La 'Putin-Lista' americana, un agujero en el agua de las sanciones

de Vladimir Rozanskij

La lista nombra a 114 miembros de la administración y 91 “oligarcas”, cercanos al presidente Putin. Los excluidos temen perder el prestigio a los ojos de los mismos rusos. Putin ironiza sobre su ausencia. La opinión pública aún más compacta alrededor de su líder supremo. Mikhail Fedotov: “Tomaron el elenco del teléfono, colocando el índice al azar”.

Moscú (AsiaNews)- La lista de los “hombres de Putin” compilada por el ministerio americano de las Finanzas suscitó reacciones contrastantes en Rusia: no solo de orgullo patriótico contra el eterno adversario de la guerra fría, pero también de sorpresa y casi decepción en quien, no habiendo sido incluido, teme perder prestigio a los ojos de los mismos rusos.

La lista negra era de hecho esperada, siendo un acto previsto por la ley ya desde los tiempos de Obama y su efecto sobre los procedimientos sancionatorias en realidad de las relaciones entre los actuales administraciones de Trump y Putin, en espera de la reelección de este último el próximo 18 de marzo. Uno de los efectos, por otro lado, podría ser realmente detectado en la influencia sobre la campaña electoral rusa, en paralelo a las tantas acusaciones de injerencia de los rusos en las elecciones de los países occidentales.

La lista comprende a 114 miembros de la administración y 91 “oligarcas” considerados cercanos al presidente, que hasta ironizó expresando el propio “desacuerdo” por no haber sido inserido personalmente en la lista negra de los “enemigos de América”. Los comentadores rusos observan por otro lado de una cierta superficialidad en la redacción del elenco, que aparece poco coherente con las recientes evoluciones de la política rusa. No aparecen de hecho nombres como la presidente de la comisión electoral Ella Panfilova, los exponentes de la Corte Suprema, los líderes de las fracciones parlamentarias y prácticamente todos los administradores regionales, que se esperaba fuesen señalados.

La relación americana está subdividida en tres partes: los dirigentes de la administración, el gobierno con sus varias componentes y los “otros exponentes políticos”, entre los cuales el anunciador de la Cámara Vjacheslav Volodin y el del Senado, Valentina Matveenko la presidente del Banco Central, Elvira Nabudullina y ni siquiera los jefes representados en el Parlamento, excepto aquellos de partido del presidente “Rusia Unida” del cual por otro lado Putin tomó distancia para acreditarse como líder por encima de las partes. Fueron señalados los más estrechos colaboradores del presidente, como el consejero Venjamin Jakovlev, su representante en la Corte constitucional Mikkail Krotov y el jefe del Consejo para los derechos del hombre Mikhail Fedotov. Como este último, fueron inseridos diversos personajes con fama de “liberales”, para indicar que la acción no se refiere a las ideologías o simpatías políticas, sino sólo la lealtad personal a Putin y a sus acciones contra el derecho internacional, como la anexión de Crimea. Según algunos comentaristas en realidad diversos nombres fueron colocados u olvidados por equivocación, revelando graves aproximaciones en la redacción del documento.

La impresión es que los americanos entendiesen señalar a los exponentes políticos y económicos que han mayormente apoyado las políticas putinianas denunciadas, pero no logrando distinguir entre favorables y contrarios (en realidad casi inexistentes), hayan golpeado un poco al azar, tratando de no limitarse a algún sector específico. El efecto principal fue una reacción general de solidaridad de los excluidos hacia los incluidos, compactando aún más la opinión pública alrededor de la figura del líder supremo. Los presidentes de tres Comisiones parlamentarios, aquella para el mercado financiero (Anatolij Aksakov), después de la publicación de la lista rechazaron volar en los EEUU para participar a la tradicional “Colación nacional de Oración” a la cual fueron invitados y que se realizará los primeros días de febrero con la participación del presidente Trump junto a los líderes de las religiones.

Algunos han visto en la publicación de la relación americana un intento de injerencia en la campaña presidencial rusa. El vicepresidente de la Comisión de Defensa del Senado, Franz Klinzevich, declaró al periódico Kommersant del 30 de enero que “La relación sobre el Kremlin tiene como finalidad suscitar una reacción negativa de la población contra la dirigencia de Rusia, contra el presidente y de crear a ellos problemas en la vigilia de las elecciones”. Boris Titov, único candidato para la presidencia nombrado en la lista de Putin, se alegró mucho de su presencia: “Soy el único candidato que no presenta recetas populistas en economía y ahora aparece evidente la elección: o apoyar a uno de los candidatos no presentes en la lista y por lo tanto no molestos a Occidente, o también recurrir al sentido común y usar nuevas armas económicas autóctonas contra la guerra de las sanciones. Los fuertes son temidos, a los débiles les ponen la correo”, declaró Titov.

El influyente jefe del Comité por los derechos humanos, Mikhail Fedotov, declaró también él a Kommersant una declaración, según la cual “del ministerio americano de finanzas se esperaba más competencia, con la lista basada sobre materiales e informaciones secretas; en cambio han tomado el elenco telefónico, colocando el dedo al azar… Rusia y los EEUU son actores de primer plano de la política internacional, responsables de los destinos del mundo y deben tratar de resolver los problemas, no de banalizarlos”.

La guerra de las sanciones, en concreto, arriesga transformarse en una telenovela siempre más enfermizo, en espera de un verdadero rendimiento de cuentas, todavía al inicio de un verdadero diálogo entre oriente y occidente.