La sinodalidad y la presencia de los laicos, ‘patrimonio’ de las Iglesias orientales

de Fady Noun

Del 13 al 18 de febrero se celebró en Líbano la fase regional del sínodo sobre la sinodalidad. Una especie de "retiro espiritual" basado en el modelo de San Ignacio que disipó las "divisiones y tensiones" entre los grupos. Se identificaron las "prioridades" que deberá tratar el Sínodo de los Obispos en Roma. En un documento final de 10 puntos, el resumen de los trabajos.

Beirut (AsiaNews) - "Desde el inicio de la preparación del Sínodo, nos sentimos perdidos, quizás porque nos movemos en un terreno inusual [...]. Este tema requiere tiempo, valentía, arrepentimiento, apertura al Espíritu Santo, y, por tanto, de los unos a los otros, una escucha de lo que hay detrás de las palabras". Con estas palabras, en la homilía de la misa celebrada por él, el Patriarca de la Iglesia copta católica Anba Ibrahim Isaac describió el proceso sinodal en Medio Oriente, en el que participó, y que trató sobre el tema "Sinodalidad de la Iglesia: comunión, participación y misión". La asamblea, que se reunió del 13 al 18 de febrero en el Centro de Conferencias de Bethania (Monte Líbano), cerca del santuario de Nuestra Señora del Líbano, contó con la participación de representantes religiosos y laicos de las seis Iglesias patriarcales orientales sui iuris (maronita, melquita, siríaca, armenia, caldea y copta), así como de la Iglesia latina.

El trabajo de esta sesión resultó ser un tónico para los participantes. “Entramos fatigados", explica Souraya Bechaalani, ex presidenta del Consejo de Iglesias de Medio Oriente, "y salimos reconfortados, consolados". Bechaalani muestra su satisfacción por la presencia de 40 mujeres entre los 110 participantes (y 120 inscritos) religiosos y laicos. "Ghassan y Joya, dos jóvenes representantes de la asociación Anta Akhi, que se ocupa de personas con necesidades especiales, nos pidieron que no hiciéramos un informe basado en quejas, sino que hiciéramos una invitación a la esperanza", añadió.

El padre Dany Younès, provincial jesuita de Medio Oriente (MO), miembro del comité directivo del evento, confirmó este enfoque. "Muchos dijeron haber vivido este momento como una especie de retiro espiritual, puesto bajo la guía del Espíritu Santo -nos confió- y se propusieron retomarlo en otras situaciones. Entramos algo divididos, con tensiones entre algunos grupos, pero estas reservas se disiparon en el transcurso del diálogo y con los intercambios entre los grupos". "Ciertamente, no nos hacemos ilusiones", añadió. "Tenemos por delante un proceso largo y pesado, pero la experiencia fundamental que nos llevamos es que tenemos los desafíos por delante, no entre nosotros".

Para el P. Khalil Alwan, moderador del sínodo, el mérito del éxito de la fase continental se debe en parte al método utilizado para la conversación y el intercambio espiritual dentro de los 11 grupos en los que se dividieron los participantes. Un método familiar para los fieles, que realizaron ejercicios espirituales según el modelo indicado por San Ignacio de Loyola, señala el p. Younès. Una especie de "escucha mutua sin juicio" y "una toma de palabra audaz, sin defensa, en la que la vulnerabilidad personal se manifiesta, pero al mismo tiempo se respeta".

"No intentamos resolver los problemas de Medio Oriente", aseguró Souraya Bechaalani. El objetivo, prosiguió, era "identificar las prioridades que el Sínodo de los Obispos tratará en Roma. Pensamos en cómo la Iglesia puede ser sinodal, cómo todo el Pueblo de Dios se comprometerá a caminar junto para evangelizar el mundo".

En los 10 puntos que forman el resumen del informe final de la sesión, en el primero encontramos que "la sinodalidad está en el corazón de la herencia de nuestras Iglesias orientales”. Que se fomenta la presencia de laicos y jóvenes en las estructuras eclesiásticas, así como la presencia de mujeres en el proceso de toma de decisiones. Se menciona la aspiración de los jóvenes a una renovación de la liturgia y de las estructuras eclesiásticas, así como a una pastoral especializada en cuestiones relacionadas con la familia, las mujeres y los jóvenes. Al mismo tiempo, se menciona la importancia de una presencia eficaz en los medios de comunicación y en las redes sociales. Por último, se mencionan nuevas estructuras para garantizar la sinodalidad dentro de la Iglesia.

Estos puntos del capítulo se desarrollarán después en un documento de unas treinta páginas, que se enviará a Roma y servirá, junto con los informes de los otros continentes, como materia prima para la elaboración del "instrumentum laboris", el instrumento de trabajo. Este documento se utilizará después en las futuras sesiones del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad que se celebrarán en Roma en dos etapas, en octubre de 2023 y en el 2024.