Los calmucos sueñan con la 'Unión Euroasiática del Volga'

de Vladimir Rozanskij

Tensiones territoriales entre la República rusa de Kalmukia y la región de Astracán. Se disputan más de 4 mil kilómetros cuadrados, principalmente de la estepa. Las aventuras bélicas de Putin corren el riesgo de desintegrar la Federación Rusa y las minorías étnicas se preparan para ese escenario.

Moscú (AsiaNews) - En la región rusa de Astracán, a orillas del Volga, se enfrentan dos movimientos separatistas diferentes: los calmucos y los nogayos. La "Declaración de Independencia de la Kalmukia", difundida a finales de octubre, desencadenó un amplio debate entre los distintos sectores de estas dos variantes de la etnia mongola que los rusos nunca han conseguido someter del todo. Se trata de dos grupos étnicos que difieren en cuanto a tradiciones y antigüedad.

El tema de la disputa es precisamente el destino del territorio del delta del Volga en Astracán. Allí, el gran río ruso se expande para generar el mar Caspio, la frontera más evidente entre Europa y Asia, que los nogayos reclaman como propia, por ser su zona originaria. Desde hace siglos, todas las regiones del sur atravesadas por el Volga son objeto de disputas. En la época soviética y posterior, se sucedieron varios litigios entre Kalmukia y la región de Astracán por el control de distintos territorios.

En particular, se disputan tres partes de la estepa casi deshabitada que lindan con varias regiones. Se trata de un territorio cuya superficie total es de 4.000 kilómetros cuadrados, y por el que todavía hay causas abiertas en la justicia federal. Las reivindicaciones de los separatistas calmucos son aún más amplias, abarcando casi toda la región de Astracán, como muchos señalaron en el Congreso Oirato-Calmuco de Elista en 2021. En esa ocasión, varios oradores se refirieron a las amplias zonas de los valles de Dolbansk y Privolshkoe, que fueron arrebatadas a los calmucos para facilitar las deportaciones estalinistas. Se trata de importantes accesos al agua potable para abastecer a toda la región.

Uno de los miembros más activos de los separatistas calmucos es Erentsen Doljaev. En su canal de Telegram se dedica a escribir para justificar el eslogan "¡La región de Astracán es Kalmukia!”. Para entender esta afirmación, “se necesitan muchos argumentos históricos, culturales e incluso lingüísticos”, comenta el político liberal Batyr Boromangaev, refiriéndose a las diferentes definiciones e interpretaciones entre los rusos y los grupos étnicos locales, incluidos los alemanes del Volga, que se asentaron en estas zonas en distintas épocas.

En el pasado -lejano o reciente- varios territorios se "perdieron" o "fueron arrebatados", dependiendo del matiz que quiera darse al tema. Los soviéticos reordenaron estas zonas pero en general no tuvieron en cuenta los reconocimientos o distinciones del período zarista. Tanto es así, que en 1958, después de Stalin, se estableció la república autónoma de Kalmukia, pero ésta quedó privada de muchas zonas que fueron asignadas a Astracán, Volgogrado y otras regiones vecinas. Según Boromangaev, "compete a las autoridades federales decidir sobre la restitución de estas tierras, donde vivieron nuestros antepasados".

Los activistas de ambos bandos señalan que la Federación Rusa es la heredera de la Unión Soviética, y de hecho parece querer perpetuar sus injusticias y su represión étnica, un factor que se hace más evidente hoy, con la guerra en Ucrania. El político calmuco también señala que el oleoducto del Consorcio del Caspio pasa por territorios que fueron sustraídos y cuyos beneficios van a parar a Astracán.

Boromangaev afirma: "es evidente que Rusia se está derrumbando, por culpa de Putin y su pandilla de aventureros, y en estas condiciones es urgente la creación de nuevos Estados independientes, con raíces históricas y sólidas bases económicas". Los activistas insisten en la apertura a las relaciones internacionales y al derecho internacional, empezando por las naciones e instituciones más cercanas, como Kazajistán, la propia Ucrania y toda Europa.

Para muchos, el reordenamiento de las respectivas áreas de competencia incluso podría favorecer una futura "nación unificada" de Kalmukia y Astracán. Y quizás ésta podría abrirse a tártaros, baskires, daguestaníes u otros en una nueva "Unión Euroasiática del Volga", como algunos proponen llamarla.