Islamistas elevan el caso Rohingyá contra el presidente Widodo y los budistas indonesios
Los budistas de etnia china acusados de ser conniventes con los correligionarios en Myanmar. Manifestaciones de protesta en todo el país. La administración Widodo acusada de violaciones de los derechos de los musulmanes Rohingyá. El presidente envía al ministro de Exteriores a Myanmar y a Bangladesh en misión humanitaria. El embajador indonesio en Myanmar: “No es un genocidio”.
Yakarta (AsiaNews)- Para la mayor parte de los musulmanes extremistas indonesios sin prospectivas y conocimientos de larga mirada, la cuestión de los Rohingyá en Myanmar se está convirtiendo en una cuestión “caliente”. Con la intención de crear “tensiones” entre diversas comunidades religiosas en Indonesia, sobre todo entre musulmanes radicales y budistas de etnia china, los extremistas aprovechan este tema “caliente” para fines políticos y la hacen una cuestión sectaria. Ellos afirman que los budistas están creando campos de ‘extermino’ contra la minoría Rohingyá.
A través de este “falso” conocimiento de lo que realmente sucedió en el Estado birmano de Rakhine, estos extremistas indonesios incitan al odio contra los budistas indonesios y al mismo tiempo organizan manifestaciones de masa en todo el país.
Un encuentro nacional de los grupos radicales está en fase de organización en Borobudur, en la regencia de Magelang (Java Central), en el templo budista más grande del mundo reconocido por la Unesco; otro en la embajada de Myanmar, en el centro de Yakarta.
El pasado 2 de setiembre, decenas de manifestantes fueron delante de la embajada de Myanmar en Yakarta para pedir el retiro del premio Nobel de la paz conferido a Aung San Suu Kye en 1991. Los manifestantes han acusado a la administración Widodo de estar involucrado en modo directo en las violaciones de los derechos humanos hacia los musulmanes Rohingyá. Las protestas continuaron también el día siguiente en el centro de Yakarta antes y luego junto a la sede diplomática, agravado con el lanzamiento de una bomba Molotov contra la fachada del edificio. El incidente no causó víctimas pero provocó la dura condena por parte de las autoridades.
Para responder a las crecientes tensiones en el país, ayer por la noche el presidente indonesio Joko “Jokowi” Widodo emitió algunas declaraciones oficiales sobre la rápida respuesta de la nación a la crisis en Myanmar (foto1).
Contando con la presencia de los ministros Wiranto y Pratkino, el presidente declaró: “Ante todo, lamentamos haber sido informados sobre las violencias en la provincia de Rakhine en Myanmar. Pero lo que necesitamos ahora no es encontrar al culpable, sino acciones reales para ayudar en poner fin a la crisis. El gobierno indonesio se compromete en reducir al mínimo la crisis humanitaria y a coordenarse con la sociedad civil indonesia y con la comunidad internacional para enfrentar este problema”.
“He enviado al ministro de Relaciones Exteriores, Retno Marsudi-prosiguió Widodo- en visita a Myanmar y a Bangladesh (foto 2), para que se encuentre con las personalidades de alto perfil, discutir la cuestión y encontrar las mejores soluciones. Yakarta también ha iniciado un intenso diálogo con el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres y con Kofi Annan, enviado especial de la Onu para Rakhine.
En los encuentros estratégicos con las autoridades de Myanmar, explicó el presidente, el ministro indonesio pedirá a Yangon un mayor acceso a las ayudas humanitarias para los Rohingyá evacuados. “Indonesia envió provisiones médicas y alimenticias a partir de enero de 2017”, declaró el presidente.
“Logramos también instituir en Rakhine una escuela pública y un hospital, que serán operativos desde el próximo octubre”, declaró Widodo, agregando que Yakarta prestó asistencia a los evacuados en especiales campos prófugos. El presidente al final declaró que esta crisis humanitaria debe ser detenida y resuelta en un modo rápido.
Algunos políticos indonesios han criticado duramente la organización de la protesta de masa en Borobudur, para demostrar la rabia contra el pueblo budista en Indonesia. Ellos dijeron que lo sucedido en Myanmar no es un problema religioso sino político. La policía indonesia no ha concedido ninguna autorización para esta manifestación.
Precedentemente, el embajador indonesio en Myanmar, el ex general de la policía Ito Sumardi, rechazó toda acusación de parte de la comunidad internacional y de los indonesios que en el Estado de Rakhine haya sido proyectado un “genocidio”. Sobre los que sucedió en Rakhine, hubo “una falsa información, difundida, difundida luego en el mundo por los medios.
“Sus informaciones de base no son verdaderas y no se basan en hechos reales en el territorio”, declaró el ex jefe de la policía, en respuesta a cuánto escrito por Rapublika, cotidiano islámico de Yakarta. “Esta falsa información se está convirtiendo en opinión pública que llevó a las personas a reaccionar a la cuestión en manera demasiado emotiva”.
El pueblo indonesio, sostiene Sumardi, debería reconocer la difícil posición en la cual se encuentra Myanmar, que se está convirtiendo en una nación moderna y democrática después de decenios de régimen autoritario.
Las violencias en Rakhine explotaron después que los extremistas locales lanzaron una serie de ataques a 30 posiciones de la policía y del ejército, que han causado la muerte de 12 personas. Sin embargo, ellos han atacado también a la gente común.
Las autoridades de Myanmar dispusieron el estado de policía y han encontrado la resistencia del Arakan Rohingya Salvation Army (Arsa), que han provocado un gran número de refugiados, ya sea entre los Rohingyá del norte de Rakhine que entre las comunidades locales.
17/12/2016 13:14
28/09/2017 14:24