La difícil negociación entre Ereván y Bakú
En la mesa organizada por Washington, los dos países siguen negociando, y Aliev y Pashinián también deberían reunirse pronto. Pero el acuerdo sigue estando muy lejos en varias "cuestiones cruciales". Azerbaiyán pone como condición previa el desarme de las fuerzas de defensa armenias en Nagorno Karabaj. La respuesta de la opinión pública armenia: "Quieren nuestra capitulación".
Washington (AsiaNews/Agencias) - Al cabo de tres días de negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán en el centro de estudios para asuntos exteriores "George Schulz" de Arlington, Virginia, que concluyeron el 30 de junio en Washington, los ministerios de Relaciones Exteriores de los dos países en conflicto declararon, sin entrar en detalles, que todavía quedan varias "cuestiones cruciales" que requieren nuevas sesiones de trabajo. El portavoz del ministerio de Ereván explicó luego a Radio Azatutyun que todavía falta determinar con mayor precisión el trazado de las fronteras entre Armenia y Azerbaiyán, las condiciones de la retirada de las tropas desplegadas cerca de las fronteras y la creación de un mecanismo de garantía internacional para el diálogo entre Bakú y Stepanakert, la capital armenia de Nagorno Karabakh.
A pesar de estas dificultades en la discusión entre las partes, todos elogian los avances logrados por los dos ministros, el armenio Ararat Mirzoyan y el azerbaiyano Džejkhun Bayramov, en la redacción del acuerdo "Sobre la paz y el restablecimiento de las relaciones entre los Estados", en la mesa de mediación estadounidense. Por otro lado, las partes siguen siendo bastante imprecisas sobre los avances. El secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken, que participó directamente en las negociaciones junto al asesor de seguridad Jake Sullivan, se sumó a las declaraciones cautelosamente optimistas de sus colegas y también a la necesidad de hacer muchos más esfuerzos, porque "está claro para todos que cuanto más nos acercamos a la meta, más complicados se vuelven los temas a definir”.
Bakú ha establecido el desarme de las fuerzas de defensa armenias en la zona en disputa como condición previa para cualquier acuerdo. Como señaló el politólogo armenio Tigran Grigoryan, "hasta ahora el acuerdo se refiere sólo a cuestiones y detalles secundarios, pero no a los fundamentales", por lo que en realidad estamos bastante lejos de una conclusión. Señala que incluso los estadounidenses se han mantenido más comedidos que en circunstancias anteriores, recordando que el propio Blinken aseguró en mayo que “la paz está muy cerca”. Al fin y al cabo, esta ronda de negociaciones se desarrolló en un contexto de nueva escalada del conflicto, lo que no podía dejar de reflejarse en la mesa de discusión.
Grigoryan cree que Azerbaiyán ha "utilizado estas tensiones para obligar a los armenios a hacer concesiones, por temor a nuevos enfrentamientos", sobre todo para insistir en el desarme de los armenios. La prensa azerbaiyana habla continuamente sobre las "provocaciones de formaciones armadas ilegales en Nagorno Karabaj", que supuestamente reciben suministros directamente de Ereván. Según el analista, Azerbaiyán no está realmente interesado en una paz general, sino solo "en firmar un documento con concesiones unilaterales; de hecho, una capitulación de Armenia".
En consecuencia, los mediadores deberían ejercer mayor presión sobre Azerbaiyán para que no utilice las provocaciones como un arma en las negociaciones, "ni siquiera en las de 2020 hubo todas estas tensiones después de la guerra de 44 días". El hecho de que EE.UU. no adopte una postura de clara condena de las estrategias de Azerbaiyán, sigue diciendo Grigoryan, “indica el temor de hacer saltar por el aire todo el proceso de paz. Temen que cualquier reproche a Bakú lo lleve a abandonar la mesa de negociaciones”.
Los dirigentes de ambos países, el presidente azerbaiyano Aliev y el primer ministro armenio Pašinyan, tienen previsto reunirse dentro de unas semanas, con la participación de representantes de la UE y Estados Unidos. Blinken dijo que "esperaba con impaciencia la próxima reunión, para aprovechar el impulso positivo que proporcionaban las últimas discusiones", es decir, "el espíritu de sinceridad, apertura y franqueza con el que ambas partes han abordado juntos temas tan delicados".
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