La guerra también afecta los acuerdos pesqueros entre Moscú y Tokio

de Guido Alberto Casanova

En base a la convención de la ONU sobre el derecho del mar, cada año Japón debe acordar con Rusia una tasa de cooperación para pescar salmón y trucha, incluso dentro de su zona económica exclusiva. Pero ahora las conversaciones se demoran por razones políticas y el sector pesquero japonés está en peligro de colapsar, especialmente en la zona de Hokkaido.

Tokio (AsiaNews) - Desde que estalló la guerra en Ucrania, las relaciones entre Japón y Rusia han implosionado deteriorándose rápidamente hasta alcanzar uno de los puntos más bajos de las últimas décadas, con consecuencias que comenzaron a sentirse en toda la población japonesa. Sin embargo, en este clima de profunda desconfianza mutua, los dos países mantienen abierto el canal diplomático que tradicionalmente ha permanecido intacto incluso durante los momentos más oscuros de la Guerra Fría, es decir, las negociaciones pesqueras.

Los productos del mar son uno de los elementos esenciales de la cocina japonesa y ocupan un lugar importante en la dieta de todos los ciudadanos de ese país. El salmón y la trucha son particularmente populares. Sin embargo, para pescar estos dos tipos de peces, incluso dentro de su propia zona económica exclusiva, Japón debe llegar a un acuerdo con Rusia. En efecto, los huevos de salmón y de trucha nacen en los ríos rusos y, según la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, para poder pescar estas variedades de peces durante sus migraciones en aguas japonesas, el gobierno de Tokio debe acordar con Moscú una tasa de cooperación y un tope máximo en el volumen de pescado extraído. En 2021 se acordó la cifra de 260-300 millones de yenes (1,9-2,15 millones de euros) en función de la cantidad de pescado, fijando el límite en 2050 toneladas.

Las negociaciones comenzaron la semana pasada pero están fuertemente afectadas por las tensiones originadas por el conflicto ucraniano. Normalmente, en efecto, la temporada de pesca comienza el 10 de abril, cuando las aguas japonesas se acercan a su momento de máxima cantidad de peces. Pero este año las conversaciones entre las dos delegaciones se retrasaron considerablemente, teniendo en cuenta que en los años anteriores hacia fines de marzo ya se había alcanzado un acuerdo con Rusia y en este momento no está claro si los dos países podrán cerrar con éxito las negociaciones. Una fuente de la agencia pesquera japonesa informó que la posición de Moscú se habría endurecido considerablemente.

Las preocupaciones de la industria pesquera japonesa están bien fundadas. El mes pasado Moscú incluyó a Japón en la lista de países hostiles y hace apenas cinco días el parlamento de Tokio aprobó la revocación de la cláusula de nación más favorecida para el comercio con Moscú. En los pueblos costeros de Hokkaido, donde los pescadores dependen más de los acuerdos con Rusia, hay un gran malestar. "Si no podemos pescar, no podremos vivir. Es una cuestión de supervivencia para nosotros”, dice un pescador de Nomuro.

El problema es mucho más amplio que la pesca de truchas y salmones, dado que otros acuerdos anuales de los que depende la industria pesquera japonesa todavía están lejos de haberse cerrado. El secretario jefe del gabinete, Matsuno Hirokazu, dijo la semana pasada que se haría todo lo posible para salvaguardar los intereses de los pescadores japoneses. Es decir que Tokio, que no tiene intención de moverse de su posición de firme condena a la guerra en Ucrania, debe al mismo tiempo estar a la altura de las expectativas de la población local, que depende de la colaboración con Rusia.