La disputa por el país más grande de Asia Central
Durante su visita a Taskent, Putin llamó a Uzbekistán «el país más grande de Asia Central», a pesar de que Kazajistán es seis veces mayor. Y en Astana hay quien grita provocación. En el trasfondo está el «enfriamiento» de las relaciones con Moscú en una zona estratégica para las rutas comerciales entre China y Europa.
Astana (AsiaNews) - La declaración de Vladimir Putin durante la conferencia de prensa final de su visita a Taskent hace unos días, cuando llamó a Uzbekistán «el país más grande de la región de Asia Central», causó mucha discusión. Dado que Kazajistán supera en al menos seis veces el tamaño territorial de los uzbekos, uno se preguntaba si la intención del presidente ruso era asestar un golpe a Astana relegando a los kazajos a un papel menor debido a su apoyo menos explícito a las políticas de Rusia. De hecho, la declaración de Putin se produjo en respuesta a una pregunta sobre los efectos de las sanciones estadounidenses, que presionan a los antiguos Estados soviéticos de la región para que se retiren de los proyectos de colaboración con Moscú.
La declaración subrayaba que «Uzbekistán no sólo es el país más grande de Asia Central, sino el segundo en población después de Rusia, con sus 37 millones de habitantes», refiriéndose evidentemente a todos los países que se separaron tras el fin de la URSS, sin mencionar a Ucrania, sobre cuyas cifras de población pesa ahora el conflicto territorial con las zonas ocupadas, y que no es considerado por los rusos como un país independiente, sino sólo como una parte de Rusia. Y la fuerza de los uzbekos reside en distinguirse de los «Estados débiles e inseguros, especialmente de aquellos en los que actúan decenas de ONG con buitres extranjeros», a los que evidentemente no dispersan las imprescindibles leyes contra los «agentes extranjeros». En cambio, Uzbekistán ofrece un buen ejemplo de «una autoridad que se siente capaz de realizar los intereses de su pueblo y de su Estado, sin dejarse desorientar por los graznidos del extranjero», insistió Putin.
Según el experto kazajo en política internacional Anuar Bakhitkhanov, recogido por Orda.kz, «la alusión a los territorios de nuestros países, en el contexto de la oposición a Occidente, no puede considerarse accidental». Recuerda que Putin ya ha declarado en otras ocasiones que «Kazajistán no tiene un verdadero Estado propio», y las palabras de Taskent constituyen «una piedra arrojada a nuestro jardín, una provocación para que nuestro país elija definitivamente entre Rusia y Occidente». De hecho, es bien sabido que la política de Astana tiende a buscar el máximo equilibrio entre China, Rusia y los países occidentales, lo que evidentemente no satisface las expectativas del Kremlin.
Por su parte, el politólogo Valerij Volodin, residente en Almaty, no cree que la provocación de Putin fuera deliberada y preparada con arte, sino que «simplemente utilizó la terminología soviética, cuando Kazajistán se confundía con los territorios de la propia Rusia y de otros países». A menudo se utilizaba la doble definición de «Kazajistán y Asia Central», empleando el término Srednjaja, para enfatizar la «rusomanía» de la república en Alma-Ata, la capital de la época, en relación con los demás «asiáticos»; fue el primer presidente Nursultan Nazarbaev quien rechazó esta distinción en 1992, para unirse en el espacio único de Asia Tsentralnaja, elección que fue confirmada en Taskent en 1993 junto con los demás países de la región. Según Volodin, Putin sigue considerando a Kazajistán un «territorio ruso y no asiático», dejando así a Uzbekistán la primacía de los demás socios «orientales».
El economista kazajo Petr Svojk explica a su vez que «el enfriamiento progresivo entre Moscú y Astana también depende del hecho de que hoy en día Rusia no es el socio más conveniente para Kazajistán, aunque sigue siendo el principal en términos de volumen comercial». Los kazajos son conscientes de que tienen un papel central en el desarrollo de futuras rutas comerciales entre China, el sur de Asia, Europa y Oriente Próximo, lo que relegaría a Rusia a un factor cada vez más secundario. A su vez, Uzbekistán juega un papel importante, gracias a su superioridad en número de habitantes y en diversos sectores energéticos y logísticos, pero debe apoyar a Rusia en su presión conjunta sobre Kazajistán, no sea que a su vez se vea mermada. Esta es la razón por la que el segundo viaje de Putin ha reunido idealmente a Moscú, Beijing y Taskent, para que todos aparten la mirada del «patio trasero kazajo».
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