06/06/2023, 12.25
PUERTA DE ORIENTE
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La 'guerra ferroviaria' entre Washington, Delhi y Beijing por las rutas de Oriente Medio

de Dario Salvi

Irak ha elaborado un plan denominado "Camino del Desarrollo" que se propone conectar el sur con la frontera turca en el norte. Un proyecto de casi 17.000 millones de euros en el que están involucrados varios socios, desde Irán hasta Qatar. En respuesta a la "Ruta de la Seda", Estados Unidos -junto con Arabia Saudita, Emiratos e India- estudian una red capilar desde Asia hasta Europa.

 

Milán (AsiaNews)- Para reforzar el sistema de transporte y las conexiones entre los países con alianzas estratégicas desde el punto de vista económico, industrial y comercial, varios países de Oriente Medio están centrando la atención en el transporte ferroviario para desarrollar nuevas rutas o potenciar las (pocas) existentes. El último y ambicioso proyecto se presentó a fines de mayo de la mano del gobierno iraquí, para conectar Asia y Europa con una obra que ronda los 17.000 millones de euros y un recorrido de más de 1200 kilómetros. El objetivo declarado de Bagdad es, al menos en los papeles, convertir a Irak en un hub de tránsito regional gracias a un plan que combina ferrocarril y carreteras, potenciando las rutas de larga distancia. Sin embargo, el iraquí no es el único proyecto en desarrollo: recientemente han surgido otros, comenzando por la ruta que se propone unir Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita para luego llegar a la India mediante conexiones marítimas.

Las ambiciones de Bagdad

Una ruta que atraviese todo el país de este a oeste, con más de mil kilómetros de longitud, y que ha sido rebautizada como "Ruta del desarrollo", para dejar en claro ya desde el nombre la finalidad y los objetivos. El plan fue presentado hace pocos días por el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani y su primer objetivo es conectar el puerto de Grand Faw en el sur, una zona rica en petróleo, con la frontera turca en el extremo norte, en el Kurdistán iraquí. Los expertos y los autores del plan consideran que éste debería rivalizar incluso con el Canal de Suez egipcio como hub regional, y desde que fue presentado ha captado el interés de muchos países de la región. Escucharon al primer ministro irakí funcionarios del Ministerio de Transporte de Irán, Jordania, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita, Siria y los Emiratos Árabes Unidos. “Consideramos que este proyecto -subrayó al-Sudani- será el pilar de una economía sostenible que no depende única y exclusivamente del petróleo; esta conexión también estará al servicio de los vecinos de Irak en la región y será una contribución a los esfuerzos a favor de la integración económica".

El proyecto incluye trenes de alta velocidad tanto de carga como de pasajeros, con máximas de hasta 300 km por hora, pero no excluye las carreteras, con un plan para modernizar la red vial del país, obsoleta en algunos puntos. La red ferroviaria actual ofrece un transporte lento de mercaderías y petróleo, así como un tren nocturno de pasajeros de Bagdad a Basora que demora 12 horas para recorrer los 500 km. La nueva línea está compuesta por unas 15 estaciones que incluye las ciudades de Basora, Bagdad y Mosul, y debería -por lo menos según los promotores- estar terminada "en un plazo de tres a cinco años como máximo". Las obras ya han comenzado en el puerto comercial de Gran Faw, en el extremo norte del Golfo.

Para Irak, el proyecto es una forma de mirar al futuro, dejando atrás los 20 años de guerras, violencia sectaria y fanatismo yihadista que se desencadenó en 2003 con la invasión estadounidense y la caída del entonces raìs Saddam Hussein. Es verdad que en los últimos años parecen haber pasado las etapas más sangrientas y cruentas de la historia reciente del país, y han disminuido los enfrentamientos armados así como los atentados que se cobraron numerosas víctimas civiles. Sin embargo, el estancamiento político y los intereses sectarios y partidistas, combinados con la crisis económica, han frenado -al menos hasta ahora- el proceso de reconstrucción, que también debería abarcar la red de transporte y las infraestructuras.

Una red en clave anti-china

El iraquí no es el único proyecto ferroviario para los próximos años en Oriente Medio. Prueba de ello es la reciente reunión en Riad entre Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de EE.UU., el príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman, el asesor de seguridad nacional de Emiratos Árabes Unidos Tahnoon bin Zayed Al Nahyan y su homólogo indio Ajit Doval. El sitio web estadounidense Axios informa sobre un proyecto en estudio para construir una red ferroviaria regional patrocinada por Washington (y Nueva Delhi), con el propósito de contrarrestar proyectos similares que promueve Beijing en el continente asiático. El objetivo es conectar la región del Golfo y los países árabes por medio de una red capilar, en la que también participaría la India a través de rutas marítimas que parten de los puertos regionales. En lo que al gigante del subcontinente asiático se refiere, el tema del transporte por estos días es objeto de fuertes polémicas y acusaciones tras el dramático accidente de trenes de la semana pasada, en el que murieron cientos de personas. El desastre ha vuelto a poner en el centro de discusión el tema de la seguridad, también ferroviaria, en un país donde es práctica común ver que las personas viajan en vehículos abarrotados e incluso en los techos o sujetándose como pueden en el exterior de los mismos.

El proyecto es una de las iniciativas clave que la Casa Blanca quiere implementar en Medio Oriente para contrarrestar la creciente influencia de China a lo largo de la Nueva Ruta de la Seda (BRI). En particular, la región es parte fundamental del megaproyecto impulsado por Beijing que corre el riesgo de englobar, o canibalizar, las rutas comerciales y la economía de la región. Por eso se ha pensado en un plan análogo para oponer al chino, un plan que nació durante las conversaciones que se mantuvieron en los últimos 18 meses en un foro denominado I2U2 en el que participan Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos e India. Se trata de un grupo de trabajo lanzado a fines de 2021 precisamente para discutir proyectos de infraestructura estratégica en la región de Oriente Medio. Un funcionario estadounidense, bajo condición de anonimato, confirmó a Axios que el invitado de piedra del proyecto "desde el primer día" era China, aunque "nadie lo dijo en voz alta". La idea de la conexión ferroviaria se planteó a instancias de Israel, que sin embargo, por el momento, no está involucrado en el proyecto, pero podría convertirse en socio en un futuro próximo. También y sobre todo si continúan los planes de "normalización" de las relaciones con las realidades regionales, en especial Arabia Saudita, aunque en este momento se encuentran en una fase de estancamiento de las negociaciones. Volviendo al proyecto, Estados Unidos y la administración del presidente Joe Biden insistieron desde el principio en el ingreso de Riad, que supuestamente en los últimos tiempos habría establecido lazos demasiado estrechos con China, que a su vez ha sabido explotar la progresiva retirada estadounidense de la región.

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