Masacre de Christchurch: el mundo se solidariza con Nueva Zelanda y con los musulmanes
El país sigue en estado de shock. Una multitud se agolpa en los memoriales instalados en el exterior de la mezquita de Al Noor y del jardín botánico. En los medios internacionales se destacan las historias de algunas víctimas. Los líderes occidentales expresan su solidaridad, mientras algunos países musulmanes denuncian la islamofobia vigente. El Estado Islámico promete vengarse.
Wellington (AsiaNews) – Flores, velas, globos y mensajes de condolencias: miles de neozelandeses desfilan en procesión para rendir su homenaje a las víctimas del atentado en las mezquitas de Christchurch, el episodio de violencia de mayor gravedad en la historia moderna del país. La acción del supremacista blanco Brenton Harrison Tarrant costó la vida a 50 personas, 42 en la mezquita de Al Noor y ocho en la de Linwood. Los líderes del mundo occidental se ciñen en torno a la comunidad islámica y expresan su solidaridad al gobierno de Wellington. Por su parte, hay naciones musulmanas que acusan a los políticos y medios, atribuyéndoles la culpa de alimentar la islamofobia y la violencia. En tanto, en Internet circulan amenazas de militantes del Estado islámico (EI), que se refieren a la masacre en Nueva Zelanda como una “Guerra de los Cruzados” contra los musulmanes y prometen responder con el “lenguaje de la sangre”.
Durante toda la jornada de ayer, en los memoriales improvisados en el exterior de la mezquita de Al Noor y del jardín botánico de Christchurch, aparecieron largas filas de ciudadanos comunes, recogidos en silencio bajo la lluvia. Mientras tanto, los familiares de algunas de las víctimas aguardan que las autoridades les entreguen los cuerpos de sus seres queridos para preparar los ritos fúnebres islámicos. La premier neozelandesa, Jacinda Ardern, declara que las autoridades esperan poder entregar a todos los cuerpos en dos días más. El comisario de la policía Mike Bush informa que los patólogos y médicos forenses trabajan sin pausa para poder llevar a término el proceso.
La policía ha difundido una lista preliminar de las víctimas: entre ellas hay docentes, ingenieros, contadores, gente perfectamente integrada al tejido social; algunas de estas personas habían llegado a Nueva Zelandia como migrantes hace varias décadas; otras, se encontraban realizando una visita breve al país. Los funcionarios neozelandeses aún no han comunicado todos los nombres de las personas asesinadas, pero los ministerios y diplomáticos de todo el mundo ya han identificados a cuando menos 29 víctimas. Entre ellas figuran ciudadanos de Afganistán, Pakistán (12), Bangladés (2), Indonesia, India (5), Egipto y Jordania. Los heridos hospitalizados suman 34, y 12 de ellos se encuentran en condiciones críticas.
En los medios internacionales se destacan las historias de las personas que perecieron bajo los disparos de Tarrant. Abdullahi Dirie, de apenas 4 años, murió en el hospital por las heridas recibidas en el ataque. Mucaad Ibrahim (3) estaba con su padre y su hermano, cuando se perdieron sus rastros en medio de la confusión que siguió a los primeros disparos. Husne Ara Parvin, una mujer bangladesí de 42 años, fue alcanzada por una ráfaga cuando trataba de escudar a su marido, que está en silla de ruedas. El pakistaní Naeem Rashid y su hijo Talha Naeem, de 22 años, perdieron la vida en un intento por desarmar al asesino.
La tragedia de Christchurch fue seguida por una condena unánime de los gobiernos mundiales. “Hacer frente al odio y a la violencia” con “la oración y gestos de paz”: es la invitación que el Papa Francisco dirigió ayer a todos, pidiendo estar cerca de “nuestros hermanos musulmanes y de toda esa comunidad” de Nueva Zelandia. Dos días antes, el Papa había enviado un telegrama de condolencias, gesto que fue imitado por numerosas Iglesias de Asia. El presidente de los EEUU, Donald J. Trump, expresó su solidaridad a la premier neozelandesa por el “horrendo” atentado y ofreció “toda la asistencia que los Estados Unidos puedan proporcionar”. El canciller de Alemania, Angela Merkel, lloró “con los neozelandeses por sus conciudadanos, que han sido atacados y asesinados por el odio racista, mientras oraban pacíficamente en sus mezquitas”.
El primer ministro pakistaní, Imran Khan, se descargó en las redes sociales, aludiendo a “la islamofobia que devino luego del 11 de septiembre, por la cual todos los musulmanes son acusados por cualquier atentado”. En la misma línea, Mevlut Cavusoglu, ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, afirmó que la masacre es el resultado de la demonización de los musulmanes. “No sólo los ejecutores –declaró Cavusoglu – sino los políticos y los medios occidentales, que arrojan leña al fuego de una islamofobia extendida, [todos ellos] son responsables por este odioso atentado”.
17/12/2016 13:14