Jallouf, nuevo vicario de Alepo: 'Reconstruir una comunidad ensangrentada por la guerra y el terremoto'
Fr. Jallouf, franciscano hasta ahora párroco de Knayeh en Idlib, fue nombrado el 1 de julio por el Papa Francisco. En 2014 vivió el drama del secuestro a manos de al-Nusra y más recientemente la devastación del terremoto. La zona sigue en fase de "emergencia", queda "mucho por hacer". En cuanto a las relaciones con las facciones, el prelado afirma que ahora "los rebeldes han cambiado de estrategia, parecen aceptar a los cristianos". La esperanza de que "la Iglesia sea una luz para toda Siria".
Alepo (AsiaNews) - Primero la devastación de la guerra, luego la tragedia del terremoto que "destruyó muchas casas" y causó "numerosos desplazados", tanto como para hacer de Alepo una "comunidad ensangrentada: la situación no es buena y hay mucho que hacer". Esto contó a AsiaNews el padre franciscano Hanna Jallouf, hasta ahora párroco de Knayeh, en la provincia siria de Idlib, que fue nombrado por el papa Francisco vicario apostólico de los latinos en Alepo. Antiguamente capital económica y comercial del país, y durante mucho tiempo epicentro del conflicto, hoy la ciudad también lleva las marcas del terremoto del 6 de febrero, además de las cuestiones críticas ligadas a las sanciones occidentales, que han doblegado a Siria. "Fue un nombramiento inesperado", subrayó el religioso, "que llegó mientras trabajaba en la mayoría de las parroquias afectadas por el terremoto. Y ahora la nueva misión, que vivo con tanta alegría como dedicación y espíritu de sacrificio".
El 1 de julio, el Papa Francisco nombró Vicario Apostólico de los Latinos de Alepo al franciscano fr. Hanna Jallouf, de la Custodia de Tierra Santa, en sustitución de mons. Georges Abou Khazen, que dimitió en los últimos meses por haber alcanzado el límite de edad. El vicariato extiende su jurisdicción a los fieles católicos de rito latino de toda Siria, para quienes es el punto de referencia en materia de pastoral y otras actividades, sobre todo en esta fase de lento renacimiento tras la devastación de la guerra y el terremoto. En diciembre, el clérigo fue recibido por el Papa Francisco (en la foto, de Vatican Media), quien le entregó el Premio Madre Teresa patrocinado por el Dicasterio vaticano para el Servicio de la Caridad, a 25 años de la muerte de su fundadora.
El nuevo Vicario Apostólico de los Latinos nació el 16 de julio de 1952 en Knayeh, en la localidad de Jisser El Chougur, en la provincia de Idlib, que -aún hoy- sigue siendo el último bastión en manos de los rebeldes anti-Assad y de las milicias yihadistas. El p. Hanna hizo sus primeros votos en la Orden en 1975, luego pronunció su promesa solemne en 1979 y fue ordenado sacerdote el 29 de julio del mismo año. Obtuvo la Licenciatura en Pastoral Juvenil y Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma, y desempeñó, entre sus numerosos cargos para la Custodia de Tierra Santa, los de: Vicerrector en Ammán hasta 1982, rector del seminario menor de Alepo de 1982 a 1987, vicario parroquial en Casalotti (Roma) de 1987 a 1990, superior y párroco en Ghassanieh y Jisser el Chougur (1990-1992), director del Terra Sancta College de Ammán (1992-2001), párroco en Knayeh (2001-2013); superior y párroco en Knayeh y encargado de Jisser El Chougur hasta la actualidad.
En cuanto a la emergencia del terremoto, el nuevo vicario destacó que "todavía estamos en una fase de evaluación de las necesidades y prioridades" en un clima que sigue siendo de "primera urgencia, no sólo en Alepo sino en toda Siria". Y en los pueblos de la provincia de Idlib es aún peor", ya que hay picos de destrucción de hasta el 80%. "Luego están los refugiados en Latakia. Hay tanto que hacer". El sacerdote ha vivido y trabajado durante los últimos años en la zona controlada por los rebeldes como párroco en Knayeh, en el valle del río Orontes, donde hay otros dos pueblos cristianos (Yacubieh y Jdayde) situados casi cerca de la frontera turca, más cerca de Antioquía que de Alepo. "Ahora mismo estoy en la zona de Idlib -explicó- y la situación es relativamente tranquila, ya no se oyen los ecos de la guerra. Los rebeldes han cambiado de estrategia, ahora parecen aceptar a los cristianos, considerándolos como flores en su jardín. Aún así, todavía queda mucho trabajo por hacer" en una perspectiva de verdadera convivencia.
Al fin y al cabo, el padre Hanna Jallouf conoce bien las dificultades y los peligros del fundamentalismo yihadista, ya que vivió el drama de ser secuestrado en octubre de 2014, después de que los milicianos del frente al-Nusra lo capturasen precisamente en el pueblo de Knayeh. Un secuestro que terminó rápida y positivamente, a diferencia de otros como en el caso del padre Paolo Dall'Oglio. "Necesitamos paz, necesitamos seguridad, sin la cual no se puede hacer nada. Esperamos que esta tierra ensangrentada pueda levantarse mediante la misericordia y el perdón entre las facciones enfrentadas", añadió. "Por otra parte, Estados Unidos y Occidente deben anular las sanciones, porque no afectan al gobierno, sino sólo a la pobre gente". Por último, el nuevo vicario de Alepo esbozó las prioridades para Alepo y toda Siria. "A nivel pastoral, es importante lograr coordinar y unificar los esfuerzos" entre los diferentes grupos "de religiosos" presentes y activos en el territorio, para que "la Iglesia sea una luz para toda Siria. Por último, queremos renovar no sólo el trabajo, sino también la guía espiritual entre nuestros colaboradores".
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