Los pequeños pasos de la no violencia contra los grandes proyectos de guerra
En el Mensaje por la Jornada mundial de la Paz 2017, el Papa Francisco opone a la violencia de los armamentos, de las finanzas y del fundamentalismo, una educación en la familia y el volverse testigos y constructores de paz. Los líderes del mundo son invitados a asumir las bienaventuranzas como “manual” para actuar sus políticas. En un mundo de la “guerra por partes”, urge remendar la colaboración con todas las religiones y los hombres de buena voluntad. El fin de la “guerra justa” y de las “intervenciones militares humanitarias”. Un llamamiento al islam (y a las religiones): la violencia no es de Dios.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La educación en la familia es la base desde la cual partir para eficaces programas anti-nucleares y anti-bélicos; las ocho bienaventuranzas del Evangelio son un manual no sólo para los cristianos, sino para “los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de todo el mundo”. Con la simplicidad que a uno lo desarma y que a él lo caracteriza, el Papa Francisco lanzó hoy un programa para vencer “la guerra por partes”, la posible tercera guerra mundial, con la práctica de la no violencia como “estilo de una política para la paz”.
En el Mensaje por la 50ma Jornada mundial por la Paz, que fue difundido hoy, el pontífice reivindica la “razonabilidad” de la opción no violenta frente a toda la violencia que no sólo mata a miles de hombres, sino que también –utilizando el dinero para el armamento- sustrae recursos “a las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultades, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo” (n. 2). Los ejemplos son innumerables: desde China, que cada año incrementa su presupuesto militar a pesar de afrontar cientos de millones de pobres, hasta Corea del Norte, con sus programas nucleares y su población hambrienta y enferma. Un caso significativo es el de Oriente Medio, donde frente a la alta desocupación de los jóvenes, se propone la militancia en las filas radicales en las guerras de Siria e Irak, con Arabia Saudita y Qatar que se han convertido en los primeros países del mundo en lo que hace a importación de armas. Aquí, lo más indignante es que los países occidentales (EEUU, Gran Bretaña, Francia, España, Italia, etc.), que predican la paz en dicha región, son también los proveedores de aquellas armas que destruyen poblaciones enteras e hipotecan el desarrollo de su futuro. Y que el terrorismo, junto a las innumerables guerras diseminadas por el planeta ya se hayan convertido en una voz en los programas financieros del mundo.
Frente a este plan mundial, el Papa no se desalienta, sino que sostiene ante quien sea la voluntad de ser “constructores de la paz”, tomando como ejemplo a los grandes no violentos de la historia: la Madre Teresa, Martin Luther King, el Mahatma Gandhi, etc.… Él propone una nueva cultura de la no violencia, que parta de la educación en la familia y que se difunda luego en la sociedad. Por otra parte, en otras ocasiones, Francisco ha hablado de una “guerra” que se difunde en el mundo entero contra la institución de la familia. Una familia armoniosa, amorosa, en la cual unos están al servicio de otros, es la contribución primaria contra la violencia en la sociedad y a favor de la solidaridad entre los colegas de trabajo y de escuela. Dichos resultados son confirmados por estudios psicológicos y de sociología.
En el compromiso no violento, el pontífice se abre a la colaboración con cualquiera que lo desee: ante todo, con los miembros de las otras religiones (“Ninguna religión es terrorista”, n. 4), pero también con políticos, empresarios, responsables de las instituciones internacionales. A todos les propone utilizar como “manual” las ocho bienaventuranzas cristianas, invitándolos a acoger “un desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa de las cuales son responsables con el estilo de los constructores de paz” (n. 6).
En este impulso universal por la no violencia, el Papa Francisco borra de un plumazo todas las problemáticas de la “guerra justa” o de las “intervenciones humanitarias” que en los años pasados han encendido el debate de creyentes por las intervenciones militares en Kosovo, en el Golfo, en Somalia. Quizás porque ya es evidente que las intervenciones respondían más a blancos geopolíticos y a proyectos financieros, que a salvar a las poblaciones.
En este mensaje también conmueve la defensa absoluta de las religiones como vías de la paz, justamente mientras en el mundo se discute acerca del carácter violento del islam. Para quien sabe leer bien, en el Mensaje, más que defender el islam, el Papa parece invitar a todos aquellos que se dicen religiosos, a tomar el camino de la no violencia. En esto, el Papa Francisco parece alinearse a todos aquellos musulmanes que atribuyen la violencia presente en su religión a la tradición “árabe-sunita” con sus herederos salafitas y wahabitas.
El carácter global del Mensaje es el de ser una propuesta en positivo, y no una denuncia de escándalos y de acusaciones. Incluso es citado el discurso de la Madre Teresa en Oslo, por el recibimiento del Premio Nobel en 1979, pero no como una denuncia directa del aborto como una amenaza para la paz, sino como un “mensaje de no violencia activa”, que comprende “el acogimiento y la defensa de la vida humana, de aquella no nacida y de aquella abandonada y descartada” " (n. 4). Quizás porque el provenir de paz realmente está pendiendo de un hilo y urge reunir a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
17/12/2016 13:14