Mar Musa: una Iglesia "que no tiene miedo y ama el Islam" por un futuro común en Siria
El P. Jihad Youssef, superior de la comunidad fundada por el P. Dall'Oglio, comenta la situación que se ha creado con la caída del régimen de Assad: es imposible que los cristianos permanezcan en Oriente Medio según una lógica de confrontación y competencia con los musulmanes. Hace falta el "coraje" de ser un "pequeño rebaño", transformando el concepto de dhimmah en una "interacción dinámica". Mientras tanto, el líder de los rebeldes quiere pedir la extradición de los responsables de crímenes y torturas. Desde Israel, centenares de incursiones y tanques a 20 km de Damasco.
Damasco (AsiaNews) – Ningún cristiano puede permanecer en Oriente "si su lógica es confrontar y competir con el Islam y los musulmanes" o, peor aún, "oponerse a ellos", porque en ese caso "el destino" es "partir, tarde o temprano, y es [...] un suicidio", dice el padre Jihad Youssef, maronita sirio, que pertenece a la comunidad monástica de al Khalil desde 1999, en el monasterio de Mar Musa de Nebek (Siria), fundado por el padre Paolo Dall'Oglio. El religioso considera que en Oriente Medio sólo puede sobrevivir "una Iglesia que ama el Islam, una Iglesia que está a favor del Islam y no en contra de él, una Iglesia que no tiene miedo de ser un pequeño rebaño, que no tiene miedo de ser un perdedor en el sentido del sacrificio, que es esencialmente la actitud de la cruz". Además, añade, "todos debemos desensibilizar el concepto de Ahl al-Dhimmah (la gente protegida). Y debemos hacerlo - explica - para convertirlo en una interacción dinámica y no solo un 'estás bajo nuestras alas'".
En el frente del conflicto, en las últimas horas se ha producido una escalada de ataques por parte de Israel que, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ha llevado a cabo cientos de ataques aéreos dirigidos a bases militares, depósitos de armas y zonas de interés como el aeropuerto, entre otros. La armada siria también está en el punto de mira, mientras algunas fuentes informan el avance de los tanques del Estado judío, que estarían a unos 20 km de Damasco tras haber "ocupado" algunas localidades de la zona desmilitarizada de los Altos del Golán. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, un país cercano a los rebeldes desde los primeros tiempos de la guerra civil, afirma que "Siria debe ser gobernada por sirios" y que Ankara continuará su lucha para que quede "limpia de terrorismo". Por último, en el frente interno, el líder de HTS (Hayat Tahrir ash Sham) Abu Mohammed al Jolani tiene la intención de pedir la extradición y repatriación de los oficiales que han cometido crímenes de guerra o torturas en las cárceles del régimen.
A continuación, la reflexión del padre Yihad sobre la Iglesia y el Islam en el futuro de Siria:
Para contribuir al cambio radical que está a punto de producirse, debemos tener una visión unida como Iglesia interconfesional y una posición común fuerte basada en un proyecto valiente y realista para proponer a los responsables. No tenemos que esperar a que las cosas cambien sin tener nada que ofrecer, y después tendremos que conformarnos con lo que nos ofrecen. No tenemos nada que perder: en toda Siria sólo hay 250 mil cristianos, de todas las denominaciones. No nos queda mucho tiempo, entonces tenemos que rezar y escuchar al Espíritu Santo para obtener inspiración y guía.
Lo más importante es que debemos cambiar radicalmente nuestra mentalidad respecto a la relación con las autoridades y salir de la lógica de los mulás, que heredamos de los otomanos y que ha sido perpetuada por el régimen hasta hoy. Debemos liberarnos de esa imagen y ofrecer lo que consideremos oportuno para vivir en paz y alegría con el compañero musulmán, de acuerdo con nuestras dimensiones y nada más. Somos una minoría, sí, y deberíamos estar orgullosos de ello. ¿No nos describe la Biblia como sal y levadura en la masa? ¿Acaso no nos define como un pequeño rebaño? Desde este punto de vista, debemos tomar la iniciativa frente a los musulmanes, preguntándoles si nos quieren o no en este país. Todos sabemos que la respuesta es "Sí". Pero este "sí" tradicional no es suficiente. Si quieren vivir con nosotros, o más bien si quieren que nos quedemos en este país con ustedes, tienen que escuchar lo que decimos y aceptar lo que somos, quiénes somos y lo que podemos hacer juntos. Si no lo hacen, acelerarán nuestra partida.
