Lahore, activistas apoyan la reducción de armas convencionales
Los miembros del Center of Social Justice discutieron los peligros que reviste la proliferación de armas. En 2015 Pakistán fue el décimo país en el mundo, considerando el número de armas compradas. La "cultura del kalashnikov" se difundió a partir de los años ochenta; "En los libros de texto los soldados son los únicos héroes"; la seguridad de las iglesias depende de jóvenes armados hasta los dientes.
Lahore (AsiaNews) - Grupos de activistas están organizando eventos públicos en apoyo del primer ministro Shahid Khaqan Abbasi, quien se ha comprometido a reducir las armas automáticas en Pakistán. El 31 de agosto pasado, el Center of Social Justice (CSJ) emitió un comunicado en el cual "pide urgentemente al gobierno que se adopte una política integral para la desmilitarización de la sociedad."
El mismo Abbas se había expresado en este sentido durante el discurso pronunciado el 1ero de agosto. El flamante primer ministro dijo que "sólo la policía y las fuerzas armadas deben estar en posesión de armas, y el gobierno federal secuestrará todas las armas automáticas que estén en manos de particulares, dando a cambio una compensación". Abbasi también ha formado un comité para confrontar las propuestas de los miembros del gobierno de las provincias de Baluchistán y Khyber Pakhtunkhwa, las más afectada por los atentados suicidas, que se oponen a la prohibición de las armas automáticas.
Peter Jacob, católico y director ejecutivo de CSJ, afirma: "Estamos apoyando sus esfuerzos para construir la paz y la no violencia. Este es un nuevo comienzo, un cambio ejemplar. La licencia libre para armas automáticas otorgada a todos los ciudadanos difunde las armas ilegales y ha tenido graves repercusiones en el mantenimiento del orden, la proliferación de crímenes violentos y la brutalización de la sociedad, especialmente en cuanto a la violencia contra los sectores débiles de la sociedad: mujeres, niños, minorías religiosas y cualquier persona que sea considerada diferente o extraña".
El activista intervino durante el seminario celebrado en Lahore, al que asistieron abogados, representantes de ONG y políticos. Los ponentes han expresado su profunda preocupación por los delitos relacionados con las armas, como el contrabando, la venta y la promoción de una mentalidad de guerra. El CSJ también planea organizar eventos similares en otras ciudades.
Devastado por años de terrorismo, Pakistán no ha firmado el Tratado de Comercio de Armas de 2014, que regula el intercambio internacional de armas convencionales. En 2015 la potencia nuclear se colocaba en el décimo puesto del ranking mundial de los principales importadores. Los dos países que más exportan a Pakistán son Serbia y China. Las armas que se introducen clandestinamente en las ciudades llegan principalmente a las provincias de Balochistán y Khyber Pakhtunkhwa, en la frontera con Afganistán.
Según los medios oficiales, en junio de 2016 unos 352.000 paquistaníes estaban en posesión de armas. Farooq Tariq, musulmán y secretario general del Labour Party of Pakistan, afirma que "la cultura kalashnikov" ha surgido después de la islamización del sistema legal, que se produjo en los años 80 bajo la dictadura militar de Zia-ul-Haq. Tariq dice a AsiaNews que "nuestros libros de texto glorifican las guerras, y los soldados son nuestros únicos héroes. Las armas de juguete son los juguetes más comunes entre los niños varones. El término islámico de la yihad es exagerado. Cada una de nuestras gobernaciones tiene al menos 20 puertos de armas. Las armas son sinónimo de campañas electorales, se han convertido en un símbolo de valentía y virilidad. Todo esto ha dañado nuestro tejido moral y social". Según el líder musulmán, "los gobiernos federales y provinciales deben instaurar una política de diálogo para limitar las armas y municiones. Además de esto, [deben esbozar] un plan de acción para construir la paz en la sociedad que pueda contribuir al desarrollo económico y a la estabilidad de la democracia".
Después de la matanza de 134 niños en la escuela militar en Peshawar, perpetrada por los talibanes en 2014, los lugares de culto de las minorías y varios edificios importantes fueron fortificadas con alambre de púas, barricadas, muros más altos y cámaras de seguridad. Los guardias de seguridad dirigidos por jóvenes armados hasta los dientes se han convertido en un componente esencial para todas las iglesias del país. Los medios de comunicación informan que desde 2003 más de 60.000 personas (incluyendo 21.895 civiles) han muerto en ataques terroristas.
14/06/2021 14:00