La violencia en las escuelas turcas refleja una crisis social y económica

de Dario Salvi

El asesinato de un director a manos de un menor aviva la polémica. El autor de los disparos era un alumno que quería "vengarse" de su expulsión. Los sindicatos progubernamentales (también) se declaran en huelga. P. Monge: la educación es sólo la 'punta del iceberg'. Las cuatro reformas Akp han anulado la educación laica y científica. La 'némesis' de Erdogan y el ascenso de Imamoglu.

Milán (AsiaNews) - El asesinato del director de una escuela de Estambul a manos de un alumno que buscaba "vengarse" de una orden de expulsión anterior ha reavivado la atención sobre la violencia en las aulas en Turquía y sobre el sistema educativo en general. Un terrible suceso que ha sacudido las conciencias. Y que ha llevado a varios sindicatos de profesores a convocar una jornada de huelga, porque no se trata de "un incidente aislado", sino del resultado de una larga política de "desprestigio" de la profesión docente. Sin embargo, es "importante señalar que se trata de la punta del iceberg, de una crisis del sistema educativo, que se suma a fuertes tensiones sociales", explica a AsiaNews el padre Claudio Monge, dominico, que lleva mucho tiempo en la capital económica y comercial del país, donde es párroco de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo. "Estas agresiones -continúa- son a menudo instigadas y originadas no tanto por los alumnos, sino más bien por miembros de la familia, y es reductor vincular la cuestión de la violencia únicamente al entorno escolar".

Director asesinado

El asesinato a tiros, el 7 de mayo, de İbrahim Oktugan, de 74 años, director de una escuela pública, es un tema sobre el que los medios de comunicación y los comentaristas están suscitando una polémica que va más allá de la noticia, alimentando los debates sobre la seguridad en las instituciones. El autor de los disparos era un alumno que actuó en venganza porque había sido expulsado por motivos disciplinarios. El hombre murió en el hospital a causa de sus graves heridas, mientras que el joven -un menor identificado con las iniciales Y.K., de familia inmigrante iraquí- fue detenido por la policía cuando intentaba escapar. Ahora está encerrado en una prisión de menores a la espera de juicio por asesinato premeditado.

La historia ha suscitado polémica en varios frentes: desde la narrativa mediática hasta la vinculación con el mundo de la inmigración, que alimenta aún más las olas de xenofobia, pasando por la cuestión de la violencia escolar, que desde hace tiempo parece estructural. Los episodios de acoso a compañeros y profesores son cada vez más frecuentes y se producen ya a los seis años: según el estudio Seguimiento de la Educación 2020, uno de cada tres niños ha sufrido agresiones en el aula, con un 14% más entre las niñas. Junto a esto está la cuestión de la inmigración, aunque no hay una incidencia más significativa entre los procedentes del extranjero también porque, hace poco, una profesora fue agredida por un alumno (turco) armado con un cuchillo. Y una profesora embarazada fue agredida por los padres de un alumno, también turco, sin que la prensa hiciera especial hincapié en la nacionalidad, a diferencia del asesinato del director.

Las organizaciones del sector escolar, incluso las tradicionalmente vinculadas al gobierno y a los partidos mayoritarios, expresaron su descontento con una jornada de huelga. Sin embargo, la violencia es un problema que no sólo afecta a la educación y que ha ido creciendo -y agravándose- en los últimos 10 años debido también a las políticas discriminatorias llevadas a cabo por el ejecutivo, empezando por la desigualdad de género. A ello se une el choque entre clases sociales y grupos étnicos, la desconfianza en la justicia y un aumento general de la ira y el descontento, unido a la intolerancia mutua.

Una "cuestión social"

Lo que los sindicatos y expertos autorizados denominan "emergencia escolar" forma parte, en realidad, de una problemática más amplia que abarca la educación, la sociedad y la política turcas de las dos últimas décadas, "en las que se ha producido una despotenciación del sistema educativo". "En Turquía", explica el P. Monge, "la escolarización obligatoria está en vigor desde los seis hasta los 17 años, la tasa de escolarización en primaria [según las estadísticas oficiales] ronda el 94%, que desciende al 91% en el caso de un primer abandono y parcial con la secundaria y se mantiene con la enseñanza superior". El problema", prosigue, "está vinculado a un cambio en el alma misma de la nación, la violencia es un reflejo de las tensiones sociales debidas a una crisis económica dramática y a importantes recortes en la financiación de la educación". El Gobierno había prometido "políticas para proteger a los niños, para apartarlos del trabajo infantil, y la escolarización obligatoria hasta los 17 años iba en este sentido, pero el importante retroceso de las políticas familiares y sociales" no ha podido frenar la deriva violenta. "El número de niños de entre 15 y 17 años que trabajan en la calle ha aumentado en 110 mil respecto a 2011", subraya el clérigo, director del centro de estudios DoSt-I (Dominican Study Institute) de Estambul y desde 2014 asesor del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, "y la tasa de aumento del número de niños trabajadores, que alcanza los 620 mil, es del 20%". Al mismo tiempo, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha visto reducido su presupuesto para "combatir el trabajo infantil" de alrededor de 1,2 millones de euros en 2023 a poco más de 825.000 euros este año. 'Más dinero a la industria armamentística [como informamos en este pasado artículo], también por el efecto volante de la guerra en Ucrania'.