La relación predominante entre la Iglesia y las autoridades en Siria es enfermiza y poco evangélica. Debemos transformarla y convertirla en una forma de interacción constructiva y no de mera sumisión orientada a obtener beneficios y privilegios, a menudo sólo en apariencia, y a veces, pero no raramente, beneficios para una comunidad a expensas de otra. El cambio se produce modificando nuestra actitud hacia el Otro musulmán, nuestra percepción de él y, sobre todo, nuestras expectativas con respecto a él. Debemos tener un enfoque que no sea excluyente ni condescendiente, un enfoque que dé espacio al otro en nuestra vida.
Ningún cristiano puede permanecer en Oriente si su lógica es confrontar y competir con el Islam y los musulmanes. U oponerse a ellos. O, si sus sentimientos son de odio hacia ellos, o pretenden permanecer a pesar de ellos (con alguna ayuda del interior o del exterior), o incluso, simplemente, encerrarse en el propio barrio. El destino de un cristiano de ese tipo es irse tarde o temprano, es un verdadero suicidio. La Iglesia que puede sobrevivir es una Iglesia que ama el Islam, una Iglesia que está a favor del Islam y no en contra de él, una Iglesia que no tiene miedo de ser un pequeño rebaño, que no tiene miedo de ser un perdedor en el sentido del sacrificio, que es esencialmente la actitud de la cruz de la que todos estamos orgullosos. Eso por un lado.
Por otro lado, todos debemos desensibilizar el concepto de Ahl al-Dhimmah (la gente protegida). Y tenemos que hacerlo de manera que se convierta en una interacción dinámica y no solo un "estás bajo nuestras alas". La historia nos enseña algo importante: la actitud tradicional de los musulmanes hacia los cristianos de Oriente ha oscilado entre la cerrazón y la persecución cruel y humillante y la apertura moderada o incluso acogedora, a veces por poco tiempo, pero siempre dentro del concepto de Ahl al-Dhimmah. Según las leyes sirias vigentes hasta el día de hoy (antes de la libertad), los cristianos son ciudadanos de segunda clase en áreas fundamentales. Esta es la realidad.
Sin embargo, como cristianos, no tenemos que pelear una batalla perdida contra los musulmanes o contra las leyes "racistas" que son injustas con nosotros. Debemos en cambio preguntarnos: "¿Qué quiere Dios de mí personalmente y de nosotros como cuerpo llamado Iglesia, aunque sea un cuerpo fragamentado y disperso?" Debemos tomar conciencia de que los cristianos tienen una misión y que ellos mismos son una misión. ¿Cuál es nuestra misión hoy en Siria? ¿Cuál es el significado de nuestra presencia en esta tierra hoy? Es la manera de entender las cosas de los que reciben la vida en el Levante como un don y una misión de Dios, es decir, vivir como un "pequeño resto", con la llamada evangélica a vivir como levadura en la masa. Eso no significa sumisión, sino acción. Hay algo que hace la levadura, que hace la sal, y que nada puede hacer en su lugar.
Lo que creo que debemos ofrecer como un proyecto valiente y humilde de convivencia con los musulmanes es transformar el concepto de Ahl al-Dhimmah en un signo de particularidad, más que de inferioridad. Es decir, en cierto sentido nos convertimos en aquellos a quienes se cuida porque cumplen una función, desde su pequeñez e incluso desde su fragilidad. Un concepto basado en la idea de que somos iguales, no de segunda clase. Que somos iguales, pero que conocemos nuestras dimensiones y nuestros límites. Después de todo, somos pocos y no estamos en condiciones de preservarnos a nosotros mismos, y desapareceremos si ustedes, los musulmanes, no nos apoyan. Debemos reconocer que sin la colaboración con los musulmanes nos disolveremos y moriremos. Entonces tenemos que decirles: "Si realmente nos quieren, hagan algo. No somos una amenaza para ustedes y no podemos quitarles nada; por el contrario, solo podemos enriquecerlos y trabajar para ustedes, de manera que nuestra prosperidad derive de la prosperidad de ustedes".
Nuestro proyecto consiste en una asociación basada en la igualdad de los ciudadanos, en el encuentro y en el intercambio. Nadie debe quedar fuera del círculo de participación. Nadie es enemigo del otro y nadie tiene miedo del otro ni de que el otro le robe. La fe en un único Dios, la moral, la conciencia y la humanidad nos ayudan a participar y a construir un país digno y sano para todos. Nadie se siente oprimido u odiado, asustado o amenazado. Para lograr este objetivo, debemos construir un concepto "civil" de ciudadanía que no esté en contra de la religión y la religiosidad, sino que se base en la fe, respete la religión y proteja a las minorías religiosas, étnicas, lingüísticas, etc. Con humildad y coraje, este es el tipo de colaboración que proponemos.
* Superior de la Comunidad de Deir Mar Musa, Siria
01/09/2021 15:28
05/12/2016 09:48