03/08/2024, 19.17
MUNDO RUSO
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La 'tri-unidad' del pueblo ruso

de Stefano Caprio

Las celebraciones por la fiesta del bautismo de la Rus' de Kiev en Sebastopol se convirtieron en la oportunidad para revestir con un aura trinitaria la unidad entre Bielorrusia, Ucrania y Rusia. A esas mismas horas el sonado intercambio de prisioneros políticos con Alemania y Estados Unidos permitió a Moscú deshacerse de los "agentes extranjeros" más notorios que "perturbaban la paz interna" incluso desde las celdas de los campos de concentración.

 

Con motivo de la celebración del 1036 aniversario del bautismo de la Rus' de Kiev se organizó en la ciudad de Sebastopol, capital de Crimea, un foro sobre el Russkij Mir, el "Mundo Ruso",  y se inauguró también el grandioso museo de la "Nueva Quersoneso", patrocinado por el metropolitano ortodoxo Tikhon (Ševkunov), el “padre espiritual” de Putin, que fue enviado a Crimea como castigo por su enemigo histórico, el patriarca de Moscú Kirill (Gundyaev). El principal asistente eclesiástico de Putin, en cambio, aprovechó la oportunidad para relanzar su imagen de "ortodoxia imperial", comenzando precisamente por la tierra sagrada de la península en el Mar Negro. En el museo se recuerdan las "tres épocas" del cristianismo: la apostólica, la bizantina y la rusa, resumidas precisamente en la Crimea del martirio del papa Clemente, la Táuride griega y el Bautismo de la Rus'.

El príncipe Vladimir de Kiev, en efecto, había ocupado la ciudad de Quersoneso para amenazar al Imperio bizantino, obteniendo como esposa a la hija del emperador de Constantinopla y aceptando para ello el cristianismo de rito oriental, tras algunas fluctuaciones entre católicos latinos, judíos y musulmanes. Vladimir fue bautizado en la tierra de Crimea a fines del primer milenio, en el año 988, y después sumergió a todo el pueblo en las aguas del Dniéper, en Kiev, y estas celebraciones históricas son un motivo más de separación entre los ucranianos - que las conmemoran a mediados de julio subrayando que “en aquellos días, donde ahora está Moscú, vagaban bestias feroces” – y los rusos, que las celebran a fin de mes como “origen de la tri-unidad del pueblo ruso”.

Los participantes en el foro de Sebastopol - comenzando por el organizador, el oligarca ortodoxo Konstantin Malofeev - en efecto, pidieron que se incluyera en la legislación rusa el concepto de trihedinstvo, la "tri-unidad" de los bielorrusos, los malorossy ("pequeños rusos", es decir, los ucranianos) y los velikorossy, los "grandes rusos" de Moscú, aplicando multas y castigos a quienes cuestionen este dogma eslavófilo fundamental. El triedinstvo, además, recuerda directamente la Troitsa, la Trinidad, el principal dogma de la fe cristiana y tema del ícono ruso más famoso, la Trinidad de Andrej Rublev, que el patriarca Kirill arrancó del museo de la Galería Tretyakov (el apellido del príncipe fundador también es simbólico, Tretyakov significa “Terciario”) para exponerla a la devoción patriótica en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú y en la Lavra de San Sergio de Radonezh, el padre espiritual de la Rusia de Moscú, victoriosa contra los tártaros y todos los enemigos de Oriente y Occidente a finales del siglo XIV.

En las tres personas de la Santísima Trinidad se encarnan, de hecho, las tres variantes de la Santa Rusia, que une a las tierras y los pueblos en la sobornost universal. La propuesta del Foro de Sebastopol contempla el delito de "deshonrar" la tri-unidad del Mundo Ruso, usando la formulación según la cual "la Federación Rusa reconoce la tri-unidad históricamente constituida por la narodnost ["popularidad", un término que se remonta al zarismo del siglo XIX] del fundador de la antigua Rus', quien con su iniciativa dio origen al desarrollo histórico de una civilización, de un Estado, de una cultura tri-unitaria, la del pueblo ruso, que une en sí mismo a los rusos grandes, pequeños y blancos, que son indivisibles en sus partes". La unidad trinitaria de los rusos es la base que "durante siglos ha formado la historia de la patria, protegida por leyes que expresan los valores tradicionales espirituales y morales, culturales e históricos de Rusia".

La "deshonra" contempla castigos para aquellos que propongan interpretar la tri-unidad en "formas erróneas o negándola públicamente", delito por el cual se debería pagar por lo menos una multa de 1,5 millones de rublos (15.000 euros) o trabajos forzados y de utilidad pública, hasta la reclusión en un campo de concentración durante 5 años. Si tal negación o falsa interpretación está agravada por circunstancias tales como el abuso de cargos públicos, difusión en los medios de comunicación o por razones políticas, ideológicas y raciales, hasta el odio nacional y la hostilidad contra el Estado, la ley propone elevar la multa de 3 a 5 millones de rublos y hasta una pena de 10 a 15 años en un lager. En el foro también se constituyó una comisión de "cultura y valores morales y espirituales tradicionales" para respaldar la ley que se propone con las motivaciones correctas, encabezada por el gobernador de Sebastopol, Mikhail Razvozhaev, que coordinará las futuras sesiones de juristas y expertos para redactar todos los textos necesarios para la nueva “constitución del mundo ruso”, consultando con los diputados y senadores del Parlamento de Moscú.

