Lawrence Wong nuevo primer ministro de Singapur: los desafíos del nuevo gobierno

de Steve Suwannarat

Con un par de años de retraso debido a la pandemia, el 15 de mayo el primer ministro Lee Hsien Loong, de 72 años, será relevado por su sucesor designado, un economista de formación. La nueva administración deberá encontrar solución a los problemas que han caracterizado a la ciudad-estado en los últimos años: escasez de vivienda, envejecimiento de la población y un sistema de salud insuficiente.

Singapur (AsiaNews)- El 15 de mayo el primer ministro Lee Hsien Loong, de 72 años, pasará el testigo a su sucesor designado, Lawrence Wong, de 51 años, quien también estará al frente del Ministerio de Finanzas. La decisión ya había sido comunicada hace tiempo pero la implementación se postergó debido a los condicionamientos de la pandemia de covid-19.

Son varios los retos que tendrá que afrontar el nuevo primer ministro, economista de formación y ex ministro de Educación, quien debía recibir el cargo en 2022 después de haber sido viceprimer ministro y subsecretario del PAP. Son problemáticas que van desde la movilidad social hasta la sostenibilidad ambiental, pasando por las necesidades de producción hasta la adecuación del sistema de salud y welfare para una población cada vez más anciana, con atención especial a las áreas con dificultades socioeconómicas. Y todo ello en un contexto internacional que requiere un liderazgo decidido y ejemplar de Singapur ante los desafíos regionales y globales en el delicado equilibrio de alianzas e intereses en el que está sumido todo el Sudeste Asiático, como, por ejemplo, con el conflicto civil en Myanmar.

Ya hace tiempo que el partido en el poder no encuentra una solución para los problemas que han caracterizado los últimos años posteriores a la pandemia de Covid-19: envejecimiento de la población, tensiones étnicas y religiosas, welfare público cada vez más insuficiente, escasez de vivienda. No se pueden seguir postergando los contrastes sociales que afectan a la mano de obra inmigrante (38% de la fuerza de trabajo, 1,5 millones de personas), a menudo discriminada y mal integrada, al igual que la cuestión de la disponibilidad y el costo de la vivienda.

Estos problemas no son nuevos ni únicos en el contexto asiático, pero impactan en la imagen de excelencia administrativa y de coherencia de los dirigentes, que siempre han apuntado a la moralidad, la escucha de las fuerzas sociales y una legalidad que - con el objetivo de garantizar la paz social - impone controles y sanciones severas incluso para comportamientos tolerados en otras partes.

La emergencia sanitaria de la pandemia puso fin a veinte años de gobierno complicados repartidos en cuatro legislaturas, y Lee (hijo de Lee Kuan Yew, que a su vez dirigió el país entre 1959 y 1990, como jefe del Ejecutivo y como secretario general del Partido Acción Popular (PAP)) ha tenido un papel decisivo. Se caracteriza por un estilo tranquilo y pragmático y se ha convertido en el garante del bienestar y del equilibrio étnico-religioso, así como del prestigio internacional de la ciudad-Estado, relanzando su rol financiero, actualmente en crecimiento ayudado también por la crisis de su rival Hong Kong.

Es un liderazgo que ha mostrado pocas fisuras y ha tenido pocos opositores, que llevó adelante una gestión pública basada en el concepto de "democracia guiada" que elaboraron los fundadores. Es una idea de administración fuertemente centralizada que apunta al orden y al bienestar compartidos incluso con métodos represivos, liberal en el plano económico pero con un fuerte aporte público, considerada funcional no sólo para Singapur, sino también como referencia para todo el contexto asiático. La mayoría apoya y comparte esta praxis de gobierno, pero que al mismo tiempo no ha permitido resolver la serie de cuestiones que ahora quedan en manos de su sucesor, Lawrence Wong.