La inmigración musulmana en Europa: orígenes, fracasos y perspectivas
Praga (AsiaNews) – El Islam en general, y sobre todo el Islam europeo, es llamado a una reforma del pensamiento y de la razón, so pena de ser aplastado fuera del tiempo o de volverse una fuente de preocupaciones y de guerra. Es la tesis que el imán de Nimes, Hocine Drouiche, presentó en un convenio en Praga bajo el título “Migración; una respuesta a una transferencia forzada”. Celebrado los días 11 y 12 de diciembre en la capital checa, el convenio fue organizado por el Partido popular europeo, en el marco de los estudios y las políticas en relación a los migrantes. Además del imán Drouiche, vicepresidente de la asociación de imanes de Francis, participaron en también personalidades católicas, judías, ortodoxas, junto a políticos del parlamento europeo. Para el imán Drouiche, el Islam político que se difunde en Europa (exportado por los países de origen, en particular por los países árabes) es demasiado conflictivo y está basado en interpretaciones históricas que han sido superadas. La cultura europea puede ser el modelo en en el cual basarse para emprender reformas y producir un islam moderno, capaz de asimilar razón y derechos humanos.
Los estudios sociales muestran que no existe un modelo estándar de integración europea, y tampoco un modelo propio en cada país en lo que se refiere a las poblaciones inmigrantes o las que han seguido a la inmigración. Eso ocurre porque en la jerga europea, el “vivir juntos” supone la subsidiariedad, es decir, la competencia interna de los Estados o de las autoridades locales –según sea el país que hospeda-. Sería una caricatura forzar la inmigración, y la inmigración musulmana, encerrándola en un modelo francés, que podría llamarse republicano o jacobino; o anglosajón, también llamado comunitario; o alemán, que es multicultural y federalista.
La inmigración musulmana en Europa corre el riesgo de hacer que las sociedades locales vivan conflictos interculturales. Y con la globalización, estos conflictos pueden transformarse en verdaderas guerras, sobre todo entre los extremistas de ambas partes.
La inmigración invita [a mirar] los problemas de la historia, las diferencias entre las culturas y las religiones que han sido las causas de diversas guerras entre los pueblos, en particular entre el occidente cristiano y el oriente musulmán.
Según muchos pensadores musulmanes, la tendencia del Islam y de los musulmanes al dominio o a la nueva conquista provienen de una mala interpretación de la historia del Islam, que surgió fundamentalmente para dar la libertad al ser humano y volverlo responsable de sus actos. Nadie tiene el derecho de juzgar al otro o de impedirle que elija su propia religión y su modo de vivir. Esta última idea necesita de un gran trabajo y compromiso en el seno de la literatura y la jurisprudencia musulmana.
La integración, si ese término ha de tener un sentido, es el fruto de ajustes continuos entre las poblaciones presentes y las políticas puestas en acto. Ella es, más aún, el fruto de un diálogo -que a menudo es conflictivo- entre grupos dominantes (maghrebini en Francia, turcos en Alemania, indo-pakistaníes en Gran Bretaña), los actores públicos, locales y nacionales, y los imaginarios recíprocos que alimentan éste en un cara a cara.
Para comprender los fracasos, las perspectivas y las consecuencias del fenómeno de la inmigración musulmana en Europa, es necesario volver a las raíces culturales así como a las fuentes de esta relación conflictiva que se nota entre los musulmanes europeos y las sociedades locales.
Han de observarse:
- el discurso islámico y el pensamiento islámico en relación a Europa;
- la lectura literal de los textos religiosos y el dar marcha atrás en el uso de la razón en el seno de la vida cultural de los musulmanes europeos
- la importación de posiciones negativas del islam político árabe en Europa (anti-imperialismo, anti-colonialismo, las cruzadas, el Holocausto, el antisemitismo, etc…);
- la incapacidad de distinguirse de las posiciones políticas de las sociedades árabes
Nuestro discurso
Se puede constatar con claridad que el discurso islámico en Francia es un discurso emocional, populista y conflictivo. La reforma sobre su forma y contenido se ha vuelto necesaria para la estabilidad de la sociedad, el hecho de vivir juntos así como para el hecho de que el Islam sobrevenga en Europa.
Es un islam victimista y emocional, que incita a los jóvenes al proselitismo, a las diversas formas de yihad (física, electrónica, financiera…) y a la realización de un dominio mundial del islam, en lugar de un discurso racional, que empuja a un respeto y al derecho a la diversidad religiosa y cultural. Este discurso de fuerza y de voluntad de dominio –importado de los países de origen- corre el riesgo de volverse un factor que desestabilice la relación de los musulmanes europeos con las sociedades occidentales, especialmente con la crisis económica galopante y el crecimiento de extremismos políticos en varios países de Europa.
Como consecuencia, el Islam europeo tiene una tendencia al dominio de la fuerza, antes que al diálogo y a la integración; a la muerte antes que a la vida; a la imitación antes que del análisis y de la creatividad; a la emoción antes de la razón; al pasado antes del porvenir. Dicha interpretación literal pondrá a los musulmanes y al islam, tarde o temprano, en conflicto directo con los valores cristianos, la historia y la cultura de las sociedades locales.
