La Guerra de los íconos desde Moscú hasta el Donbass

de Vladimir Rozanskij

El gobierno ruso ha destinado 60 millones de rublos para hacer reproducciones de las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos para las ciudades ubicadas entre Donetsk y Mariupol, los puntos estratégicos de control de la zona que desemboca en el Mar de Azov. La muestra del museo Rublev, que ya se ha presentado en muchas ciudades rusas en los últimos años, se convierte ahora en una "muestra en primera línea del frente".

Moscú (AsiaNews) - No sólo el más venerado de todos, el ícono de la Trinidad de Rublev, ha sido entronizado en la Catedral del Santísimo Salvador de Moscú, sino que se ha alistado a todo un ejército de imágenes sagradas para hacer frente al contraataque de los ucranianos contra la Santa Rusia. El gobierno ruso ha destinado 60 millones de rublos (poco menos de 1 millón de euros) para hacer reproducciones de las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos, a cargo del museo dedicado al propio Rublev, uno de los más importantes del país.

El proyecto se llama "Rostros del ícono ruso" y está destinado a las ciudades ubicadas entre Donetsk y Mariupol, los puntos estratégicos de control de la zona que desemboca en el Mar de Azov -la ruta de acceso a Crimea- donde temen que se produzcan las ofensivas ucranianas. Las copias iconográficas se deben realizar "de total conformidad con las técnicas originales, incluidos los materiales", y las imágenes prioritarias son las del "Salvador no hecho por manos humanas" (Spas Nerukotvornyj), la "Madre de Dios Yaroslavskaja", una versión sintética de "Vladimirskaya" y de la "Kazanskaya", y la imagen triunfante de la "Resurrección de Cristo", que rompe las puertas del Hades y libera a la humanidad esclavizada por el demonio tomando de la mano a Adán y Eva, el mejor símbolo de la guerra rusa para la des-satanización del mundo entero.

Putin ya había repartido íconos a los soldados que se encuentran en primera línea durante su última visita propagandística al Donbass. De ambos bandos proceden íconos pintados sobre chalecos blindados -defensa sagrada contra las balas enemigas- uno de los cuales fue obsequiado por Zelenski al Papa Francisco en su reciente visita a Roma. La muestra del museo Rublev ya se había montado en muchas ciudades rusas en los últimos años, exhibiendo precisamente copias fieles, y ahora se convierte en una "muestra en primera línea del frente".

El Museo Rublev está ubicado en el centro de Moscú, en los edificios del Monasterio Andronikov, donde el monje Andrey pasó sus años de formación bajo la guía de San Sergio de Radonezh, quien luego se trasladó al monasterio en las afueras de Moscú dedicado a la Santísima Trinidad. Allí está enterrado el santo que inspiró el renacimiento de Rusia, en cuyo honor su discípulo compuso el famoso ícono de los Tres Peregrinos que visitan a Abraham. Stalin inauguró el museo en 1947 y durante mucho tiempo permaneció en manos del Estado, a pesar de los insistentes pedidos del patriarca Kirill para que fuera devuelto a la Iglesia.

Ahora Kirill ha ganado su guerra contra el pasado, restituyendo a la Iglesia el rol histórico de guía espiritual del Estado y sus campañas u "operaciones especiales" contra todos los enemigos internos y externos. El museo Rublev está bajo su control, lo que significa que todas las colecciones de íconos del país están ahora a disposición del patriarcado, así como del Ministerio de Defensa, la institución más cercana a la Iglesia Ortodoxa de todos los órganos del Estado. La Trinidad de Rublev ha sido trasladada con gran pompa, en vehículos especiales con una atmósfera interna invariable, a lo largo del corto trayecto que va del museo hasta la catedral, donde debería permanecer un par de semanas antes de regresar al taller de restauración. Aunque Kirill está seguro de poder retenerlo por lo menos un año, y en realidad para siempre.

Los responsables de la disposición actual del ícono aseguran que no hubo problemas durante el traslado y que en todo caso "cualquier detalle será reparado, repintado o reconstruido con las mismas técnicas que usaba el santo iconógrafo Andrej". El cuidado del ícono se convierte así en el símbolo de la restauración de toda la imagen de Rusia: se ha colocado en una cápsula especial que mantiene el nivel de humedad necesario, y en todo el ábside se ha dispuesto un régimen climático y organizativo especial, sometiendo a minuciosos controles a todos los que acuden a admirarlo y a rezar por la salvación de la patria y de su propia alma, con ingresos escalonados y límites de tiempo para la devoción.