Los kurdos en la encrucijada tras el llamamiento de Öcalan al fin de la lucha armada del PKK

de Dario Salvi

Fuentes kurdas de AsiaNews en Diyarbakır hablan del «fin de una era y el comienzo de una nueva etapa». Ayer, el líder se reunió con una delegación en prisión, a la que transmitió un mensaje en el que les instaba a deponer las armas y a disolver el movimiento. Sin embargo, el panorama sigue siendo de profunda incertidumbre, con «dos corrientes de pensamiento diferentes: una a favor del fin de la violencia, la otra convencida de que el problema sigue abierto».

Milán (AsiaNews) - Un anuncio que podría tener un significado histórico, pero cuyas consecuencias sobre el terreno están aún por descubrir. Son horas de esperanza, alternadas con una gran incertidumbre, las que viven los kurdos de Turquía, tras el llamamiento desde la prisión de máxima seguridad del histórico líder Abdullah Öcalan, que pidió el fin de la lucha armada del Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Entrevistado por AsiaNews, una fuente institucional kurda de Diyarbakır (capital de la provincia del mismo nombre, en el sureste), bajo condición de anonimato por razones de seguridad, afirma que «el PKK debería seguir el llamamiento de Öcalan», pero en el país hay «dos corrientes de pensamiento diferentes: unos piensan que este llamamiento pondrá fin a los enfrentamientos y preparará el terreno para un camino hacia una Turquía democrática. Otros creen que la violencia no acabará y que la cuestión kurda seguirá siendo un problema para el país».

Fundado en 1978, el PKK luchó inicialmente por un Kurdistán independiente, pero luego desvió su lucha en favor de la autonomía. El grupo está designado como organización terrorista por Ankara y los aliados occidentales, empezando por Estados Unidos, y desde 2024 el propio gobierno iraquí lo ha incluido en la lista de organizaciones prohibidas. En 2010 y posteriormente en 2013, el Akp y el gobierno iniciaron conversaciones de paz, mostrando una apertura que, sin embargo, no desembocó en conversaciones de paz reales. Al contrario, las conversaciones finalmente descarrilaron en 2015, dando paso a intensos combates en las zonas situadas al sureste, así como a una serie de atentados atribuidos al movimiento en la capital y en Estambul, con un largo reguero de sangre.

Ocalan, de 75 años, está encarcelado desde 1999 en una celda de máxima seguridad en la isla de Imrali, en el mar de Mármara, al sur de Estambul, donde cumple cadena perpetua después de que la pena de muerte impuesta en un principio se cambiara por cadena perpetua. En su llamamiento, leído ayer por la tarde por miembros de la delegación que se reunió con él en prisión, el líder kurdo recuerda el nacimiento del PKK en el siglo XX, que califica como «la época más violenta de la historia de la humanidad», con sus dos conflictos mundiales, el socialismo y la «guerra fría» entre potencias mundiales y esferas de influencia. «La negación absoluta de la realidad kurda, las restricciones a los derechos y libertades fundamentales -especialmente la libertad de expresión- desempeñaron un papel importante en su aparición y desarrollo», recuerda Öcalan.

Turcos y kurdos, prosigue, han conseguido durante mil años coexistir «según una cooperación y alianza mutuas» contra las potencias hegemónicas. Sin embargo, en los últimos 200 años «del capitalismo moderno» esta alianza se ha roto, por lo que la «tarea principal» es «restaurar esta relación histórica». «El respeto a las identidades, la libre autoexpresión, la autoorganización democrática de cada segmento de la sociedad basada en sus propias estructuras socioeconómicas y políticas, sólo son posibles mediante la existencia», continuó, “de una sociedad y un espacio político democráticos”. Siguiendo los llamamientos del diputado Devlet Bahceli, y teniendo en cuenta la buena voluntad del presidente [Recep Tayyip Erdogan], y las opiniones «positivas» de los demás partidos políticos, Öcalan concluye: «Hago un llamamiento a deponer las armas. Asumo la responsabilidad histórica de este llamamiento; todos los grupos deben deponer las armas y el PKK debe disolverse».

En octubre pasado, tras tres años de aislamiento total, el líder kurdo pudo recibir la visita, después de más de 40 meses -la última fue el 3 de marzo de 2020-, de un pariente, Omer Ocalan, que también es diputado del prokurdo Hdp (Partido Democrático de los Pueblos). Le había confiado un primer mensaje de apertura al diálogo con el gobierno turco, en respuesta al insólito llamamiento lanzado el 21 de ese mes por el líder del partido de extrema derecha Mhp (Partido del Movimiento Nacionalista), y aliado de Erdogan: en su discurso, Devlet Bahceli había propuesto invitar a Öcalan al Parlamento para declarar el fin de la lucha armada e independentista, añadiendo que debía beneficiarse de la ley sobre el «derecho a la esperanza» que puede conducir a su liberación. Sin embargo, los primeros pasos se vieron enlutados en las semanas siguientes por atentados y bombas.

«Los kurdos siempre piden la paz y el fin de los enfrentamientos, de los combates en Turquía, así que creo que habrá que esperar a ver qué ocurre en un futuro próximo», subrayó la fuente de AsiaNews, según la cual el panorama sigue siendo incierto. El llamamiento hecho por Öcalan -continúa- significa sin duda el fin de una era y el comienzo de una nueva fase. Creo que el movimiento kurdo seguirá luchando por la libertad del pueblo kurdo, pero de otra manera, quizá más en el ámbito político». La delegación del partido, recuerda la fuente, tuvo «tres reuniones con Öcalan en poco más de un mes y no sabemos nada de lo que se dijeron, de lo que hablaron, de si llegaron a acuerdos o fijaron puntos programáticos durante las reuniones». La misma delegación «fue a la región del Kurdistán iraquí y mantuvo algunas reuniones con el presidente del Kurdistán [Nêçîrvan Barzanî] y otros partidos políticos locales pero, incluso aquí, no sabemos nada de lo que hablaron, por lo que es difícil especular sobre el futuro». Este», concluye, “es un momento de espera y transición, todos veremos qué ocurrirá en el futuro para el pueblo kurdo y el turco”.