadamente 110.000 trabajadores extranjeros que se encuentran actualmente en Israel, y ha llevado a miles de ellos a marcharse.

(Foto tomada de la página de Facebook de la Embajada de Tailandia en Tel Aviv)