Japón: La diócesis de Nagoya comienza con guarderías para ayudar a las víctimas del terremoto
En Kanazawa se ha abierto un centro de apoyo donde converge la ayuda recogida por otras diócesis para las comunidades puestas de rodillas por el terremoto que el 1 de enero mató a 232 personas. En las localidades más afectadas, Wajima y Nanao, volver a poner en marcha los servicios para los más pequeños a pesar de las graves dificultades es una prioridad. Junto con el "refresco" que no sólo ofrece una comida caliente, sino que también reúne de nuevo a la gente.
Tokio (AsiaNews) - En la diócesis japonesa de Nagoya, la más afectada por el terremoto que devastó la península de Noto el 1 de enero, se inauguró ayer oficialmente, en la iglesia de Kanazawa, el Centro de apoyo promovido por la Iglesia católica local. La estructura pretende ofrecer ayuda a quienes aún tienen que hacer frente a los graves daños causados por el seísmo que ha dejado 232 muertos y tanta destrucción en un país como Japón, acostumbrado a lidiar con terremotos.
Kanazawa es la parroquia de la prefectura de Ishikawa de la que dependen las iglesias de Wajima y Nanao, las dos comunidades que sufrieron los daños más graves. Dado que ambas son comunidades católicas muy pequeñas, sin sacerdote residente, fue el párroco de Kanazawa, el P. Yoshihiro Kataoka, de 41 años, quien inmediatamente trató de llegar hasta ellas para verificar la situación. Wajima es la que se encuentra en estado más grave. Afortunadamente, no hubo víctimas entre los católicos locales, pero la iglesia sufrió daños tan graves que tendrá que ser reconstruida. También está inutilizada por el momento la cercana guardería Umi no Hoshi, promovida por la comunidad, con un servicio educativo en el que, como en muchas realidades japonesas, se implican personalmente las parroquias. Esta instalación -que acogía a 66 niños- carece aún de infraestructuras esenciales.
En los primeros días fue imposible para el propio P. Kataoka llegar a Wajima, tal era la devastación. La directora Tsuneko Maeda, que caminó más de 4 kilómetros para llegar a la guardería, fue quien le informó de la situación. Ahora se mantiene en contacto con las familias de los niños, con la esperanza de poder reabrir pronto este importante servicio. En Nanao, en cambio, la iglesia no sufrió daños graves, por lo que el obispo de Nagoya, monseñor Goro Matsuura, pudo ir allí a celebrar la Eucaristía junto con el pequeño grupo local de fieles ya el domingo siguiente al terremoto. "Jesús hoy -les dijo- está aquí mismo, en nuestra realidad. No nos da instrucciones y ánimos desde arriba, sino que está con nosotros y soporta nuestros sufrimientos".
En Nanao, también es la guardería St. Mary's el corazón de la ayuda ofrecida a todos por la comunidad católica: aquí se han restablecido las redes de electricidad y gas, pero la red de agua sigue interrumpida y se dice que tardará dos o tres meses en restablecerse por completo. A pesar de ello, la guardería ya ha reabierto y acoge durante el día a niños, sobre todo a los de familias cuyos padres están fuera por motivos de trabajo. Los profesores recogen agua de pozos cercanos y la utilizan con moderación para ir al baño, lavarse las manos y otras necesidades esenciales. Por este motivo, el Centro Abierto de Kanazawa -al que llegan todos los donativos recaudados en las diócesis japonesas para las víctimas del terremoto- se está movilizando para proporcionar grandes depósitos de agua para los aseos y el suministro de agua potable. Soluciones que permitirán volver a dar de comer a los niños y mantener la higiene con tranquilidad, además de reducir la fatiga del personal. De este modo, se espera que todos los niños puedan volver al jardín de infancia como antes.
Paralelamente, sin embargo, el centro está trabajando en la apertura en el estacionamiento del jardín de infantes del "restaurante Jinnobi", palabra que significa "relajarse" en dialecto nanao. La idea es ofrecer comidas calientes, pero no como un simple comedor de beneficencia. "Lo abriremos todos los fines de semana", escribió el P. Kataoka en una nota, "como lugar para fomentar la interacción. Esperamos que acudan a él no sólo las personas implicadas en el jardín de infancia, sino también todos aquellos de la comunidad local que hoy necesitan un momento de respiro donde reencontrarse".
Para apoyar estas iniciativas, la Iglesia católica de Japón ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos. "Ya hemos recibido donativos de muchas personas y organizaciones, y no podemos expresar suficientemente nuestra gratitud", comenta el obispo Matsuura, que publica actualizaciones sobre la situación en el sitio web de la Conferencia Episcopal Japonesa. Agradecemos sus oraciones y su apoyo".
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