La persecución de Putin contra Navalny y la 'medicina carcelaria'
El enemigo de Putin fue recluido en una celda de régimen duro. El traslado fue autorizado por los médicos penitenciarios. Quieren eliminarlo lentamente, como se hacía en la época zarista y soviética. La vida en las cárceles rusas es difícil para los que necesitan atención médica, sobre todo si son opositores políticos.
Moscú (AsiaNews) - El opositor Alexei Navalny -que se encuentra en la cárcel desde hace dos años- tras numerosas medidas restrictivas en el campo de concentración de Melekhov, en la provincia de Vladimir, ahora fue recluido en una celda "Pkt" (Pomeščenie kamernogo tipa). Es una "cárcel dentro de la cárcel", con un régimen extremadamente duro, similar a la cámara de castigo "Šizo" donde estuvo durante semanas, solo que ahora debe permanecer segregado durante seis meses.
Según las normas penitenciarias rusas este tipo de medida solo se puede tomar con el permiso de los médicos de la cárcel, quienes deben confirmar que el preso es capaz de soportar las condiciones de reclusión punitiva. Como afirman muchos médicos fuera del mundo penitenciario, en realidad se trata de un “asesinato de ejecución diferida”, como parece ser en el caso de Navalny. Por otra parte, estos sistemas no son un invento de la Rusia de Putin sino una tradición de regímenes pasados, desde el zarista hasta el soviético, cuando la medicina nunca se usó para salvar al prisionero.
Novaya Gazeta Evropa entrevistó a Aleksej Fedjarov, abogado y escritor, administrador del centro de asistencia legal "Status". Este afirmó que "en nuestras cárceles no hay verdaderos médicos ni verdadera medicina". Una práctica habitual, por ejemplo, es la perforación de los dientes sin colocarles ningún tipo de oclusión.
También hay servicios pagos si los familiares están dispuestos a asumir los gastos, que solo pueden prestar médicos designados, pero después de una o dos visitas, dejan de ver al paciente durante meses, y solo continúan las terapias tras mucha insistencia y largas esperas. Los medicamentos que se distribuyen son los más genéricos e ineficaces, y para obtenerlos hay que pasar por una compleja serie de trámites y acudir al mostrador médico acompañado por los guardias. De esa manera se forma una cola interminable de presos que permanecen durante horas bajo la lluvia o la nieve para conseguir una pastilla de paracetamol. Aún más difícil es recibir medicamentos enviados desde el exterior.
Como explica Fedjarov, "en el plano jurídico habría que conseguir una reforma de los procedimientos, porque están diseñados para confundir todo lo posible y dejar el máximo margen a la arbitrariedad de los directores de las cárceles”. A los activistas humanitarios que intentan defender de alguna manera la condición de los presos en Rusia no les sorprende tanto la crueldad con la que se ensañan con Navalny, "porque esta es la norma para todos, y especialmente para los presos políticos". Tampoco se hacen muchas ilusiones sobre los resultados de una intensa campaña de apoyo al gran “prisionero personal de Putin”.
Las reglas de las cárceles rusas, explica el abogado, se resumen en las "tres N" (nasilie, nespravedlivost y neopredelennost): violencia, injusticia e imprecisión. En particular esta última, según la cual “la persona debe hacer frente a una nebulosa donde no existe ningún tipo de definición, y eso también se aplica a la medicina, donde es fácil poner en duda cualquier cosa”. En la práctica, implica la "ausencia total de derechos", porque la aparente profusión de normas oficiales "se empantana en una multitud de decretos, medidas y exigencias que en realidad sólo el director de la cárcel sabe de qué tratan".
Como han demostrado los castigos de Navalny en los últimos meses, cualquier detalle es bueno para aplicar una sanción: las mangas, las medias y los zapatos, la parte trasera del cuello o la camiseta por fuera del cinturón. Eso no significa, prosigue Fedjarov, que no haya también "miembros del personal penitenciario, incluso médicos, que traten de ayudar a los presos de alguna manera", pero al final son los tribunales los que deciden las medidas o los tratamientos que se van a adoptar, a menudo postergándolos durante tanto tiempo que "al final la gente muere en la cárcel, como estaba previsto".
El traslado de Navalny de Šizo a Pkt, asegura Fedyarov, estaba previsto, y el próximo paso será el "Sus" (strogye uslovia soderžanija), medidas rígidas de reclusión, hasta llegar al "osobyj režim", el "régimen especial", que en la práctica consiste en arrojar al convicto a una celda hasta que muera. El activista está de acuerdo con muchos otros observadores en que "la única esperanza de supervivencia para Navalny depende de la rápida salida de escena de Putin".
14/10/2021 13:32
22/10/2021 10:25