Menos barreras gracias a la 'diplomacia del agua'. Y el Mekong mejora

de Steve Suwannarat

En su último informe, la Mekong River Commission señala avances en la calidad del agua después de que el frente común formado por Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam puso freno a la construcción de nuevas represas chinas. Pero las amenazas para este ecosistema -advierte el organismo intergubernamental- siguen siendo elevadas. Y hay que dar certezas a las poblaciones costeras.

Bangkok (AsiaNews)- Un nuevo informe de la Mekong River Commission, agencia intergubernamental fundada en 1995 en el marco del Acuerdo del Mekong, señala los recientes avances en la zona afectada de la cuenca del río más grande del Sudeste Asiático y segundo en el mundo en biodiversidad.

"El Mekong sigue creciendo, pero persisten grandes desafíos", es el significativo título del informe. Afirma que la oposición local que expresaron los gobiernos ribereños, sobre todo con respecto a las presas en el curso del gran río y sus afluentes (en su mayoría construidos a instancias de los chinos) el año pasado tuvo como resultado la paralización o ralentización de nuevos proyectos y de esa manera permitió una cierta recuperación del medio ambiente y de las condiciones económicas de la población.

Esto constituye una confirmación de que la "diplomacia del agua" que llevan adelante con grandes dificultades los países miembros de la Comisión (Camboya, Laos, Tailandia, Vietnam) y sus socios está dando resultados.

Uno de los más importantes son las nuevas directrices relativas al estudio de las centrales hidroeléctricas y su impacto ambiental transfronterizo, para facilitar el desplazamiento de los peces y el flujo de los sedimentos; las normas para aumentar la seguridad del agua y nuevas herramientas para predecir la magnitud de las inundaciones y la intensidad de las sequías. También está empezando a dar frutos la construcción de una nueva estación de vigilancia en el norte de la cuenca para monitorear rápidamente la escorrentía.

En efecto, el principal desafío -además de intentar reducir al máximo la construcción de nuevas presas y minimizar en otras partes los trastornos provocados por las que ya existen- es devolver la seguridad a las poblaciones costeras frente a la constante inestabilidad de los caudales y sus imprevisibles consecuencias.

Al mismo tiempo (y eso también figura en el informe) la Comisión sigue adelante con la aplicación de la Estrategia de Desarrollo de la Cuenca 2021-2030, basada en cinco prioridades estratégicas: medio ambiente, sociedad, economía, cambio climático y cooperación, que no sólo apunta a beneficiar a millones de habitantes a lo largo del Mekong sino que también contribuye a alcanzar 10 de los 17 "Objetivos de Desarrollo Sostenible" fijados por la ONU.

En relación con este compromiso, el informe ya apunta datos positivos. Por ejemplo, en el año en curso las precipitaciones han sido superiores a las de los dos años anteriores; la calidad del agua se califica como "mejor" o "excelente" en la mayoría de los relevamientos; y hay un crecimiento socioeconómico más equilibrado, que se traduce en una mejora del nivel de vida en toda la región.

Sin embargo -subraya Anoulak Kitthikhoun, jefe de la secretaría de la Mekong River Commission- todavía no podemos bajar la guardia. Lo demuestran las tendencias negativas que no han desaparecido: los cambios en el régimen hídrico, la reducción de los sedimentos nutrientes, el aumento de la salinidad, la contaminación con plásticos y el exceso o escasez de agua, exacerbados por el cambio climático.