La reestructuración del ejército chino y las primeras grietas en el poder de Xi Jinping
Los principales dirigentes del país se reúnen para la tradicional cumbre del verano en la ciudad costera de Beidahe. Una serie de cambios inusuales en la cúpula militar confirma los rumores de purgas. El presidente se mantiene al margen y todavía no ha visitado las zonas afectadas por las inundaciones, que incluso han llegado hasta Beijing. Algunos de los principales desafíos son la situación económica y las relaciones diplomáticas.
Beijing (AsiaNews) - La cúpula del Partido Comunista Chino se encuentra reunida en la localidad veraniega de Beidaihe para el tradicional encuentro que se realiza todos los años en esta época. Como es tradicional, todos los veranos los principales referentes del órgano decisorio más importante del gigante asiático -incluso los que ya están retirados- realizan reuniones informales y secretas para discutir la situación en que se encuentra el Estado y los temas más candentes del país. Sin embargo, la reunión secreta de este año está agitada por las corrientes negativas relacionadas con el Ejército y una economía en crisis.
El líder supremo Xi Jinping lleva casi 11 años en el poder, pero la cumbre programada para este año en Beidaihe parece tener una importancia histórica. Esta vez los líderes más influyentes del pasado no estarán presentes en la ciudad balnearia: Jiang Zemin murió en 2022 a la edad de 96 años y lo más probable es que el predecesor de Xi, Hu Jintao, no asista. Hu fue conducido a la puerta durante la ceremonia de clausura del XX Congreso del Partido Comunista y rumores persistentes afirman que ya no reside en Beijing. Según Nikkei, la agenda incluye varios temas, entre ellos la reunificación de Taiwán -el objetivo final del partido en el poder- y problemas de actualidad como la economía y la política diplomática.
Xi Jinping ha estado fuera del radar de los medios oficiales desde principios de agosto, mientras el norte y el noreste de China están sufriendo fuertes inundaciones. Y a diferencia de sus predecesores, el presidente ha estado ausente y hasta el momento nunca ha visitado la zona afectada por los desastres.
Durante los encuentros de agosto se ha llevado a cabo una reestructuración del Ejército Popular de Liberación (EPL) que alimentó las especulaciones sobre una purga en la cúpula militar. Los cambios afectaron en primer lugar a las Fuerzas de Misiles Estratégicos y Tácticos, los departamentos que controlan el arsenal nuclear y los misiles balísticos intercontinentales que pueden alcanzar incluso EE. UU. La Rocket Force es también un aspecto crucial de la expansión armamentista en el marco de los objetivos chinos respecto de la isla rebelde de Taiwán.
Beijing está acelerando su plan de expansión del arsenal nuclear y de desarrollo de misiles hipersónicos. A principios de este año se descubrió un gran número de silos para almacenar misiles balísticos intercontinentales en el desierto de China occidental.
Las autoridades rara vez divulgan información sobre las Fuerzas de Misiles y el último movimiento, con el anuncio de los cambios en la cúpula, se considera una señal de turbulencia en el interior del mismo Ejército. En el gobierno de Xi esa división se ha convertido en una rama independiente dentro del organigrama militar y en la parte más sensible del EPL. El comandante, general Li Yuchao, y el comisario político, general Xu Zhongbo, fueron reemplazados por otros dos dirigentes, uno de la Armada y otro de la Fuerza Aérea.
El Ejército chino sigue el modelo soviético de liderazgo dual: el comandante es responsable de las decisiones militares, mientras que el comisario político es el ejecutor de las órdenes del Partido Comunista.
El South China Morning Post (SCMP) informó en julio que Li Yuchao y otros altos mandos, en funciones y retirados, de la Fuerza de Misiles estaban siendo investigados por el organismo anticorrupción del EPL. Los informes también afirmaban que la cúpula estaba siendo investigada por una filtración de secretos militares. El general saliente, Li Yuchao, fue ascendido por Xi a principios del año pasado. Después de la reforma militar de 2015 y las purgas anticorrupción, todos los jefes militares deben su ascenso al actual presidente.
El ex vicecomandante, el general Wu Guohua, falleció a principios de julio y los medios oficiales recién confirmaron su muerte a fin de mes, pero la noticia fue eliminada pocas horas después de ser publicada en internet. También murió en abril Wang Shaojun, ex jefe de la Oficina Central de Seguridad (encargada de los guardaespaldas de los máximos dirigentes), y las autoridades anunciaron su fallecimiento tres meses después.
La cúpula del Comando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación, que está cerca de Taiwán, también ha sido reestructurada. Y no es casual el anuncio de que se llevarán a cabo ejercicios militares en el Mar de China Oriental precisamente cuando el vicepresidente, y candidato a la presidencia en las próximas elecciones, de Taipei, Lai Ching-te, se encuentra de visita en Estados Unidos.
Recientemente, tanto Xi como el órgano de comunicación oficial del ejército en el frente mediático, el Pla Daily, han subrayado su lealtad recíproca. Y en agosto, el Partido comenzó una campaña dentro de las Fuerzas Armadas para estudiar el "pensamiento" de Xi Jinping.
Mientras tanto, sigue siendo un misterio el motivo que llevó a la destitución del ex ministro de Relaciones Exteriores Qin Gang, cuál es su situación actual y dónde se encuentra. La reestructuración del Ejército y la destitución de Qin Gang son los principales desafíos para el control de Xi sobre su equipo. Según los analistas, los hechos ocurridos han perjudicado la autoridad del presidente, poniendo en evidencia que su control sobre el país no era tan firme y que las personas que él mismo había elegido tampoco gozaban de plena confianza.
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