Los Emiratos se disponen a retirar las tropas en Yemen, la guerra “terminó”

Parte de la coalición saudita, los vértices de los EAU se disponen a abandonar el campo de batalla. En quince meses, los Emiratos cuentan con al menos ochenta muertos. Para el ministro de Relaciones Exteriores es tiempo de “monitorear acuerdos políticos” y reforzar a los yemenitas “en las zonas liberadas”. Pero gran parte del país aún sigue bajo el control de los rebeldes Houthi.

Abu Dabi (AsiaNews/Agencias)- Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) están preparados para retirar sus tropas, parte de la coalición árabe guiada por los sauditas, del conflicto en Yemen. Después de quince meses y al menos ochenta muertos, los vértices del país del Golfo declararon que- para ellos- la guerra “terminó”. Un ministro del gobierno dio el anuncio oficial, que el príncipe heredero del Emirato de Abu Dhabi luego posteó en su propio sitio oficial de twitter, relanzándolo.

Mientras tanto gran parte de Yemen, incluyendo a la capital Saná, sigue en manos de los rebeldes Houthi.

Apoyadas por Irán, las milicias chiíes locales eran el objetivo declarado de la coalición encabezada por los sauditas. Sin embargo, meses de intensos combates y violaciones de los derechos humanos- entre las cuales está la acusación de la ONU, luego retractada, de haber realizado estragos entre los civiles, sobre todo niños- no han hecho disminuir en nada la resistencia de los rebeldes.

Muy por el contrario, los ataques causaron una escalada de violencias y confusión, contribuyendo al avance de grupos yihadistas que se mancharon de crímenes gravísimos y masacres, como el asalto a la casa de descanso dirigida por las hermanas en Adén, en el sur.

Anwar Gargash, ministro de los Emiratos para los Asuntos extranjeros afirma que “nuestro punto de vista es claro: la guerra terminó para nuestras tropas, estamos monitoreando acuerdos políticos (y) el reforzamiento de los yemenitas en las zonas liberadas”. Su intervención fue durante y en el marco de un encuentro con embajadores extranjeros y altos funcionarios, entre los cuales se hallaba el príncipe heredero, Sheikh Mohammed bin Zayed al-Nahyan. Este último es también vice-comandante supremo de las Fuerzas armadas; la intervención en Yemen es el primero realizado fuera de las fronteras nacionales en la historia del país.

Desde enero del año pasado la nación del Golfo es teatro de un sangriento conflicto interno que ve oponerse a la dirigencia sunita, apoyada por Arabia Saudita, y a los rebeldes chiíes Houthi, cercanos a Irán. En marzo de 2015 los sauditas, encabezando una coalición árabe, realizaron ataques aéreos contra los rebeldes en un intento por liberar la capital Saná, y restituir el país al presidente (antes en el exilio, ahora de regreso) Abdu Rabu Mansour Hadi.

La ofensiva guiada por Riad supo echar a los rebeldes de las ciudades del sur, donde el gobierno guiado por Hadi instituyó su propia base; pero los rebeldes lograron mantener el control de gran parte de los altiplanos del norte y del centro del país, como también la costa en el mar Rojo.

Para Arabia Saudita los Houthi, aliados a las fuerzas fieles al ex presidente Ali Abdullah Saleh, están apoyados en el plano militar por Irán; una acusación que Teherán rechaza. En el país además están activos grupos extremistas ligados a al-Qaeda y a milicias yihadistas relacionadas con el Estado islámico, que han contribuido a aumentar el espiral de violencia y terror.

Según fuentes de la Organización mundial de la salud (OMS) en la guerra murieron al menos seis mil cuatrocientas personas, si bien algunas fuentes cuentan casi diez mil víctimas y dieciséis mil heridos. Para las Naciones Unidas, que han promovido coloquios de paz en Kuwait hasta ahora sin resultados, existe el fuerte riesgo de “catástrofe humanitaria” en Yemen.