Luego está la cuestión de los programas escolares, que en 22 años de gobierno de Akp (el Partido de la Justicia y el Desarrollo del presidente Recep Tayyip Erdogan) han sufrido cuatro revisiones, la última aprobada recientemente. "En dos décadas ha habido cambios significativos", explica el P. Monge, "vinculados a una visión moral-religiosa de la vida y la sociedad". Alrededor del 35% de la materia se ha suprimido del nuevo plan de estudios, con la teoría de la evolución limitada a la biología secundaria, y el creacionismo financiado por algunas confesiones cristianas protestantes de Estados Unidos". A continuación, se quejan de la falta de educación cívica, a expensas de una "moralización del comportamiento por motivos religiosos que lleva a considerar al estudiante ideal no en función de su preparación intelectual, sino en función de dictados morales de inspiración islámica". A ello se une el aumento de las escuelas religiosas (imam hatip), con el apoyo del Ministerio de Asuntos Religiosos (Diyanet), de las pocas "que se han beneficiado de un aumento constante de la financiación". Sólo en Estambul, se calcula que 10.000 niños han sido desviados de la enseñanza pública a escuelas ilegales de inspiración religiosa. No debemos", explica, "pensar en un adoctrinamiento al estilo talibán, sino más bien en un debilitamiento de la capacidad crítica" funcional a un futuro electorado más maniobrable.

La educación al servicio del poder

La fuerte intervención gubernamental sobre la independencia de las universidades turcas y el férreo control sobre los rectorados, tras las medidas autoritarias posteriores al fallido golpe de Estado de 2016, han provocado una auténtica "fuga de cerebros al extranjero". Las batallas por la educación pública de hombres y mujeres lideradas por Mustafá Kemal Ataturk, el padre fundador de la Turquía presidencial moderna, que "la había convertido durante décadas en un modelo a la vanguardia del mundo islámico", parecen lejanas. Todos estos son elementos en juego, subraya el dominico, "pero debemos prestar atención a la imagen de conjunto y comprender que la violencia en las escuelas es sólo la punta del iceberg".

Deprimir la educación, no apoyar el futuro de las jóvenes generaciones bloqueando su entrada en el mundo laboral son cuestiones ligadas a la grave crisis económica, consecuencia también de políticas clientelistas que han incrementado la corrupción. "Una némesis", comenta el P. Monge, "porque éste había sido precisamente uno de los temas que habían impulsado el ascenso de Erdogan. Pero la corrupción sigue siendo generalizada y endémica, "puesta al desnudo por la devastación causada por el terremoto de febrero de 2023, con el desmoronamiento de edificios enteros, lujosos y recién construidos", cuyos contratos habían sido adjudicados a empresas y personalidades vinculadas a las altas esferas del poder.

Tantas señales que quizá indiquen el inicio de la parábola descendente del presidente, a pesar de su confirmado activismo en política exterior. "En las últimas elecciones presidenciales ganó, pero no triunfó", recuerda el clérigo. "Y la reciente votación para las elecciones administrativas confirmó una derrota general del Akp en las principales ciudades del país, así como en Esmirna, feudo tradicional de la oposición, y con la confirmación de los alcaldes salientes de Ankara y, sobre todo, Estambul". El futuro de Turquía se juega en la capital económica y cultural del país, también porque el propio Erdogan siempre ha utilizado el voto en su ciudad natal como un referéndum sobre su persona. "En esta perspectiva -explica- emerge la figura del actual alcalde Ekrem İmamoğlu, de estilo opuesto al presidente no sólo en su mensaje y contenido, sino también en sus tonos tranquilos que rompen con el planteamiento populista. Incluso en las causas judiciales abiertas contra él", concluye, "nunca ha atacado frontalmente a sus adversarios políticos ni al poder judicial".

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