Los mongoles nogái contra el imperio ruso
Están repartidos en todo el Cáucaso Norte. Los independentistas apoyan el renacimiento de la Horda Mongola. Están activos sobre todo fuera del país. Fueron víctimas de deportaciones zaristas y estalinistas. La guerra en Ucrania ha despertado el nacionalismo étnico.
Moscú (AsiaNews)- Uno de los oradores en el reciente encuentro del “Foro de los pueblos libres de la post-Rusia”, que se celebró en el hemiciclo del Parlamento Europeo en Bruselas, fue el representante del Movimiento Nacional Nogai, Anvar Kurmanakaev (ver foto). Hizo un llamado a Occidente para que apoye el renacimiento de la independencia del Estado de la Horda Mongola del Cáucaso Norte, destruida por el Imperio de Moscú a mediados del siglo XVI bajo Iván el Terrible.
Según datos oficiales hoy viven en Rusia alrededor de 100.000 nogai dispersos desde las montañas de Altai hasta Daguestán y Karachaevo-Cerkesija. No tienen un territorio propio, que en parte le disputan a Kalmykia, una zona de mongoles que emigraron más recientemente a territorio europeo. Según Kurmanakaev, la identidad nogái corre el riesgo de desaparecer, junto con sus tradiciones y su lengua, una variante turcófona cercana a la lengua tártara.
Los nogai que viven en la Federación Rusa han descalificado a Kurmanakaev, llamándolo "traidor y provocador", pero él responde que "estas personas no representan nada para mí". Durante el último año el activista ha hecho varios llamamientos a sus compatriotas nogái para que no envíen a sus hijos a la guerra en Ucrania, pero ellos “cierran los ojos para proteger sus intereses y no se ocupan de los problemas de nuestro pueblo”. Considera que "no son dignos de llamarse nogái, ni de casarse con las mujeres de los cumuchi", en alusión a la práctica histórica de casarse con otra tribu túrquica de la región del Cáucaso.
La causa de la independencia de los nogái depende de la identificación de los territorios históricos de la antigua Horda, según las subdivisiones posteriores a las invasiones del siglo XIII. Los independentistas nogai quieren "construir en ellos un estado moderno próspero y fuerte, que esté a la altura de los pueblos europeos". Los nogái también estaban relacionados con los tártaros de Crimea, "famosos por su capacidad de organizarse, y el principio creativo ha permanecido en la memoria de nuestra etnia, podemos reactivarlo en cualquier momento", garantiza Kurmanakaev.
La reconquista de los territorios debe llevarse a cabo sin conflictos, pero con un diálogo constructivo junto con todas las demás poblaciones que ahora viven en las regiones rusas de Daguestán, Kalmukia y varias otras repúblicas y distritos. Propone preparar juntos una serie de referéndums sobre distintos temas a fin de responder a las necesidades de todos y "determinar el sujeto estatal al que decidan adherirse las distintas estirpes étnicas".
El político autonomista explica que "se pueden identificar elementos de la epopeya nogaica en los cantos de los cosacos del Terek [el río caucásico en cuyos islotes se refugiaban los combatientes nómadas], de los bashkires, de los tártaros de Kazán y de Karakalpakstán, e incluso de los pueblos del Cáucaso Norte, con los que luchamos, pero también colaboramos para formar zonas de civilización". Él considera que los imperialistas rusos, tanto en la era zarista como en la soviética, temían a las poblaciones más activas y permitían formas limitadas de autonomía sólo a las más sumisas.
Para mantener a raya a las etnias más belicosas, los rusos recurrían al arma de la deportación, la última y más masiva en tiempos de Stalin, pero los nogái recuerdan dramáticamente el exterminio llevado a cabo por el generalísimo Suvorov a fines del 1700. Recientemente fueron destruidos algunos retratos del comandante de Catalina II tras las protestas de los activistas nogai en Astrakhan y Cerkesija. El 1 de octubre los nogái recuerdan a las víctimas de los genocidios perpetrados contra su pueblo, pero el Estado ruso prohíbe cualquier manifestación con ese motivo.
En este momento la pequeña población nogái está repartida en seis o más regiones, sobre todo en el Cáucaso Norte, una zona en la que sin duda no faltan conflictos debido a la presencia de decenas de nacionalidades diferentes. La guerra en Ucrania las está despertando, con efectos que sólo se podrán ver en el curso de los próximos años.
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