El patriarca Kirill apoyó la iniciativa desde Moscú, dejando el escenario a su adversario Tikhon, y recomendó que se encontrara el remedio para "curar las heridas de la división entre Rusia y Malorossija" causadas por "fuerzas externas hostiles a nosotros". En su mensaje para la fiesta del Bautismo de Vladimir y de la Rus', afirma que "el principal objetivo de aquellos que nos quieren dividir, sembrando incesantemente discordias y luchas intestinas, es sumirnos en las tinieblas de un nuevo paganismo, destruyendo nuestros fundamentos espirituales y morales". Coincidiendo oportunamente con la celebración, se llevó a cabo el sonado intercambio de prisioneros políticos entre Rusia, Alemania y Estados Unidos, que liberó a Rusia de los más conocidos "agentes extranjeros" que perturbaban la paz interna incluso desde las celdas de los campos de concentración, y le permitió recuperar algunos "héroes" de la resistencia a las fuerzas hostiles, asesinos y espías devotos de la gran Patria.

La máxima autoridad de los ortodoxos rusos invita a orar para que "se renueve nuestra sincera conversión y el arrepentimiento delante de Dios, a fin de no renunciar a la gran vocación cristiana de nuestro pueblo y preservar el legado del gran príncipe Vladimir, igual a los apóstoles, y reunificar Rusia y Malorossiya". Como recuerda el patriarca, "de la fuente bautismal del Dniéper surgió un pueblo renovado y transfigurado, dotado de una enorme fuerza moral y de la luz perenne del Evangelio de la verdad, que se ha extendido a toda la cultura rusa, que nace precisamente de esa fuente". Como concluye Kirill, "si perdemos nuestra identidad cristiana, perderemos también a Rusia, convirtiéndonos en presa fácil de las fuerzas oscuras y las amenazadoras influencias de las culturas extranjeras".

La misión de Rusia, según el patriarca Kirill, es "reunificar a los pueblos de la Santa Rus'", Rusia, Ucrania, Bielorrusia y "todos los otros Estados y pueblos que hacen referencia a la antigua Rus'". El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, ha dado el ejemplo al unir las celebraciones históricas con el 30 aniversario de su presidencia, constituyéndose en el "gran padre" de la tri-unidad, o por lo menos de la bi-unidad de Moscú y Minsk. Como recordó uno de los principales predicadores bielorrusos, el protoierej Fiódor Povnyj, Lukashenko “con el primer exarca de nuestro país, el metropolitano Filaret [Vakhromeev, en el cargo desde 1978 hasta 2013 y fallecido en 2021] ha creado una nueva concepción de la nación bielorrusa" , que condujo al “Estado unitario” con Rusia.

El "presidente eterno" de Bielorrusia, que en los años '90 se definía a sí mismo "ateo ortodoxo", como el ruso Boris Yeltsin, según Povnyj "ha sabido poner como fundamento del Estado las relaciones de colaboración con la Iglesia, con una política interna basada en el diálogo y en la paz". La Iglesia ortodoxa en Bielorrusia es un exarcado (estructura autónoma y dependiente al mismo tiempo) del Patriarcado de Moscú, como inicialmente también se había decidido para Ucrania, pero desde 1992 ésta busca la plena independencia, hasta llegar a la ambigüedad actual de una Iglesia formalmente autónoma pero que en la práctica todavía está en parte vinculada a Rusia. El sucesor del exarca Filaret, el actual metropolitano de Minsk, Venjamin (Tupeko), declaró a su vez que "el cisma de la ortodoxia en Ucrania", con el cambio de la fecha de Navidad al 25 de diciembre según el calendario occidental, "tiene como objetivo desarraigar a los fieles de sus fundamentos espirituales, para poder dirigirlos con más facilidad hacia nuevas orientaciones extrañas”.

De hecho, Lukashenko se anticipó a Putin en muchos aspectos de su gestión dictatorial, cuestionada y reafirmada con violencia en 2020, pero en realidad en plena continuidad con el pasado soviético, habiendo asumido el poder en 1994. Bielorrusia ha conservado incluso el nombre de “KGB” para la principal estructura de poder del pasado y del presente, que hoy en Rusia se llama “FSB”, el servicio de seguridad que dirigió Putin antes de tomar el poder del gobierno y la presidencia tras la caída de la URSS. Las dos únicas estructuras que sobrevivieron al fin del imperio comunista, en efecto, son la KGB-FSB y el patriarcado de Moscú, las "dos naturalezas" del dogma ideológico que se entrelaza con la "tri-unidad" de los pueblos rápidamente rebautizados después de un siglo de ateísmo, que tal vez ahora resulta incluso más respetuoso de los derechos humanos y los valores espirituales que la actual Ortodoxia veliko-malo-bielorrusa.

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