Los intereses económicos divergentes de Moscú y Astana
La inestabilidad del rublo también está poniendo en serias dificultades a las economías de los países de Asia Central. En los últimos días, el presidente kazajo Tokaev sustituyó al gobernador del banco central que había permitido la devaluación de la moneda local. Kazajistán está dispuesto a ayudar a Rusia, pero no a acabar en el abismo con ella.
Moscú (AsiaNews) - Rusia y Kazajistán han declarado en varias ocasiones recientes, que están dispuestos a desarrollarse y colaborar en el marco de la Unión Económica Euroasiática (UEE), pero la inestabilidad del rublo está poniendo este plan en serias dificultades, creando también una considerable agitación en los demás socios de Asia Central. Las autoridades de Astana se mueven en direcciones completamente opuestas a las de Moscú, como ha demostrado en los últimos días la sustitución del jefe del Banco Central de Kazajistán por parte del presidente Kasym-Žomart Tokaev, que destituyó a Galymžan Pirmatov, de 51 años, que había permitido la devaluación del tenge local, por Timur Sulejmenov, de 45 años, antiguo ministro de Economía.
La política financiera de Kazajstán se basa más bien en el control orientado de las "membranas financieras" según el modelo chino, al que también querrían recurrir los rusos, que actualmente permanecen en un profundo impasse. El primer ministro de Moscú, Mijaíl Mišustin, viajó a Astaná con motivo de la exposición Innoprom, reuniéndose con Tokaev para acordar la dirección a seguir juntos en el ámbito financiero, aprovechando el enorme crecimiento de los intercambios comerciales entre ambos países, que "han batido todos los récords históricos", con grandes proyectos conjuntos en los campos del automóvil, la aviación y el transporte ligero, la química del petróleo, la metalurgia y el desarrollo digital.
El problema, sin embargo, reside en el aspecto financiero, debido a las restricciones en el uso de divisas fuertes internacionales. El comercio en rublos impone a menudo grandes riesgos, debido a la indeterminación de su tipo de cambio y a su continua devaluación, y el Banco Central se ha mostrado hasta ahora poco dispuesto a imponer un control, intentando subir continuamente los tipos, sin lograr ningún resultado ni sobre la inflación ni sobre las fluctuaciones monetarias. Y esta política de Moscú es absolutamente inaceptable para las autoridades de Kazajistán.
Antes de enviar a Pirmatov a casa, el Presidente Tokaev había criticado repetidamente al Banco Estatal por los elevados intereses impuestos para frenar la inflación. En su opinión, de esta forma los bancos kazajos acababan acumulando beneficios extra, y en su lugar debería considerarse la posibilidad de "una redistribución más justa, teniendo en cuenta los intereses del Estado". Además, desde el verano, el tenge también se ha debilitado fuertemente frente al dólar, al igual que el rublo, que continúa su descenso, desestabilizando todo el presupuesto de la Federación Rusa, y aún no hay salida.
Un endurecimiento excesivo de la política monetaria y financiera podría dificultar cada vez más las inversiones y frenar el aumento de la producción nacional, como advirtió el ministro ruso de Desarrollo Económico, Maksim Rešetnikov, en un discurso ante el Consejo de la Federación, el Senado de Moscú. La volatilidad del rublo y la inflación no pueden atajarse sólo con subidas de impuestos o volviendo a las medidas habituales de control de divisas, señaló Rešetnikov, y hay que estudiar bien el modelo chino, en el que el mercado interior del yuan está dividido del exterior, sin llegar necesariamente a "un tipo de cambio de doble moneda".
Más del 35% de los ingresos de exportación se declaran en rublos, que fluyen desde lugares extraterritoriales de vuelta a Rusia, lo que crea un cortocircuito difícil de resolver. El ministro describe una situación en la que las diversas estructuras comerciales "nos quitan rublos, los sacan y realizan operaciones de cambio desfavorables para nosotros, en un juego perverso de rublo contra rublo".
Toda la economía rusa corre el peligro de seguir siendo "rehén de unas finanzas incontrolables" y acabar sucumbiendo a las presiones de las sanciones occidentales. Kazajistán está dispuesto a ayudar a Rusia, pero no a acabar en el abismo con ella.
Foto: Flickr / Alex J. Butler
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