La fiesta del Santo Niño de Cebú y la esperanza del año jubilar
Todos los años se celebra la fiesta que nació de la devoción al Niño Jesús que halló la expedición del conquistador Miguel López de Legazpi en 1565. Arzobispo José Palma: "Verdadera fuente de alegría y esperanza para las pruebas". Rubén Labajo, obispo electo de Prosperidad: “En 2025, el Niño representa la esperanza”.
Cebú (AsiaNews) – “Nada podrá jamás separarnos del amor del Santo Niño”, afirmó el arzobispo de Cebú, José Palma, en su homilía de la 460ª Fiesta del Señor Santo Niño, la fiesta popular más antigua de Filipinas que se celebra todos los años el domingo más cercano al 15 de enero. “Nosotros que recibimos todas las gracias de Dios tenemos confianza. Somos instrumentos de esperanza para llevar alegría, fe, bendiciones y esperanza a muchas otras personas”, añadió.
A mediados del siglo XVI, Miguel López de Legazpi, un conquistador español, encabezó una expedición a las Filipinas que desembarcó en la isla de Cebú en 1565 y uno de sus soldados encontró una imagen del Niño Jesús. Se cree que es la misma estatuilla que el explorador Fernando de Magallanes regaló a la esposa del cacique de la isla cuando fue bautizado. Se conserva en la Basílica del Santo Niño en Cebú y sigue siendo muy venerada.
Para los católicos filipinos, el Santo Niño representa un Dios accesible a todas las personas, al que todos pueden acercarse sin miedo de ningún tipo. La devoción educa en las virtudes de la sencillez, la obediencia y la confianza en Dios. Al mismo tiempo, invita a un discipulado maduro y al servicio amoroso hacia todos. “A pesar de la debilidad humana, en los ojos de Jesús podemos ver misericordia. Y cuando hacemos buenas acciones, podemos ver la felicidad en su rostro. Él es el Niño para nosotros. “Es la verdadera fuente de alegría y esperanza en las pruebas”, afirmó Palma.
“Agradecemos a nuestros padres por su amor, cuidado y ayuda. Pero también somos hijos de Dios en mayor medida. Estamos llamados a discernir la voluntad de Dios para nosotros obedeciendo sus mandamientos”, añadió. Esta devoción también es fruto de la esperanza que la fe es capaz de infundir, sobre todo en este Año Santo, en el que los cristianos estamos llamados a ser “peregrinos de la esperanza”. “Estamos seguros de que esta esperanza no se puede perder, porque es fruto del amor de Dios”, continuó Palma. “Por eso seguimos esperando, esperando cosas buenas, porque Dios es amoroso y está dispuesto a darnos cosas buenas”.
El Papa Inocencio XIII concedió un permiso especial a Filipinas para celebrar la fiesta el tercer domingo de enero. El obispo auxiliar de Cebú, Rubén Labajo, obispo electo de la nueva diócesis de Prosperidad establecida por el Papa Francisco en octubre pasado en la provincia de Agusar del Sur, explicó que el Santo Niño es la esperanza de los católicos, al servicio de la humanidad. “Recordemos lo que representa para nosotros el Santo Niño: la esperanza. Lleven la esperanza a sus familias y a la sociedad. Él nos ha enseñado a tener esperanza. “Él es la esperanza”, dijo Labajo.
También alentó a los fieles a fortalecer su paciencia, profundizar su confianza en la palabra de Dios y a rezar constantemente. “La esperanza implica paciencia. No digan que quieren conseguir algo o que ocurra algo. Antes que nada y por encima de todo deben creer en la palabra de Dios. Crean en la palabra de Dios. Crean en su gran amor. En segundo lugar, sean pacientes. No sólo creer, sino también tener paciencia. Hablen con las acciones. “Lo que esperan, tienen que rezarlo”, exhortó.
Una de las principales atracciones de la fiesta es la danza sinulog (de la palabra cebuana sulog, que significa “corriente de agua”) en acción de gracias y súplica al Santo Niño. En el día culminante de las celebraciones, el Sinulog Festival 2025 atrajo a más de 200.000 personas. Participaron 44 grupos de bailarines que acompañaron con música, danzas y coloridos trajes a la sagrada imagen, a pesar del calor abrasador.
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