La Iglesia uzbeka ‘está al servicio de todos y aguarda la llegada de nuevos sacerdotes’

Mons. Jerzy Maculewicz es el administrador apostólico. Habla de los episodios que han marcado la vida de la comunidad católica en 2018 y de los desafíos y esperanzas a futuro. En Navidad “los musulmanes también vinieron a misa, para recibir la bendición”.

Taskent (AsiaNews) – La Iglesia católica de Uzbekistán “está al servicio de todos, y es precisamente esto lo que atrae a las personas de todas las religiones que buscan a Dios”. Es lo que afirma, al dialogar con AsiaNews, Mons. Jerzy Maculewicz, administrador apostólico de Uzbekistán, quien traza un balance del año que está por culminar y revela sus esperanzas a futuro. Habla de los principales eventos que han marcado la vida de la comunidad católica, que crece poco pero es fuerte en la fe.

Una comunidad que debe afrontar la emigración a países que gozan de un mayor bienestar, como Rusia y Alemania, “lo cual conduce a una contracción de la feligresía. Pero también una continua necesidad de formación espiritual en paralelo con una falta de sacerdotes, que dejan sin pastor a las parroquias del país”. A pesar de las dificultades, subraya, “vemos el futuro con gran esperanza. Somos optimistas y confiamos en la ordenación de nuevos sacerdotes locales, de monaguillos, así como en la preparación de laicos que puedan asumir mayores responsabilidades, por ejemplo, en la distribución de la Comunión”.

La comunidad católica del país de Asia Central, explica el obispo, es pequeña en número pero se distingue “por un clima familiar, donde todos se conocen y tienden a ayudarse e incluir al otro”. En la capital, Taskent, los fieles suman 350 y en todo el país hay cinco parroquias. En total, los sacerdotes son 11, de los cuales nueve son franciscanos, a los que se suman el obispo y un diocesano originario de Venezuela. Los curas cuentan con la asistencia de tres religiosos no consagrados y de 10 hermanas de Madre Teresa. “Apuntamos a no dejar jamás sola a una comunidad y a celebrar siempre la misa dominical o la Liturgia de la Palabra –prosigue Mons. Maculewicz. A veces, un sacerdote llega a celebrar hasta cuatro misas por día. El verano ha sido el período más difícil, porque un sacerdote anciano se tuvo que ausentar por motivos de salud y otro, que lleva 20 años viviendo en Uzbekistán, solicitó un año sabático para dedicarlo a su formación. Por ello, ahora una parroquia ha quedado sin sacerdote, y esperamos que en marzo llegue uno permanente”.

El administrador apostólico explica que la Iglesia local siempre está abocada, ante todo, “a la catequesis de los catecúmenos, a los encuentros bíblicos que sirven para explicar el mensaje del Evangelio a una sociedad imbuida por una cultura no-cristiana, en forma de cursos de formación espiritual. Todos los días predicamos el Evangelio, porque la homilía “es la ocasión para profundizar en la fe. Trabajamos con grupos de niños, con jóvenes y adultos”.

Se trata de una tarea simple, continúa, “como puede ser la de algunas señoras que van a cocinar a los conventos donde no hay cocinera. O bien de la escucha, sin juzgar, de [escuchar] a personas que vienen a la iglesia y sólo desean hablar con el sacerdote, tener su consejo. Es importante que muchas personas no-católicas vengan a verme en busca de consejo sobre cosas que ellos consideran fundamentales para su vida, ya que no logran confiar en otras personas. Es el caso de un joven musulmán que me contó cuánto estaba sufriendo, porque se había enamorado de una muchacha, pero su unión se veía impedida por el padre de ella. Él lloraba y yo rezaba por él”.

El elemento de la acogida y de la gratuidad en el testimonio de la fe cristiana es algo que cautiva a muchas personas, que se plantean preguntas sobre la fe y están “a la búsqueda de Dios”. Es el caso de los estudiantes que vienen en una excursión escolar a efectuar una visita a la iglesia “y hacen preguntas”, o el de una joven musulmana a la que el obispo conoció al viajar a bordo de un tren rumbo a Samarcanda. “Éramos cinco en el mismo vagón –cuenta- una mujer musulmana, dos ortodoxos un hombre que es físico nuclear que había leído textos sagrados de distintas religiones y por último, yo. Surgió una discusión sobre la fe. La mujer musulmana hacía preguntas sobre el Vaticano y los cardenales. Entre las ortodoxas, una estudiante dijo que había quedado asombrada por el hecho de que las visitas a las iglesias católicas son gratuitas, a diferencia de los servicios ofrecidos por los ortodoxos.

En lo que respecta a los momentos que más han marcado la vida de la comunidad católica durante el 2018, Mons. Maculewicz cita tres momentos: “el primero, la Pascua; el segundo, un encuentro de oración, fraternidad y reflexión, de tres días de duración, sobre el tema ‘Vocación cristiana’, que se llevó a cabo en junio y congregó a 100 fieles; el tercero, la celebración de la Navidad, que estuvo precedida por un encuentro de renovación espiritual reservado a los sacerdotes, en el cual intercambiamos el típico pan blanco, como signo de nuestra puesta en común. En la misa de Navidad participaron muchas personas no-católicas. Todos querían recibir la bendición del sacerdote, incluso los musulmanes”.

Por último, algunos números: “Este año los bautizados fueron 10; 6 de ellos, niños de entre 8 y 11 años; además, ocho personas que fueron bautizadas en otra Iglesia concluyeron el camino de catecumenado de un año y medio de duración y realizaron la profesión de fe en la Iglesia Católica”.