La familia de Jesús, María y José, “una auténtica escuela del Evangelio”
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “El núcleo familiar de Jesús, María y José es para cada creyente y especialmente para las familias, una auténtica escuela del Evangelio. Aquí admiramos el cumplimiento del designio divino de hacer de la familia una especial comunidad de vida y amor. Aquí aprendemos que cada núcleo familiar cristiano está llamado a ser una “iglesia doméstica”, para hacer resplandecer las virtudes evangélicas y convertirse en fermento de bien en la sociedad”.
El Papa Francisco subrayó así, antes de la oración del Ángelus de hoy, el valor de la familia y de la familia cristiana en un momento en la cual esa “está sujeta a incomprensiones y dificultades de varios tipos que la debilitan”.
Antes el pontífice había presidido la misa en la basílica de san Pedro, celebrando el Jubileo de las familias, en el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret
El Papa no hizo el elenco de las “dificultades e incomprensiones” que debilitan a las familias, pero en estos años de pontificado, en diversos momentos en sus viajes apostólicos puso en luz los problemas económicos, las ideologías consumistas, del género, de los conflictos entre sexos, del secularismo. Francisco recordó el “gran encuentro en Filadelfia de septiembre pasado” o de las “tantas familias que encontró en sus viajes apostólicos”, en Filipinas o en África.
Volviendo a la Sagrada Familia, él hizo un elenco las características y los valores que hay que asimilar: “recogimiento y oración, mutua comprensión y respeto, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad”.
La Virgen y san José- agregó- nos enseñan a acoger a los hijos como un don de Dios, a generarlos y educarlos cooperando en un modo maravilloso en la obra del Creador y donando al mundo, en cada niño, una nueva sonrisa. Es en la familia unida que los hijos llevan a la madurez su propia existencia, viviendo la experiencia significativa y eficaz dela mor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la mutua comprensión, del perdón y la alegría”.
El Papa quiso detenerse justamente sobre la cuestión de la alegría: “La verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y fortuito. Es una alegría fruto de la armonía entre las personas, que hace gustar la belleza de estar juntos, de apoyarse mutuamente en el camino de la vida. Pero en la base de la alegría está la presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos. Si no se abre la puerta de la familia a la presencia de dios y de su amor, la familia pierde la armonía y prevalecen los individualismos y se apaga la alegría. En cambio la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para roda la sociedad”.
“Jesús, María y José- concluyó- bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reine la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don a la humanidad”.
Después de la plegaria mariana, Francisco hizo un pedido para “los migrantes cubanos que se encuentran en dificultad en Centro América, muchos de los cuales son víctimas del tráfico de seres humanos”. Diversos países de Centro América de hecho están bloqueando la inmigración de prófugos cubanos y están empujando también a los EEUU a cambiar su política de acogida. “Invito- dijo el Papa- a los países de la región a renovar con generosidad los esfuerzos necesarios para encontrar un rápida solución a este drama humanitario”.
Entre los saludos finales, Francisco quiso agradecer a un grupo de niños y jóvenes que antes del Ángelus habían entonado un canto. Haciéndole atrasar un poco su reflexión.
“Agradezco- dijo- a todos los jóvenes y los niños que cantaron tan bien- y lo harán aún- un canto de Navidad en honor de las familias”.
23/12/2015
28/08/2016 13:40