Si el islam ha venido para liberar a los hombres y a las mujeres de toda forma de esclavitud y de persecución, [ofreciendo] una religión de paz, de igualdad y del vivir juntos, entonces los musulmanes actuales sufren de diversas y peligrosas falencias, que les impiden ser compatibles con los verdaderos valores de su religión y con los valores universales que plasman hoy la familia universal.
A los musulmanes de hoy toca un gran trabajo que cumplir sobre las siguientes cuestiones:
- La cerrazón (el aislamiento)
- El sentimiento de superioridad de la nación musulmana respecto de las demás naciones;
- La absoluta certeza acerca de la santidad y la superioridad de la cultura musulmana;
- La ausencia de, o bien el rechazo, de todo pensamiento crítico hacia las directivas religiosas o la vida cultural en el sentido de la sociedad musulmana;
- El regreso a un pasado perfecto y sagrado (y siendo que el modelo ideal existe en el pasado, no se debe buscar en el futuro)
- y el rechazo al cambio.
El islam, que es un laboratorio de vida y de esperanza, se encuentra hoy en una crisis real, que la ha convertido en una religión de muerte, de odio y de terrorismo.
La civilización occidental es única en sus invenciones, construcciones, creatividad, tecnología, pero también desde el punto de vista de los derechos de hombre, de las libertades individuales, de su humanismo y de su capacidad de progreso y de reforma.
El pensamiento islámico moderno, dominado por el islam político contemporáneo, no reconoce para nada estos valores, que son el mejor mecanismo de gobierno político conocido por la humanidad; o bien, el mismo considera a estos mecanismos como en contradicción directa con los valores del islam. ¡Como consecuencia, democracia, liberalismo, laicismo, desde el punto de vista islámico, devienen incredulidad y apostasía!
Musulmanes perseguidos por el islam
Muchos pensadores, periodistas mujeres y hombres de confesión musulmana fueron asesinados, encarcelados o se fueron al exilio a Europa y a los Estados Unidos por ser laicos, liberales y tal vez porque ellos han cambiado su religión y se han vuelto ateos.
El islam político anticolonial y anti-imperialista ha reformado, reprogramado la razón musulmana mediante una victimización basada en la teoría del complot global, que lleva adelante una idea catastrófica según la cual el mundo entero de las universidades, de los centros de investigación y de los think tank fue creado ¡con el objetivo de ejercer un complot contra los musulmanes!
Este islam político, que ha sufrido un grave jaque en el mundo árabe, ha importado el mismo proyecto de “resistencia” en Europa, justamente allí donde los musulmanes han pasado de una situación de inmigrantes o refugiados a ser plenamente ciudadanos, gracias a los excepcionales valores de la democracia y el humanismo de Europa. Recordemos aquí que hay musulmanes que viven desde hace decenios en Arabia Saudita, en el Líbano, en Kuwait, etc. ¡Y que no tienen derecho al voto alguno y tampoco derecho a la ciudadanía!
Se hace necesario invitar a los musulmanes europeos a que vuelvan a verificar y revisen sus proyectos de adaptación del islam a los valores de las sociedades locales, para ser realistas y frenar nuestro orgullo, que diversos representantes del islam político presentan actualmente con sudor en la escena europea.
Occidente, con sus valores y su voluntad de progreso, es tal vez el mejor ejemplo para construir un porvenir próspero. De otra manera se continuará viviendo en nuestro “wishful thinking” imaginario (ej. Un pensamiento irrealizable) ¡que quiere reproducir el pasado considerado santo y sacro!
Hace muchos siglos que el mundo musulmán sufre un atraso científico, tecnológico, económico y social. Este atraso se ha transformado en una crisis cultural y racional profunda. Como consecuencia, la globalización ha vuelto móviles y transitivas a las crisis locales. El mundo entero comienza a sufrir por las crisis de los musulmanes. Dicho sufrimiento podría tornarse en una forma de rechazo, o bien en un odio.
Es claro: si la élite musulmana en Europa n asume su responsabilidad histórica y moral para reformar el discurso religioso y encontrar un equilibrio positivo y sincero, sin ninguna voluntad de dominio cultural o religioso, dando una seguridad a las sociedades locales en relación a su cultura, su religión, su porvenir…
La mayor parte de los musulmanes ya no se reconoce en este islam que empuja más al pasado que al provenir, más hacia la fuerza que al diálogo, más hacia el odio que al amor.
Ya desde hace siglos que los racionalistas no encuentran un lugar en el seno de la vida intelectual musulmana: desde los mutazilíes a los Ikhwane al-safa, pasando por Avicena, Al Fârâbî, y llegando hasta Averroes, Mohammed Arkoun, Nasr Abou Zayd, Taslima Nasreen y tantos otros. Todos estos pensadores libres combatieron contra un sistema cultural y religiosos cerrado e incluso tal vez violento y terrorista.
Por suerte, la inmigración musulmana rumbo a Europa no lleva adelante las mismas ideas. Europa se ha vuelto tierra de refugio para muchos musulmanes que ya no se reconocen más en su sociedad, y que no aceptan el modelo de islam político que es propuesto por diferentes grupos islámicos que actualmente terminan asesinándose unos a otros.