Kuala Lumpur, los islamistas y la oposición juegan la carta racial contra el gobierno
Se confirma la gran manifestación de protesta por el tratado de la ONU contra la discriminación. Aunque el gobierno no lo ha ratificado, para muchos sigue en pie la amenaza sobre los derechos de los malasios y sobre la influencia del islam. Académico: “Raza y religión son temas sensibles, es una bomba que puede estallar en cualquier momento”.
Kuala Lumpur (AsiaNews/CNA) – Los islamistas y la oposición harán una demostración de fuerza en la gran manifestación política convocada para el próximo 8 de diciembre en el corazón de la ciudad de Kuala Lumpur, para protestar contra el tratado de las Naciones Unidas (ONU) sobre el racismo. Los analistas alertan sobre la situación que rige en el país: a sólo siete meses de haberse formado el nuevo Ejecutivo, la raza y los sentimientos religiosos acaparan la escena del debate político, alimentados por intereses que “podrían amenazar la unidad nacional”.
En Malasia, “raza” y “religión” son estatus administrativos oficiales que incluso son mencionados en el documento de identidad de todos los ciudadanos mayores de 12 años. Los conceptos de “supremacía malaya” y “supremacía musulmana” (“Ketuanan Melayu” y “Ketuanan Islam”) están estrechamente conectados ya que por ley, los malayos se ven obligados a ser musulmanes. Tras los sangrientos episodios de violencia sectaria estallados a fines de los años Sesenta, el gobierno adoptó una serie de políticas favorables a los ciudadanos de etnia malaya, que constituyen aproximadamente el 60% de la población, de 32 millones de habitantes. Los datos oficiales reportan que la población de etnia china representa el 23% y la de etnia india, el 7%.
Contrariamente a cuanto fue prometido por el premier Mahathir Mohamad en septiembre, el 23 de noviembre pasado, el gobierno anunció que no ratificaría la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD). Así todo, los sostenedores del Parti Islam Se-Malaysia (PAS) y de la Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO), dos partidos de la oposición, continúan viendo en dicho tratado un amenaza a los derechos del grupo étnico y a la influencia del islam en el país; aún a sabiendas de la marcha atrás del gobierno, han decidido confirmar la manifestación, para la cual “se aguardan miles de personas”. Para el evento, la policía y el consejo ciudadano de la capital han habilitado a los manifestantes la avenida Jalan Raja, frente a Merdeka Square (Plaza de la Independencia).
El Prof. Syed Farid Alatas, profesor de Sociología en la Universidad Nacional de Singapur (NUS), sostiene que “los grupos ultra-malayos están tratando de enarbolar cuestiones raciales para demostrar que el Pakatan Harapan [la coalición actualmente en el poder] no es capaz de manejar las tensiones”. El Prof. Mohd Azizuddin Mohd Sani, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Utara Malaysia (UUM), resalta la necesidad de una nueva ley contra la incitación al odio: “Sólo de esa manera, y con una mayor dedicación a programas que profundicen en la unidad y en el diálogo, será posible evitar desacuerdos de carácter sectario en una Malasia multicultural”.
Lo que preocupa a los observadores, sin embargo, es otro episodio que ha sacudido a la opinión pública en los últimos días: la violencia presenciada en el templo hindú de Seafield Sri Maha Mariamman, en Subang Jaya (Selangor). El 26 de noviembre pasado, el desalojo y traslado del lugar de culto desató una revuelta que se prolongó durante dos días, que culminó con numerosos daños y 68 arrestos. Antes de que se produjeran los desórdenes, 50 hombres malayos musulmanes, contratados por la sociedad propietaria del terreno, irrumpieron en el templo para tomar el control del lugar. Su presencia enfureció a los devotos hindúes, cuyas aguas quedaron divididas entre quienes se mostraron a favor o en contra del traslado.
17/12/2016 13:14