Las elecciones en Irán, un test para Rouhani

de Darius Karimian

Mañana se vota para el Parlamento (Majlis) y para el Consejo de Expertos, que elige al Guía supremo. La confrontación entre moderados y conservadores es sobre todo en Teherán. Los moderados reformistas quieren continuar las aperturas hacia el mundo y encontrar soluciones diplomáticas para las guerras en Medio oriente. Pero los conservadores tienen poder sobre los medios, las oraciones del viernes, el ejército y sobre los pasdarán.

Teherán (AsiaNews)- Entre dudas de inutilidad y esperanzas para el futuro, mañana cincuenta y cinco millones de iraníes están llamados a las urnas. El voto se refiere a la elección de los doscientos noventa diputados del Majlis, cuyo mandato dura cuatro años y la de ochenta y ocho miembros del Consejo de los Expertos, que dura ocho años. Según los analistas, esta última votación es la más importante. La Asamblea de hecho está encargada de elegir al Guía supremo. El actual ayatollah, Alí Khamenei, tiene setenta y nueve años y está muy enfermo. Por esto se piensa que la futura asamblea será llamada a designar a su sucesor.

El Guía supremo juega una importancia altísima en la política iraní, siendo jefe de las fuerzas armadas, de los tribunales, de las comunicaciones, del Consejo de los guardianes, que vigilan si las leyes del Parlamento están o no de acuerdo con el islam. Mohammed Khatami, presidente desde 1997 al 2005, fue bloqueado por esto en su programa de reformas y hasta ahora le está prohibido aparecer públicamente y de enviar mensajes.

El Consejo de los guardianes, que funciona como la larga mano del líder supremo, antes de las elecciones, eliminó a unos seis mil de los doce mil candidatos. La mayoría de los eliminados para participar son reformistas. Entre los excluidos excelentes está Hassan Khomeini, nieto del gran ayatollah de la Revolución, que milita entre los reformistas. El motivo oficial de su eliminación fue la imposibilidad de “verificar sus competencias religiosas”. Excluido también el hijo del ex presidente Hashemi-Rafsanjani, y la hija de Fatemeh Hashemi.

La lucha en estas elecciones es entre los “moderados reformistas-republicanos”, que tienen como punto de referencia a Rafsanjani y a Hassan Rouhani, el actual presidente y los “principalistas-conservadores”, dirigidos desde lejos por Alí Khamenei y de cerca por el ayatollah Ahmad Janati (jefe del Consejo de los guardianes), y por el ayatollah Mesbah Yazdi (uno de los conservadores más duros).

Una verdadera y propia confrontación será posible sólo en Teherán, donde los moderados esperan poder obtener más del 40% de los votos. En el resto del país los conservadores son siempre más fuertes.

La lista ligada a Rouhani tiene muchas posibilidades, después del gran suceso obtenido por él en el acuerdo sobre lo nuclear, que ha eliminado la mayor parte de las sanciones económicas y financieras del país. Rouhani espera un gran apoyo a los candidatos reformistas, que se pueda continuar a mejorar la situación económica del país, abriéndolo aún más hacia el resto del mundo y buscando vías diplomáticas para los conflictos regionales en los cuales Irán está implicado (Siria, Irak, Yemen).

Pero, los conservadores con Khamenei, tienen el control de los medios, de la oración de los viernes, del ejército, de los Guardias de la revolución (pasdarán), y tienen como finalidad mantener alta la confrontación con el resto del mundo y la guerra en Medio oriente. Pero sobre todo, quieren mantener el poder y los monopolios sobre la economía y timoratos de la voz de la población, siempre más cansada del dominio de los ayatollah, mirados como “clericales parásitos”.

Un poder mayor en la línea de Rouhani en la Majlis y en el Consejo de los Expertos podría dar mayor respiro a las reformas y permitir un segundo turno a su presidencia, que finaliza dentro de un año.