Metanfetaminas y heroína. Afganistán sigue produciendo ríos de drogas
Según un informe de la agencia de la ONU para el control del narcotráfico, el comercio de estupefacientes está "cambiando los mercados tradicionalmente centrados en el tráfico de opiáceos". Las incautaciones de metanfetaminas producidas en Afganistán se multiplicaron por 12 en cinco años. La sustancia básica, la efedra, crece naturalmente en el país, pero es mucho menos costoso utilizar componentes químicos. Los que salen perdiendo son sobre todo los pequeños agricultores afganos que cultivaban adormidera.
Kabul (AsiaNews/Agencias) - A pesar del anuncio de diversas prohibiciones sobre la producción y comercio de opio, en realidad los métodos en Afganistán siguen siendo los mismos de siempre: según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas para el control de las drogas y la prevención del delito (ONUDD), el país que hoy gobiernan los talibanes es aquel donde la producción de metanfetamina crece con mayor rapidez. El informe denuncia que las incautaciones se han multiplicado casi por 12 en cinco años, pasando de 2,5 toneladas en 2017 a 29,7 toneladas en 2021, y que la mayor producción es en Oriente Próximo y Medio, y en el sudeste asiático, pero también en África Oriental y en los países de la Unión Europea. Incluso el número total de incautaciones a nivel nacional pasó de menos de 100 kg anuales en 2019 a casi 2.700 kg en 2021 y todas estas cifras sugieren un aumento de la producción de metanfetaminas. A pesar de algunas ralentizaciones, el tráfico de heroína tampoco se ha detenido desde que los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021: Naciones Unidas estima que en 2022 la producción de opio fue de 6.200 toneladas.
En abril de 2022 el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, anunció que había terminado el comercio de opio, pero la prohibición recién entró en vigor un año después, tiempo necesario, según algunos expertos, para permitir que los productores hicieran acopio suficiente y maximizaran los beneficios con el aumento de los precios, que pasaron de 30.000 rupias paquistaníes (95 euros) el kilo a 520.000 después del anuncio.
En efecto, las imágenes satelitales parecen indicar una reducción de la superficie dedicada al cultivo de amapola (en algunas provincias ha caído hasta un 99%), pero el comercio de drogas sigue siendo la principal fuente de ingresos en el país gobernado por los talibanes. Según datos del documento de la ONUDD titulado "Comprender la producción ilegal de metanfetamina en Afganistán", en 2022 el tráfico de drogas representó el 14% del producto interno bruto (PIB) de Afganistán.
La única diferencia es que ahora se centra principalmente en la producción de metanfetamina, cuya materia prima, la planta de efedra, crece en forma silvestre en el país. Sin embargo, las estimaciones sobre la cantidad de droga que alimenta el contrabando sugieren que el uso de la planta de efedra por sí sola no es suficiente para producir la cantidad de toneladas de droga que se contrabandean en toda la región, lo que supone que la producción se incrementa mediante de la síntesis de componentes químicos, de fácil adquisición en el mercado pero difíciles de detectar por las autoridades.
Para un kilogramo de metanfetamina pura se requieren 200 kg de efedra seca o 34 hectáreas de tierra, porque la planta retiene mucha agua, pero un cultivador puede cosechar un máximo de 45 kg de hojas en un día. En otras palabras, cultivar la planta sería tan caro que el comercio de metanfetaminas no sería rentable, mientras que las efedrinas de origen químico pueden entrar en el mercado de Afganistán de manera legal bajo la forma de fármacos básicos. Los precursores químicos se pueden extraer de los medicamentos contra la gripe o, en el peor de los casos, se pueden comprar en los mercados de contrabando.
Los expertos de las Naciones Unidas consideran que la producción de drogas sintéticas constituye una "amenaza creciente" que está "cambiando los mercados de drogas ilícitas, tradicionalmente concentrados en el comercio de opiáceos", y los que salen perdiendo son sobre todo los pequeños agricultores afganos. Estos cultivan amapola por encargo de los talibanes, que siempre les han suministrado semillas y fertilizantes y han tratado de dificultar las medidas contra la producción y tráfico de drogas que propone la coalición occidental (y que costaron a Estados Unidos aproximadamente 8,6 mil millones de dólares). En este momento, por ejemplo, la conversión de cultivos a trigo o azafrán es compleja y puede no cubrir los costes, debido a las reiteradas sequías que ha sufrido Afganistán en los últimos años.
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