La JMJ de Seúl, una ocasión de "paz y fraternidad" para Asia (y el Norte)
Para la Iglesia del continente es una oportunidad de reanudar sus actividades tras la pandemia (y la cancelación de la JMJ asiática en India en 2020). Ya se han iniciado los contactos entre el Vaticano y el gobierno surcoreano para un evento que, además, impulsará las arcas del país anfitrión. El entusiasmo de los jóvenes surcoreanos que regresan de Portugal. El deseo de una "primavera de paz en la península coreana".
Seúl (AsiaNews) - Corea del Sur, junto con Filipinas, el país con el mayor número de católicos en el continente asiático, será la sede de la próxima edición de la Jornada Mundial de la Juventud, según lo anunciado ayer por el Papa Francisco en la misa de clausura de la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Para el arzobispo de Seúl, el carmelita monseñor Peter Chung Soon-taick, la cita de 2027 será una ocasión de "fraternidad" para todos, católicos y no católicos, y permitirá a "muchos jóvenes" "encontrarse" con la "belleza y profundidad" de la Iglesia coreana. Por ello, el prelado confió en la presencia de "muchos" jóvenes de toda Asia, una realidad en la que "la mayoría de los países" no son de fe católica y sólo recientemente han redescubierto una "vida de fe" tras las sombras de la pandemia del Covid-19.
El anuncio de la próxima JMJ en Seúl, en 2027, ya ha alimentado el entusiasmo y las expectativas entre los jóvenes del país, como subrayan dos participantes en el evento de Lisboa que concluyó ayer. Son Hee-hyun, de 26 años, cuyo nombre de pila es Raphael, confirma la "reanudación de las actividades" tras la emergencia sanitaria mundial y que el evento de Portugal "es sólo el principio". "Fue una experiencia especial", prosigue, "en la que todos, de todas las razas y lenguas, pudimos sentir el profundo vínculo a pesar de las diferentes situaciones" y "espero que esta experiencia" que acaba de terminar pueda "contribuir" en la preparación de la JMJ que se celebrará en Seúl en 2027". Entusiasmo y expectación caracterizan las palabras de otro joven peregrino, Park Ha-eun, de 16 años: "Espero a muchos jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl" y a su regreso a Corea, "quiero compartir [relanzando la invitación hecha por el propio Papa Francisco] con mucha gente la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud, contarles lo que me ha gustado e invitarles a la próxima".
El papel de los jóvenes y los laicos en el renacimiento de la Iglesia coreana en la época de las persecuciones [decenas de miles de mártires a finales del siglo XIX y principios del XX, así como en el Norte, donde aún hoy no existe ninguna forma de libertad religiosa y sólo está vigente el culto a los Kim] es resaltado por el padre Yang Joo-yeol, de la comisión para la pastoral integrada de la arquidiócesis de Seúl. "Los esfuerzos realizados por los jóvenes de entonces", recordó, "en la búsqueda de la verdad siguen dando forma a la Iglesia coreana de hoy". Hermanos y hermanas, añadió, que al ir más allá de la pertenencia de clase han dado origen a una nueva "comunidad cristiana". "Espero que los jóvenes de esta época también practiquen la verdad en sus vidas e inviten a Corea a compañeros de todo el mundo para que sean el escenario" de la Iglesia global.
Pocas horas después del anuncio, se registraron las primeras reacciones oficiales entre las más altas instituciones surcoreanas. El ministro de Asuntos Exteriores, Park Jin, ya se ha reunido con su homólogo vaticano, monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las relaciones con los Estados y las organizaciones internacionales, para pedir el apoyo del Vaticano. El presidente del Parlamento, Kim Jin-pyo, subraya que la decisión del Papa es un elemento de celebración "no sólo para la Iglesia coreana, sino para toda la nación", porque los jóvenes podrán reunirse y debatir no sólo sobre la fe, sino también sobre "el cambio climático, la pobreza y la paz mundial". También recordó el deseo del Pontífice de visitar el Norte, con la esperanza de que "los pasos en dirección a la paz" dados por el Papa y los jóvenes se conviertan en una oportunidad para "un gran camino que inaugure una primavera de paz en la península coreana". La arquidiócesis de Seúl espera una asistencia de entre 700.000 y más de un millón de jóvenes, incluidos más de 300.000 extranjeros. Cifras importantes, pero con pocas probabilidades de alcanzar los récords de la Jornada Mundial de la Juventud de 1995 en Manila, que estableció el máximo de asistencia a un acontecimiento religioso, con más de cinco millones de fieles en la misa de San Juan Pablo II. El Papa Wojtila fue el primer pontífice en visitar Corea del Sur (en 1984 y 1989), mientras que el viaje apostólico de Francisco se remonta a 2014. Por último, fuentes de Seúl explican que la JMJ debería contribuir a impulsar la economía nacional, como demuestran los datos de la consultora PwC Portugal, según los cuales la JMJ de Lisboa aportó 564 millones de euros a las arcas lusitanas.
Cabe recordar que los jóvenes católicos de Asia no se reúnen desde 2017, habiéndose celebrado la última edición en Yogyakarta (Indonesia). El siguiente encuentro estaba programado para celebrarse en la India en 2020, pero el país decidió posteriormente no celebrarlo por conveniencia política (ya eran evidentes los signos de intolerancia religiosa por parte de la cúpula gubernamental vinculada al partido extremista hindú BJP del primer ministro Narendra Modi), y luego llegó la pandemia mundial de Covid-19 que paralizó las actividades presenciales, y la Fabc [Federación de Conferencias Episcopales de Asia] dejó de convocar el encuentro. Ahora es muy probable que los dos eventos (la JMJ asiática y la mundial) acaben convergiendo en un gran acontecimiento en Seúl en 2027.