24/10/2024, 11.08
LINTERNAS ROJAS
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Las elecciones presidenciales estadounidenses y la ausencia de la «carta china» en el debate electoral

de Silvia Torriti

Trump muestra un enfoque más agresivo y aislacionista, Harris se muestra más cauto e inclinado hacia la estabilidad. Respecto a Pekín, en el lado estadounidense prevalece el deseo de proteger los intereses nacionales. Con los años, China ha suavizado el tono de la «diplomacia del guerrero lobo». Y mira hacia la votación del 5 de noviembre sin exponerse oficialmente, aunque parece apostar por el candidato demócrata.

Milán (AsiaNews) - Faltan pocos días para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y, mientras continúa el enfrentamiento entre los dos candidatos, Kamala Harris y Donald Trump, hay un tema que destaca por su práctica ausencia en el debate electoral: el de las relaciones con Pekín. La «carta china», que siempre se ha jugado para criticar la gestión de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y China y desacreditar al adversario de turno, parece haber perdido eficacia respecto a anteriores comicios. Cuestionando las razones de la falta de implicación de China en el discurso político previo a la votación se encuentra la revista The Diplomat, que en un reciente artículo atribuye la causa a la aparición de dos nuevas circunstancias.

En primer lugar, durante el mandato de Joe Biden en la Casa Blanca, las relaciones bilaterales entre EEUU y China habrían alcanzado un estado de estabilidad, a pesar de la persistencia de serias diferencias en cuestiones como Taiwán, el Mar de China Meridional y otros problemas económicos. Gracias a sus décadas de experiencia en política exterior, el presidente en funciones ha sido capaz de tomar decisiones que satisfacen tanto los intereses nacionales como los internacionales y evitar provocar serias desavenencias con su rival asiático.

De hecho, Biden ha mantenido los aranceles a las importaciones chinas establecidos por su predecesor, ha intensificado las medidas para contrarrestar el desarrollo tecnológico del dragón en favor del interno y ha reforzado la presencia estadounidense en el Indo-Pacífico en un intento de contener la asertividad china en la región. Al mismo tiempo, sin embargo, logró mitigar las hostilidades abandonando la temida estrategia trumpiana de «desacoplar» la economía estadounidense de la china en favor de una política más prudente de «des-riesgo», con el objetivo de limitar la dependencia de China, sin interrumpir drásticamente los acuerdos comerciales.

Según los expertos de la revista, Trump no tendría ninguna buena razón para criticar la gestión de las relaciones con Pekín por parte de la facción gobernante. Además, la vicepresidenta Harris, como candidata del Partido Demócrata, tiene la ventaja de heredar el trabajo de Biden y alinearse con sus éxitos, distanciándose de lo que se consideran sus fracasos.

Las cuestiones de política exterior, además, parecen haber pasado a un segundo plano frente a los asuntos internos más preeminentes y las controversias domésticas, como la inflación galopante, la ralentización del crecimiento económico, el derecho al aborto y las investigaciones contra el magnate. Esta es la otra razón por la que, siempre según The Diplomat, la «carta china» no sería tan atractiva para ninguno de los dos bandos en este ciclo electoral. Aunque el 118º Congreso de EE.UU., que entró en funciones en enero de 2023, ha introducido más proyectos de ley relacionados con China que en el pasado, éstos han sido evaluados en su mayoría desde la perspectiva de los beneficios internos y la competitividad económica. Ya se trate de la prohibición de TikTok, una red social que también es popular entre los usuarios estadounidenses, o del bloqueo de los incentivos fiscales para las empresas chinas de baterías como Gotion, las decisiones que implican a Pekín están cada vez más impulsadas por la intención de proteger ante todo los intereses estadounidenses.

Por otro lado, la República Popular también ha suavizado el tono de su «diplomacia del lobo guerrero» (zhan lang waijiao), esforzándose por recuperar las relaciones con EEUU. Prueba de ello es la reciente liberación del pastor estadounidense David Lin, detenido en Pekín en 2006 acusado de fraude contractual.

Sólo después del 5 de noviembre sabremos si prevalecerá el enfoque más agresivo y aislacionista de Trump hacia el Dragón o el más cauto y orientado a la estabilidad de Harris. Hasta entonces, a menos que ocurra algo significativo, la «carta china» seguirá desempeñando previsiblemente un papel marginal en la confrontación electoral.

Mientras tanto, el gobierno chino, aunque prefiere no exponerse oficialmente sobre la elección presidencial estadounidense, parece haber hecho ya su elección, insinuando que siente más simpatía por el candidato demócrata.

En un comentario poco habitual hecho a la BBC, Jia Qingguo, miembro del Comité Permanente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, dijo: «Preferiría a Harris debido a la mala experiencia con Trump. No queremos que se repita». De hecho, durante la presidencia de este último, las relaciones entre ambos países han sido muy tensas, empeorando dramáticamente tras el estallido de la pandemia del Covid-19. Además, en caso de victoria electoral, Trump ya ha amenazado con imponer aranceles del 60% a los productos chinos, una decisión que podría tener graves consecuencias para la economía del dragón.  

Con Harris en la Casa Blanca, en cambio, se vislumbra un escenario de mayor estabilidad en las relaciones bilaterales, siguiendo los pasos de Biden. En este sentido, Zhu Junwei, director del Centro de Estudios Americanos del think tank Grandview Institution de Pekín, afirma: «Es una opinión común entre los expertos chinos que Harris significa más continuidad, al menos en los primeros uno o dos años de su presidencia», y añade que «al mismo tiempo, Trump representa un abanico más amplio de posibilidades, mejores o peores, con muchas sorpresas y potencialmente más problemas para China, el propio EEUU y sus aliados, e incluso para el mundo».

Las observaciones de Zhu también son compartidas por Chen Dongxiao, presidente del Instituto de Estudios Internacionales de Shanghái, quien afirma que en China existe la creencia generalizada de que «la segunda administración Trump probablemente traería mayor incertidumbre, inestabilidad e imprevisibilidad que una presidencia de Kamala Harris».

También hay otra razón por la que Harris es la favorita de Pekín: su elección del actual gobernador de Minnesota, Tim Walz, como candidato a la vicepresidencia de Estados Unidos. Los antecedentes del político como profesor de inglés en un instituto de Foshan, Guangdong, y su profundo conocimiento de China hacen de él una figura muy apreciada por la opinión pública china y auguran un futuro prometedor para las relaciones diplomáticas entre ambos países. Por otro lado, sin embargo, la conexión de Walz con el dragón también le ha valido críticas de los republicanos, que le han acusado de ser demasiado indulgente con China, tachándole de «marxista prochino».  

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