La audiencia general del Papa Francisco sobre San Andrés Kim
Ante los fieles en la Plaza de San Pedro, el pontífice señaló el testimonio del primer mártir y de tantos laicos coreanos como ejemplo del celo en la evangelización. "Por difícil que pueda ser la situación, nunca debemos renunciar a anunciar el Evangelio".
iudad del Vaticano (AsiaNews) - "San Andrés Kim Tae-gon y los demás fieles coreanos demostraron que el testimonio del Evangelio que se ofrece en tiempos de persecución puede dar muchos frutos para la fe". Esto dijo hoy el Papa Francisco durante su audiencia general con los fieles en la Plaza San Pedro, dedicada enteramente a la figura de este gran santo de Asia, cuyo bicentenario celebró el año pasado la Iglesia coreana.
Continuando su ciclo de catequesis sobre el tema del celo en la evangelización, el Pontífice recordó el ejemplo del primer sacerdote coreano asesinado a causa del odio a la fe durante la gran persecución. "Su vida fue y sigue siendo un testimonio elocuente de celo por el anuncio del Evangelio", comentó, recordando también que, precisamente por estas difíciles condiciones, la primera evangelización de Corea fue obra de laicos. "¿Seríamos capaces de algo así? Pensemos en esto: es una cosa interesante", remarcó Francisco.
El Papa destacó especialmente dos aspectos de la figura de san Andrés Kim. El primero es el modo en que solía reunirse en secreto con los fieles. "Había una señal de reconocimiento pactada de antemano -recordó-, después de la cual él preguntaba en un susurro: '¿Eres discípulo de Jesús?'. Para Andrés Kim era la expresión que resumía toda la identidad del cristiano".
Otra de sus tareas, cuando aún era seminarista, había sido acoger en secreto a los misioneros extranjeros. Para ello, "una vez", contó Francisco, "caminó por la nieve, sin comer, durante tanto tiempo que cayó al suelo exhausto, corriendo el riesgo de perder el conocimiento y congelarse ahí. En ese momento, oyó de repente una voz: 'Levántate, camina'. Al oír esa voz, Andrés se despertó, viendo cómo la sombra de alguien lo guiaba".
"El valor de levantarse cuando uno cae es un aspecto muy importante del celo apostólico", comentó el Papa. "Por difícil que sea la situación, aunque a veces parezca que no deja espacio para el mensaje evangélico, no debemos rendirnos y no debemos renunciar a perseguir lo que es esencial en nuestra vida cristiana, es decir, la evangelización. Este es el camino". Y dirigiéndose a los fieles añadió: "Miren a estos grandes y piensen en sus pequeñas cosas: evangelicen a su familia, evangelicen a sus amigos, hablen de Jesús con el corazón lleno de alegría, lleno de fuerza. Y esto lo da el Espíritu Santo. Preparémonos para recibir al Espíritu Santo en el próximo Pentecostés", concluyó, "y pidámosle esa gracia, la gracia del coraje apostólico, la gracia de evangelizar, de llevar siempre adelante el mensaje de Jesús".
Por último, en su saludo a los fieles, en la fiesta de María Auxiliadora, Francisco le encomendó a los ancianos, a los jóvenes y a los enfermos, y recordó en particular a la familia salesiana, tan vinculada a esta advocación mariana. Y también pidió que hoy le dirijan a la Virgen María una oración especial por la atormentada Ucrania: "sufren tanto allí, no nos olvidemos de ellos".
